Por: Ali Abutalebi. 23/06/2025
Biografía del autor: Este artículo ha sido elaborado por Globetrotter. Ali Abutalebi es director ejecutivo de Mazmoon Books desde 2005. Fundó la Campaña Iraní de Solidaridad con Cuba, ha trabajado como director de publicaciones en House of Latin America (HOLA) y es autor de varios artículos para la prensa iraní y sitios web políticos, centrados principalmente en los movimientos progresistas latinoamericanos. Ali ha publicado un libro sobre Cuba titulado Rest in Peace Ernesto.
Fuente: Globetrotter
El 19 de junio se cumplió el séptimo día de los ataques israelíes contra Irán, con una evolución que parece divergir de las expectativas de la Casa Blanca.
Tras los ataques selectivos contra altos mandos militares y científicos nucleares, así como contra instalaciones nucleares y militares, Irán ha recuperado el control operativo. El país ha puesto en marcha sin demora su operación “Promesa verdadera 3”.
Tras las perturbaciones iniciales en las primeras horas, Irán nombró nuevos comandantes y reforzó la eficacia de sus sistemas de defensa aérea. Las autoridades iraníes también aplicaron medidas de seguridad para identificar a los presuntos infiltrados que, al parecer, habían utilizado drones y otras aeronaves pequeñas para llevar a cabo operaciones encubiertas en el país.
Es probable que las autoridades estadounidenses e israelíes no previeran un colapso inmediato del Gobierno iraní solo con ataques aéreos. Aunque ambos Gobiernos han cometido errores estratégicos, sería sorprendente que creyeran realmente que se puede derrocar un Estado únicamente con bombardeos aéreos.
La estrategia aparente parecía basarse en provocar disturbios civiles entre los grupos de la oposición tras la desestabilización inicial del Gobierno. Esto habría creado potencialmente una oportunidad para que mercenarios entrenados iniciaran una segunda fase de operaciones. Sin embargo, este escenario no se materializó.
En cambio, la mayoría de los iraníes, especialmente tras conocerse las noticias sobre víctimas civiles en los ataques, respondieron con ira y solidaridad. Las pérdidas civiles parecen haber despertado un sentimiento de unidad nacional y patriotismo entre la población.
Las declaraciones contradictorias de Trump pueden entenderse en este contexto de error estratégico, junto con la presión de las autoridades sionistas, como se evidencia en las publicaciones en las redes sociales y en los comentarios públicos.
El mensaje de Trump ha sido inconsistente: un día afirma que no tiene planes de involucrar a los Estados Unidos en el conflicto y al día siguiente amenaza con declarar la guerra a Irán a menos que acepte la “rendición incondicional”.
Por otro lado, el mensaje televisado del líder supremo de Irán fue claro y definitivo: “No aceptamos una ‘paz’ impuesta, al igual que no aceptamos la guerra impuesta, como demostramos durante la invasión de Irán por el régimen baazista iraquí”.
Esta postura se refleja en la represalia de las fuerzas armadas iraníes y en las posiciones adoptadas por altos cargos políticos.
Quizás esto explique por qué el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, reconoció que “no hay pruebas de que Irán tenga un plan activo para fabricar armas nucleares”.
Cabe destacar que Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional, había hecho anteriormente declaraciones similares, aunque Trump indicó recientemente que las desestimaba, diciendo que no le importaba “lo que ella dijera”. Esto se hace eco del pretexto utilizado para invadir Irak: las afirmaciones sobre “armas de destrucción masiva” que resultaron infundadas, similares al desacreditado testimonio de Nayirah que se convirtió en un escándalo para la administración de George W. Bush.
Podríamos debatir durante horas sobre las razones que explican la situación actual y el momento elegido para lanzar ataques directos contra Irán: factores externos, catalizadores internos, dinámicas internacionales y mucho más.
Sin embargo, hay tres puntos que están claros:
En primer lugar, Israel no está actuando de forma independiente. El Estado israelí funciona como una entidad colonial que representa los intereses imperiales occidentales en Asia Occidental.
En segundo lugar, los Estados Unidos hace caso omiso del derecho internacional, las pruebas y la opinión pública cuando calcula que los beneficios de la acción militar superan los costes.
En tercer lugar, y lo que es más importante en mi opinión, no se trata de un conflicto religioso o regional entre dos potencias rivales. Esto representa una nueva fase del plan “Nuevo Medio Oriente”, tal y como se refleja en la portada de un número reciente de la revista Time. Y la fragmentación de Irán es una parte fundamental de este plan. Se basa en marcos estratégicos anteriores, como el Plan Yinon (década de 1980) y “A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm” (década de 1990), con el respaldo del bloque occidental.
Desde esta perspectiva, se trata de una confrontación a gran escala entre el Norte Global y el Sur Global, con Irán en primera línea de la agresión imperialista occidental contra los movimientos de liberación nacional en todo el Sur Global.
Basándonos en este análisis, todas las fuerzas revolucionarias deben unirse bajo el lema: “¡Manos fuera de Irán!”.
Y un mensaje a nuestros amigos de todo el mundo: Irán resistirá hasta el último hombre, la última bala, el último aliento.
Fotografía: Globetrotter