Por: Observatorio de la crisis. 09/07/2020
En los últimos años, la preocupación global por el Oriente Medio se centró en la lucha contra grupos yihadistas en Irak y Siria, incluido el ISIS. Sin embargo la reciente pretensión por parte del régimen israelí de poner en marcha un plan que contempla la anexión de parte de los territorios cisjordanos ha vuelto a girar la atención de la comunidad internacional sobre el tema palestino.
El plan del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, pretende poner en marcha un plan para la anexión del 66 % del territorio palestino en Cisjordania ( el 30 % del Área C ). La fecha de inicio de esta acción militar era el pasado 1 de julio recién pasado.
En Cisjordania viven cerca de 3 millones de palestinos. Después de la Guerra de los Seis Días de 1967, la Organización de las Naciones Unidas reafirmaron que extensa región era parte del territorio de un Estado palestino independiente (con la Franja de Gaza incluida).
De hecho, el 22 de noviembre de 1967, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la Resolución N° 242 exigiendo a Israel “la retirada de los territorios ocupados y el fin de todas las situaciones de beligerancia. La ONU pidió además: “el respeto y el reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona y de su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas”.
En otras palabras, la ONU requirió al régimen de Tel Aviv salir de Cisjordania, salir de la Franja de Gaza, salir de Jerusalén, de los altos del Golán Sirio y de la península egipcia del Sinaí. En definitiva salir de todas áreas ocupadas desde el 5 de junio de 1967, con el inicio de la Guerra de los Seis Días.
La Guerra de los Seis Días, que nunca terminó
Pero Israel no cumplió con la resolución de las Naciones Unidas, no cumplió con la misma organización internacional que años antes había reconocido a Israel como nación independiente. En la actualidad Cisjordania alberga a 430 000 colonos israelíes, que conforman 132 asentamientos ilegales construidos por el régimen de Tel Aviv.
El asentamiento de estos colonos se inició después de la guerra de 1967 contra la opinión de las Naciones Unidas y de la absoluta mayoría de los países occidentales que consideran esta práctica como un acto ilegal y violatorio del derecho internacional.
Incluso, antes que Donald Trump, asumiera su cargo y, propusiera el llamado “acuerdo del siglo” la clase política de Washington consideraba a Cisjordania como un territorio Palestino ocupado – pese a que tanto demócratas como republicanos han apoyado sin condiciones las posturas sionistas.
Un apartheid del siglos XXI
La posición estadounidense ha cambiado con la administración Trump .El plan Netanyahu-Trump se propone aplicar al pueblo palestino un suerte de apartheid del siglo XXI. El proyecto es crear algo parecido a los “batustanes” existentes en la Sudáfrica racista – con islas de tierra rodeadas por Israel y sin conexión territorial con el mundo exterior.
El primer paso de Netanyahu, con el apoyo de Trump, fue nombrar a Jerusalén como la capital. Ahora el propósito es otorgar a Israel el estratégico valle del Jordán, usurpar el 30 % del territorio palestino y relegar al olvido a millones de refugiados palestinos deseosos de retornar a su patria.
A esta flagrante violación del derecho internacional se oponen las Naciones Unidas, muchos Estados europeos y la gran mayoría de los países del mundo, incluidas naciones árabes, como Jordania.
Ahora el semáforo estadounidense se encuentra en color naranja
Esta semana Donald Trump – tras haber transcurrido varios días desde el “ supuesto” inicio del proceso de anexión – no se ha decidido a apoyar públicamente la anexión de parte de Cisjordania por Israel.
Es probable que la indecisión de Washington resida en las discrepancias internas que existen entre los socios de gabinete de coalición de Tel Aviv – conformado por partido Likud, del primer Benjamín Netanyahu y el Partido Azul y Blanco de Benny Gantz.
También, es posible que Trump haya preferido mantener un perfil bajo porque la anexión le podría costar muy caro a sus intereses electorales.
Así que por ahora – en comparación con hace unos meses- Trump ya no es “el gran defensor” de la anexión la Cisjordania. El semáforo de Washington se encuentra en fase intermitente de color naranja. Esto significa que sus socios israelíes se deben mover con mucha cautela sobre este espinoso asunto.
El respaldo de Washington a Tel Aviv se encuentra en una estado de hibernación y la mayoría de los países europeos se oponen abiertamente a la anexión. Incluso, en los últimos días algunas naciones del viejo continente han amenazado con aplicar sanciones al régimen israelí si insiste en hacer realidad su intento anexionista.
Aunque a la hora de condenar el plan de anexión Arabia Saudí y Bahréin han sido muy tibios la mayoría de las naciones del mundo árabe se han opuesto firmemente el proyecto Trump-Netanyahu.
En esta situación, un plan que violaría todos los principios del derecho internacional provocará, sin lugar a dudas, una reacción negativa global . Sería una nueva violenta agresión contra el pueblo palestino.
¿Nuevas elecciones en menos de dos años?
Mientras, los partidos de izquierda y los sindicatos de la Palestina Ocupada se han manifestado en las calles contra de la anexión de Cisjordania en la coalición sionista gobernante en Israel se han abierto una importante cantidad de discrepancias .
Los políticos de derecha conservadora no están de acuerdo sobre cómo implementar sus planes. Las divergencias entre Netanyahu y Gantz, se han intensificado hasta el punto que el líder del partido Likud a amenazado con disolver el parlamento si la oposición continúa exigiendo una anexión gradual de Cisjordania.
Sin embargo, para llevar a cabo el plan se requiere la aprobación del parlamento presidido por Benny Gantz. Por tanto, el desacuerdo entre las dos fracciones sionistas ha originado un gran obstáculo para formalizar la ocupación de Cisjordania.
El líder del legislativo israelí, Benny Gantz sigue discrepando explícitamente con el primer Ministro Netanyahu. Si este desacuerdo continúa, es probable que se disuelva el parlamento y se convoque a una cuarta elección general en menos de dos años.
Partiendo de la experiencia registrada durante el año pasado, puede que la elite política israelita se vea nuevamente inmersa en ese círculo vicioso de elecciones infructuosas.
En tal caso, en vista del estrecho margen electoral entre Netanyahu y Gantz (ninguno de los dos han logrado obtener mayoría en las tres elecciones anteriores) sería difícil para el sionismo retomar sus planes de anexión de los territorios Palestinos… al menos a corto plazo.
Al parecer los vientos corren hacia otro lado. Considerando la falta de consenso internacional, el relativo letargo de Washington, la actitud de Europa y las divergencias internas entre los partidos y fracciones políticas sionistas, por el momento no se observa cómo se vaya a materializar el plan de anexión de la Cisjordania Palestina .
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Fotografía: teleSUR.