Por: Cristóbal Fuentes. 17/04/2023
El exvicepresidente boliviano, cercano a Gabriel Boric, explicó en un encuentro organizado por Rumbo Colectivo, que Chile atraviesa una segunda ola de progresismo, de la mano de gobiernos como el actual. Para él, esta nueva oleada debe lidiar con una extrema derecha más organizada, ante la que -según dice- no se puede ceder ni moderar. “La moderación fortalece a las fuerzas conservadoras y reaccionarias (…), la moderación no logra resolver las angustias económicas de las clases populares”, señaló.
“Buenas noches a todas las personas que nos acompañan en este hermoso lugar, en el cerro Huelén. Es para mí un privilegio compartir este encuentro y las ideas con este conjunto de jóvenes líderes del continente. Me siento un poco nostálgico que me hayan invitado, porque yo no soy ya joven obviamente”.
De esa forma, el exvicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera (60), comenzó su exposición la tarde del 8 de abril en el cerro Santa Lucía, en el centro de Santiago. Su charla fue uno de los momentos más esperados por los asistentes del encuentro Construir Futuro, organizado porRumbo Colectivo, el centro de estudios de Revolución Democrática (RD).
A modo de introducción, García Linera precisó que él separa dos “olas del progresismo” en América Latina. Una de ellas, según explicó, terminó en 2015. La otra, está en sus inicios actualmente.
“La primera comenzó entre el año 2000 y llegó hasta el año 2015. Cambios políticos en Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Nicaragua, Paraguay, El Salvador. Gran parte de este primer ciclo progresista fue fruto de grandes movilizaciones sociales, urbanas y rurales que cimbraron la estabilidad neoliberal (…), e impulsaron un conjunto de reformas posneoliberales (…)”, detalló, en referencia a lo que llama la primera ola del progresismo.
Para el exvicepresidente boliviano durante el gobierno de Evo Morales, dicha oleada tuvo como limitante que, si bien se distribuyó la riqueza, “no se modificó sustancialmente el propio sistema productivo y tributario”. Según él, durante ese período “se continuó, en parte (…), en producir como antes y en distribuir la riqueza (…) en la sociedad, pero no se modificó el sistema productivo sustancialmente”.
De acuerdo a su exposición, limitaciones de este tipo ante la primera ola provocaron un “regreso temporal de fuerzas conservadoras en buena parte de los países”. Sin embargo, García Linera distingue que, a partir de 2018 se ha dado una nueva oleada del progresismo latinoamericano. “Yo considero que es una oleada, no una simple coincidencia de gobiernos (…): México -con el Presidente Andrés Manuel López Obrador-, Argentina -con Alberto Fernández-, Bolivia -con Luis Arce-, Perú -con Pedro Castillo-, Chile -con Gabriel Boric– (…). Ya no son una coincidencia, están expresando algo de fondo”, justificó.
No obstante, dijo, la segundo oleada que emerge tiene características distintas a la primera. “Con excepción de Chile y Colombia, no son fruto electoral de grandes movilizaciones o protestas sociales. En el caso de Chile y Colombia, lo son, pero ya en el momento del declive temporal de la acción colectiva, no en el momento de ascenso (…)”, explicó.
Para él, este último punto “va a ser decisivo al momento de ejecutar una agenda de transformaciones sociales más radical, con más legitimidad social y respaldo parlamentario. El repliegue social marca gobiernos sin mayorías parlamentarias, propensos a alianzas con sectores centristas”.
Otra característica diferente de esta segunda oleada, según detalló en su exposición, es que tienen que lidiar con “viejas y nuevas derechas radicalizadas y mucho mejor organizadas que en la primera oleada. Las derechas se han escorado a la extrema derecha, son la reacción de las elites privilegiadas y de clases medias y, en algunos casos, de sectores populares tradicionales hacia las políticas de igualdad impulsadas en la primera oleada”.
Además, diagnosticó que en aquellos países “donde no hubo primera oleada” estos grupos derechistas “son la reacción preventiva contra políticas de igualdad que debilitarían sus privilegios (…). A diferencia de la primera oleada, ocupan las calles, se movilizan, han conquistado supremacía en las redes sociales (…)”.
En consideración de estos antecedentes, García Linera comentó que el reto de la segunda oleada es precisamente contener la expansión de las extremas derechas. “Eso no se logra cediendo ante ella, contemporizando ni moderándose. Al contrario, este es un tiempo en que la moderación fortalece a las fuerzas conservadoras y reaccionarias. Es así, porque la moderación no logra resolver las angustias económicas de las clases populares”.
“La búsqueda de una solución rápida, efectiva a esas necesidades angustiantes, ha de desplazar la adhesión de segmentos populares del progresismo hacia propuestas ultraderechistas que ofrezcan resolver hoy esas demandas, de la manera que sea (…)”, agregó el exvicepresidente boliviano.
Eso sí, García Linera acotó que “el progresismo moderado tampoco logra o va a lograr consolidar una hegemonía duradera, con lo que habrá de dar lugar a un período de victorias cortas y derrotas cortas, es decir, de hegemonías fragmentadas”.
En este sentido, para él, la segunda oleada progresista se halla en medio de una paradoja. Según explicó, “por ahora, es un progresismo moderado en medio de una multicrisis mundial extrema (…). Quizás el progresismo moderado hubiese sido eficiente en momentos de estabilización o de crisis moderadas (…), pero cuando la crisis es extrema, la actitud moderada es un contrasentido, es una paradoja, que conduce (…) a hegemonías de patas cortas”.
Lo complicado, según reconoció García Linera, es que “cuanto más se paralice el progresismo o retrocede ante la complejidad de la crisis, más se crean condiciones de apoyo social a salidas autoritarias ultraderechistas que reivindican que ellos sí pueden resolver la incertidumbre (…) que pesa sobre la población”.
La cercanía de García Linera y Boric
García Linera es una de las figuras políticas latinoamericanas más importantes para el Presidente Gabriel Boric. El Mandatario así lo explicitó en una entrevista que dio en enero de 2022 en la BBC, cuando aún era Presidente electo.
“Tengo una cercanía ideológica con García Linera, independiente de la edad que tenga -hoy tiene 60 años-, o una complicidad clara con Podemos en España, que no tiene que ver con un tema de edad, tiene que ver con las convicciones que tenemos”, dijo el Mandatario en esa oportunidad.
Una vez que Boric asumió la presidencia, el exvicepresidente boliviano sostuvo en entrevista con La Tercera que el gran desafío del gobierno chileno sería “no defraudar la expectativa de cambio social, político y económico que la sociedad mayoritariamente ha expresado a través del voto (…). Satisfacer esas expectativas que demandan un gran cambio en la sociedad chilena”.
Cabe destacar que, pese a que gobernaron juntos por más de 13 años, hoy García Linera y Evo Morales no son cercanos.
Esto, debido a que el exvicepresidente hizo un llamado a “dejar gobernar en paz” al presidente Luis Arce, actual adversario de Morales. Ante esto, consultado por la radio Kawsachun Coca, Morales dijo que “yo diría, en resumen, tengo un enemigo más. Catorce años (fue) mi vicepresidente, duele mucho”.
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Fotografía: La tercera