Por: José Yorg. 05/03/2025
“Conducir no es como muchos creen mandar, conducir es distinto a mandar, mandar es obligar, conducir es persuadir, y al hombre siempre es mejor persuadirle que obligarle.” J.D. Perón
“La escuela que queremos tiene que ver con el mundo justo y equitativo que queremos, tiene que ver con el país que queremos: en desarrollo y con justicia social”. J. Yorg.
“Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”. Paulo Freire.
En estos años he intensificado mi batalla educativa, entendiendo como un esfuerzo por recuperar la importancia vital de la educación para los pueblos como formación cultural, de ascenso social y mejoría humana que se une a otras batallas por construir un mundo mejor.
Hoy, la burocracia ha atrapado de lleno al sistema educativo que recibe indicaciones de organismos internacionales vinculados a las finanzas, ello implica que los papeleos agotan las energías de los docentes, sumado a los diversos problemas de pobreza y marginación, como también la malacrianza de los niños por sus padres que se convirtieron en un fenómeno social denominado “padres y madres tóxicas”. Es el resultado de las ideas neoliberales impuesta ante una sociedad que parece agotada de hacer respetar los derechos.
Sin embargo, surgen nichos de batallas que se abren y dan oportunidades de gritar verdades olvidadas. Ello tiene que ver con presentar férrea a oposición a la burocracia, al maltrato y al autoritarismo que dispensan los directivos a los docentes bajo su conducción institucional. Y esa batalla noble en la escuela por recuperar los valores y principios más hermosos de la pedagogía es parte de la batalla cultural global.
Entonces, hago mía la frase del maestro Paulo Freire cuando dijo: “Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”. ¡He aquí la consigna de mi batalla educativa, carajo!
Gestión educativa: ¿Mandar o persuadir?
Abordar el tema de la conducción institucional de las escuelas es un tema-según mi modesto entender-un asunto delicado pero sustancial en la búsqueda de la buena convivencia escolar.
Con estas primeras expresiones como marco conceptual de mis reflexiones sobre la conducción institucional de las escuelas, señalo que mi objetivo es aportar a la conquista del mejor modelo de conducción y que éste actúe como motivador de un excelente clima del proceso enseñanza-aprendizaje.
Con mucho respeto a quienes no comulgan con las ideas del peronismo, expreso que Perón nos enseñó que “Conducir no es mandar, conducir es persuadir”.
Si analizamos en profundidad esta definición encontraremos que es una guía formidable para el desenvolvimiento institucional con respeto, amabilidad, tacto y cariño. La relación entre las personas debe estar sembradas de buena voluntad, por eso entre peronistas, sea el cargo o función gubernamental o profesional nos decimos “compañeros”.
La presentación ante la comunidad docente en reuniones o en jornadas institucionales las disposiciones y orientaciones políticas del gobierno debería ser en tono amigable y de la más profunda convicción de su importancia y no en un tono autoritario y menos amenazante.
La vital diferencia entre ambos tonos está en el resultado que se constata en cada docente, el primero persuade y seduce; en cambio el segundo, irrita y desconcierta.
A mi modesto entender, si se usa un lenguaje amigable, cariñoso, persuasivo y fraternal; cada docente tomará para sí esa expresión político-educativa y será el mejor y mayor difusor donde quiera que se exprese.
“La escuela que queremos”
La temática propuesta en esta 1° Jornada institucional denominada “La escuela que queremos me resultó muy oportuno y entusiasta, porque despertó los mejores impulsos y anhelos que cada quien lleva en sí construir cooperativamente esa escuela que nos contenga.
La escuela que queremos tiene que ver con el mundo justo y equitativo que queremos, tiene que ver con el país que queremos: en desarrollo y con justicia social.
Una escuela basada en una democracia participativa, que promueva el compromiso y el desarrollo de una escuela con identidad que cohesione en sus diversos proyectos áulicos e institucionales, ello se conquistará por medio del diálogo e intercambio de buenas intenciones.
Cada escuela tiene su historia, la escuela a la que concurro como maestro tiene un magnifica historia de esfuerzos y sueños compartidos de los vecinos organizados que aquella esperanza se concretó. Hoy aún estamos construyendo la genuina identidad y cultura escolar en bien de nuestros educandos y de toda la comunidad.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!