Por: Victor Ortega. 23/02/2025.
En México iniciaban los ciclos de crítica al interior de la matriz formal del comunismo en agosto-septiembre de 1957 que durarían hasta septiembre de 1962. En Europa, un poco antes, en julio de ese mismo año aparecía, en Cosio d’Arroscia, Italia, el Informe sobre la construcción de situaciones y sobre las condiciones de la organización y la acción de la tendencia situacionista internacional, escrita por Guy E. Debord para las vanguardias estéticas que fundarían la Internationale Situationniste (I. S., 1957-1972).
La I. S. llegó al punto más extremo de las relaciones entre arte y revolución. A partir de su obra, su práctica y su historia, se pueden valorar con rigor las obras, las prácticas y las historias de los revolucionarios que hicieron arte o de artistas que hicieron revolución antes de 1968.
La fórmula de la I. S. es la siguiente: la superación histórica del arte estaba determinada por la modificación consciente del comportamiento y el ambiente (la construcción de situaciones) en la vida cotidiana. Esta superación histórica del arte era idéntica al proyecto de revolución comunista del proletariado; por esta razón, los situacionistas se consideraron a sí mismos los artistas de la sociedad sin clases.
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Un episodio en el que emerge el problema moderno de las relaciones entre arte y revolución es el que corresponde al dadaísmo. No se puede entender al Dadá alemán sin entender a la izquierda comunista germano-holandesa. En Die Aktion, la revista dadaísta, convergieron los comunistas consejistas unitarios Herman Gorter y Otto Rühle, Franz Jung (el dadaísta amigo de Gustav Landauer, el anarquista herético), Franz Pfemfert (camarada de Max Broad, editor y amigo de Franz Kafka) y Raoul Haussmann (dadaísta berlinés que traducirá posteriormente al alemán Las palabras cautivas, de la Internationale Situationniste, celebrado con ánimos por Debord).
Así, la vanguardia estética bohemia se conecta con el extremismo político proletario en la historia de la Linksradikalen, Spartakus, la izquierda de Zimmerwald/Kienthal, el Kommunistische Partei Deutschlands, el Kommunistische Arbeiter Partei Deutschlands y la Allgemeine Arbeiter-Union – Einheitsorganisation, presentados y analizados por Denis Authier y Giles Dauvé en Ni parlamento ni sindicatos. ¡Los consejos obreros! (2006, al castellano). El dadaísmo quería destruir el arte sin realizarlo.
La izquierda comunista italiana es el episodio del que emerge la crítica al interior de la matriz formal del comunismo en Europa; la izquierda comunista germano-holandesa es el episodio del que emerge la escisión de la matriz formal y su crítica exterior. Reproducciones del primer problema serán José Revueltas, Mario Héctor Rivera Ortiz y Guillermo Rousset Banda; del segundo, hay quién sostiene, será reproductora la Liga Comunista 23 de Septiembre.
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Con motivo de la Guerra del Rif (1920-1927), los surrealistas se acercan a tres grupos revolucionario: Clarté, Philosophies y el belga Correspondance.
Se definen puntos sobre la revolución, se proyecta una fusión con Clarté y la publicación de Guerre Civile (que nunca sale a la luz). André Breton lee a León Trostky y llama al momento de acercamiento con agrupaciones revolucionarias el período razonado del surrealismo.
Convergeran en Clarté y La Révolution Surréaliste: Louis Aragon, Paul Éluard, Benjamin Péret, Michel Leiris, Robert Desnos, por parte de los artistas que hacen revolución; Marcel Fourrier, Víctor Crastre, Víctor Serge, Philippe Soupault y Jean Bernier. No hubo un equivalente del movimiento proletario alemán para los surrealistas. Los surrealistas querían realizar el arte sin suprimirlo.
Fotografía: maqueta contenida en la revista Internationale Situationniste