Por: Adrian Bejerano. 04/05/2025
No, Alfonso Cepeda no fue electo por l@s trabajador@s de la educación. Tras el triunfo de López Obrador en 2018, integrantes del equipo de transición convocaron al entonces presidente del SNTE, Juan Díaz de la Torre, para plantearle un cambio sin conflictos, o sea su renuncia, a lo que se negó al principio. Tras fallidas negociaciones con Gordillo, finalmente solicitó licencia.
Cepeda, quien ocupaba la secretaría general desde febrero de ese año, impulsado por Juan Díaz, pasó a asumir las funciones de la presidencia y el 22 de noviembre de 2018 fue ratificado por la cúpula del SNTE.
“Alfonso Cepeda era uno de los consentidos de Gordillo antes de su detención en el gobierno de Peña Nieto; ligado a Ruben Moreira y que entre sus méritos cuenta haber pagado a un grupo de golpeadores para imponer a Soralla Bañuelos como líder en Zacatecas”. (Arturo Cano, La Jornada del 23/11/2018).
A finales de ese mes Alfonso Cepeda “aseguró que se mantendrá en el cargo por todo el periodo para el que fue electo: Ni un minuto más, pero ni un minuto menos, dijo tras confirmar que será hasta febrero de 2024 cuando termine la gestión de los dirigentes electos en el congreso nacional extraordinario, realizado en febrero pasado en Puerto Vallarta, Jalisco”. (Laura Poy Solano, La Jornada, 29/11/2018).
Cepeda permanece como secretario general violando incluso el estatuto del SNTE, que establece en el Art. 83: “El Comité Ejecutivo Nacional será electo en Congreso Nacional de conformidad con lo establecido en este Estatuto, y durará en su cargo seis años”.
Al igual que los tres principales caciques del SNTE, Jesús Robles Martínez (1949- 1972), Carlos Jonguitud Barrios (1972- 1989) y Elba Esther Gordillo (1989- 2013); Alfonso Cepeda ha prolongado su mandato más allá de lo que establece el estatuto, su período concluyó hace más de un año. Al igual que ellos es representante popular del partido en el gobierno, ya que fue designado senador plurinominal por la cúpula del partido.
Carente de legitimidad y legalidad, Alfonso Cepeda permanece en el cargo gracias a la complicidad de las autoridades y al cobijo del partido gobernante. Servil a las decisiones del gobierno en turno, apoyó la mal llamada reforma educativa de 2013, aceptó sin chistar el pretendido aumento salarial del cuatro por ciento en 2024, el incremento de 11.8 % fue un logro de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. También ha callado como momia sobre las demandas más sentidas de l@s trabajador@s de la educación, la abrogación de la ley del ISSSTE 2007, la abrogación de la reforma educativa laboral y el aumento salarial de emergencia. En pago, mantiene el control del sindicato más grande de América Latina y sus cuantiosas cuotas sindicales, desde 2018 se ha embolsado ocho mil millones de pesos sin rendir cuentas y sin hacer nada en defensa de l@s trabajador@s de la educación.
Adrian Bejerano
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Fotografía: El Universal