Por: Esther Pineda. Iberoamérica Social. 19/08/2018
Cuando las mujeres aparecen en los medios de comunicación, son continuamente interrumpidas, sexualizadas, burladas o ridiculizadas.
Foros, conferencias, congresos, jornadas de investigación, debates en los espacios mediáticos, entrevistas a especialistas y expertos. En la mayoría de las temáticas y problemáticas políticas, económicas, bélicas, sociales, jurídicas y culturales abordadas, las mujeres están ausentes o su presencia es muy esporádica y limitada.
Ante ello, el argumento esgrimido la más de las veces por organizadores, coordinadores y productores de estos eventos y programas es que no hay mujeres economistas, politólogas, sociólogas, antropólogas, tributaristas, medicas, abogadas; y si las hay, no están lo suficientemente especializadas en la temática a abordar, no cuentan con las credenciales, son poco conocidas, no están interesadas o, en última instancia, se afirma que no se les pudo contactar para invitarlas a la referida emisión o actividad.
Ante estos hechos de invisibilización de las mujeres ha surgido en España la iniciativa denominada “No sin mujeres” en la cual un grupo de académicos en ejercicio de reconocimiento de sus privilegios han hecho público un comunicado en el que afirman comprometerse públicamente a no participar como ponente en ningún evento académico (conferencia, congreso, jornadas o mesa redonda) de más de dos ponentes donde no haya al menos una mujer en calidad de experta. Asimismo, instaron al cumplimiento de lo establecido en la Ley Para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres.
Ahora bien, aunque este tipo de iniciativas son fundamentales e imprescindibles para deconstruir el imaginario colectivo de que no hay mujeres en dichas áreas de competencia, de que no cuentan con la formación y niveles de especialización requeridos o que simplemente no están interesadas en participar de la vida política, académica y mediática; por si solas no bastan. No es suficiente con invitar a las mujeres pues, con frecuencia, cuando las mujeres asisten a los espacios de producción de conocimiento, de debate, de generación de matrices de opinión, de espacios de poder o de toma de decisiones, su participación suele ser marginal; es decir, poca en términos cuantitativos, pero también en términos cualitativos pues, su participación suele ser breve, esporádica e intermitente.
Cuando las mujeres participan en foros y congresos su participación suele situarse en la programación como la última intervención, esto favorece que cuenten con poco fórum, dado que, los asistentes se retiran luego de escuchar a los expositores más conocidos y emblemáticos, con mayor exposición mediática, en definitiva, después de que hablan los hombres. También sus tiempos de participación suelen ser más breves, generalmente debido a que algún expositor anterior (principalmente hombre) acaparó y superó el tiempo establecido; en este contexto es a las mujeres a quienes se les exige de forma inflexible brevedad en sus disertaciones para respetar el tiempo de participación del siguiente expositor.
También cuando las mujeres intervienen en estos escenarios, con frecuencia los hombres que gozan de prestigio, reconocimiento e influencias se retiran de los espacios, lo cual envía un mensaje directo a los demás asistentes: esto no es interesante, por lo cual, sus consideraciones suelen ser desestimadas, inferiorizadas, reducidas a “cosas de mujeres” o problemáticas que “siempre han existido”; esto favorece que sus intervenciones sean calificadas como subjetivas, susceptibles y emocionales, argumentos amparados en presupuestos biologicistas y deterministas en los cuales se exacerba la emocionalidad de las mujeres y su carencia e incapacidad de objetividad.
Otro aspecto de gran importancia, es que, cuando las mujeres aparecen en los medios de comunicación, son continuamente interrumpidas, sexualizadas, burladas o ridiculizadas. Así mismo, en los espacios políticos, académicos y mediáticos, las mujeres tras su participación suelen ser elogiadas o criticadas por su aspecto físico, su figura, vestimenta, calzado o maquillaje, pero no por sus aportes, la calidad de sus investigaciones, disertaciones, intervenciones o reflexiones. Así mismo, en numerosas oportunidades tratan de ser contactadas y seducidas por parte de los otros miembros masculinos del panel en el que disertaron, los profesores o jefes con quienes interactuaron, por parte de otros invitados o productores, e incluso por parte de sus lectores, asistentes a los foros, televidentes y radioescuchas…
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Fotografía: Iberoamérica Social