Por: Jenaro Villamil. Homozapping. 03/07/2017
Desde la campaña presidencial, “alguien” convenció a Enrique Peña Nieto de crear otro aparato de inteligencia para combatir al narcotráfico, abandonar Plataforma México, reorientar al Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (CISEN) y privilegiar al Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (Cenapi) que está ahora en el centro del escándalo por el uso del malware Pegasus para espiar a través de dispositivos móviles.
Para el ex director y creador del CISEN, Jorge Carrillo Olea, esta reorientación implicó el desconocimiento de dos cosas: “despreciaron un anteproyecto de algo que se llamó el Centro de Inteligencia Criminal que no tenía por función perseguir narcotraficantes sino advertir sobre las tendencias del crimen, sobre el gran escenario estratégico del crimen. Y desmantelaron el CISEN que tenía controles internos y externos”.
El Cenapi depende de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR que ha tenido entre sus titulares a dos personajes polémicos y señalados por su papel en el caso de los 43 normalistas desaparecidos en septiembre de 2014 en Iguala: primero, Tomás Zerón de Lucio que abandonó la dependencia tras señalamientos de haber “sembrado” evidencias en el río Cocula, y Omar Hamid García Harfuch, designado en noviembre de 2016 por el actual procurador. El nombre de este último apareció en una de las libretas del líder de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias, y los padres de los jóvenes de Ayotzinapa pidieron que se investigara este papel.
En entrevista con Proceso, Carrillo Olea destacó que los “controles internos” del CISEN se basaron en “reclutamiento, formación y permanencia”. Estos controles se abandonaron y “empezaron a recibir a los cuates, a gente de Hidalgo, que no pasaban por exámenes de confianza y desprofesionalizaron el servicio de inteligencia que, hasta antes de este gobierno, funcionaba con sus altas y sus bajas”.
-¿Si desmantelaron el CISEN qué fue lo que crearon?
-El sistema nacional de inteligencia que prometió Peña Nieto en su plan de gobierno nunca existió. No lo hicieron. Y lo que existía lo desmantelaron. Llegaron sin un proyecto, sin una meta específica. Crearon, en teoría, centros de comando y control. Los famosos C4 en donde participan las secretarías de la Defensa, de Marina, las policías y la PGR. Fueron una serie de improvisaciones que se nulificaron unas a las otras. Fingen que participan y que se coordinan, pero ninguna aporta nada porque no hay una dirección autorizada. Nadie los controla. No hay autoridad. Nadie pone las metas y las sanciones.
-¿Cómo describiría la arquitectura del edificio de la inteligencia mexicana a la luz del escándalo que ha ocurrido con el espionaje?
-Había un proyecto de arquitectura que se estaba desarrollando razonablemente, con deficiencias, pero ahí estaba. Sin embargo, pusieron la varita mágica en manos del aprendiz de brujo y afectaron todo, crearon algo que no sirve para nada.
-¿Todo está desmantelado?
-Yo rescataría algo: hay cierta institucionalidad, cierto espíritu de cuerpo y cierto amor a la camiseta entre algunos mandos medios y bajos del sistema de inteligencia. Hacen lo suyo, entre comillas, pero todo se queda en la voluntad de un individuo, sin dirección ni carrera.
-¿Aún queda algún segmento de profesionalización?
-Sólo en cuadros medios y bajos. No en los altos.
-¿A usted lo consultaron para reorientar todo este sistema?
-Nunca.
-¿No tenían memoria de lo que se había hecho antes o su lógica era otra?
-Alguien le vendió esa idea a Peña Nieto: crear una estructura nueva para combatir al narcotráfico, pero están mal usando esto.
Carrillo Olea ocupó lugares estratégicos en el sistema de inteligencia mexicano como jefe de la sección segunda del Estado Mayor Presidencial durante el echeverrismo, como subsecretario de Gobernación en el sexenio de Miguel de la Madrid, como director del CISEN en los dos primeros años del gobierno de Carlos Salinas de Gortari y como ex coordinador general para la Atención y Lucha contra el Narcotráfico también durante el salinismo.
Su posición lo confrontó con el ex secretario de Gobernación salinista, Fernando Gutiérrez Barrios, quien dirigió durante décadas la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y que no veía con buenos ojos la creación del CISEN.
Carrillo Olea recordó así los errores cometidos durante esos años: “por ejemplo, Gutiérrez Barrios nunca quiso ir al CISEN. Cuando me relevaron tuvo que ir. Lo esperé en el estacionamiento. Se quedó impresionado cuando vio la infraestructura. ‘Lo que podríamos haber hecho nosotros con todo esto’, me dijo”.
“Gutiérrez Barrios menospreció el buen uso de esa infraestructura porque no estaba bajo su mando”, rememoró.
-Tal parece que los ciclos sexenales y la lucha por el poder en México siempre operan en contra de la profesionalización de las instituciones de inteligencia –se le comentó.
-Aquí se reinventa todo. Fox amenazó públicamente con acabar con el CISEN. Los llamó criminales. Alejandro Alegre le entregó un informe y un proyecto de ley de inteligencia. Fox no recibió ni uno ni otro. Creó una comisión para desmantelar al CISEN. Hicieron un documento de 9 páginas que no decía nada.
“Sin embargo, para que vea usted la locura de este país: Fox emitió la Ley de Seguridad Nacional al final de su sexenio. Es una mala ley porque está hecha dentro de la mentalidad CISEN. Es una especie de ley orgánica del CISEN que no incorpora a la Secretaría de la Defensa, a la Marina, a la PGR, a nadie. Al no incorporar a los otros, ¿cómo les pides que rindan cuentas?.
“Con todas las locuras que tiene, el CISEN tiene una base legal para actuar, pero las otras instancias no tienen responsabilidad alguna. No hay una ley que los incorpore y les dé responsabilidades”.
-¿Esto incluye al Cenapi?
-Sí, por supuesto.
-¿La ley de seguridad interior que promueve el PRI en la Cámara de Diputados podría enmendar esto?
-No, definitivamente no.
Fuente: http://homozapping.com.mx/2017/07/pena-nieto-desmantelo-un-autentico-sistema-de-inteligencia-carrillo-olea-1era-parte/
Fotografía: homozapping