Por: Gilberto González Colorado. 26/04/2016
Haber asistido a la inauguración de la FILU-Xalapa, (“Feria Internacional del Libro Universitario” en su edición Número XXIII, de la Universidad Veracruzana) justo en el mismo lugar (“Gimnasio Omega”) donde apenas en noviembre pasado, amparados por la “fuerza civil”, infiltrados armados con manoplas, perros amaestrados y algún otro artefacto contundente, con el visto bueno del gobierno del estado, se dieron vuelo golpeando de manera artera y con toda alevosía a maestros inermes, que no hacíamos otra cosa sino lanzar consignas contra la evaluación punitiva enderezada hacia el magisterio (“¡¡maestro evaluado, seguro desempleado!!”); contra la pseudo reforma “educativa” que le da origen y por la defensa, por demás pacífica, de nuestros socavados derechos laborales.
De modo que en algunos de nosotros la magnificencia de semejante evento no puede sino suscitar sentimientos encontrados: ¡cómo un espacio físico puede cambiar repentinamente de significado -siempre de acuerdo al mutable interés oficial-, de ser un día escenario siniestro de sometimiento humillante de cientos de maestros que puntualmente acuden al llamado amenazante de evaluarse, so pena de perder su empleo (que de todos modos muchos perderán) ante el poder avasallante de una autoridad dictatorial que, sin escuchar razones ni someterse al escrutinio y al debate de los argumentos, los golpea, los saca prácticamente por la fuerza de los hoteles y los sobaja de manera por demás cobarde, en un ejercicio de aberrante evaluación militarizada e intimidatoria!, a otro diametralmente distinto que –paradojas de la vida- bajo el lema “diálogos por la paz” (justo lo que la autoridad nos negó en aquellos momentos al no querer dar la cara, y decidir mejor enviar a sus matarifes) que corresponde a la magna celebración de una Feria del Libro Universitario que mucho nos honra a los veracruzanos, lo que, claro, en su frío cálculo político, le servirá al mismo para confirmar ante la sociedad la “vocación cultural y pacífica de un gobierno democrático que así acoge a uno de los regios eventos que confirma su carácter plural y civilizatorio”. Cuánta impostura puede esconderse tras la estantería de una noble causa.
No obstante ello, ese lema -“Diálogos por la paz”- que es el tema de una feria que tiene como país invitado a Francia, paladín y cuna de los derechos humanos, y aun reconociendo en la Universidad Veracruzana la paternidad de tal evento cultural, y no el gobierno del estado, desde la perspectiva de ese profesorado allí reprimido, habrá de interpretarse como una sonora bofetada en el rostro de cada uno de aquellos maestros así evaluados, de cada uno de los maestros salvajemente allí golpeados, al interpretarse como una afrenta de un gobierno que, más allá de sus estridentes declaraciones en torno al “respeto que puntualmente observa” en lo que considera la “piedra angular” de este régimen y que son los “derechos humanos”, simplemente sabemos todos no pasa la prueba contundente de los hechos, al ser omiso de manera reiterativa en esta materia.
Como quiera que sea, en el ánimo de todo maestro que se precie de serlo, saludamos con beneplácito esta feria del libro que, en momentos difíciles por los que hoy transita la universidad veracruzana, se significa por ser también un espacio conciliatorio de las diferencias que guarda con el gobierno del estado y un escaparate para decirle al mundo que una parte fundamental de la esencia de la sociedad veracruzana, que es su amor al conocimiento, con todo y represión a sus maestros de por medio, se mantiene incólume como una vía de expresión de la incansable y porfiada esperanza por una sociedad mexicana más justa, más libre y más democrática.
Las imágenes
Fotografía: elcentronoticias, insurgenciamagisterial, radioformula