Por: Omar Estrany. 03/05/2025
Este pequeño mosaico literario, formado por dos pares de microrrelatos sin aparente conexión entre ellos, está muy inspirado en hechos de una realidad cruda e incómoda al mismo tiempo. Exagerados hasta el absurdo, a veces endulzados para evitar una digestión traumática y también abordados desde la parodia, los textos muestran las grandes miserias de una economía que no cura, sino que sobreexplota y enferma, psicológica y físicamente, a no pocos de sus participantes bajo un relato amable relleno de corrección política, recubierto con elevadísimas declaraciones de intenciones y excesivamente adornado de hipocresía. Algunas personas que trabajamos en la ESS no queremos comer de un pastel aparentemente sano y apetitoso, pero que siempre acaba provocando dolor de estómago a todo el que se harta. Y es que, al parecer, una vez dentro de la fiesta no puedes comerte solo un pedacito.
La presión
Lo importante eres tú, que te encuentres bien, tu bienestar. Tu perfil es ideal para encabezar nuestra organización. Tienes las habilidades y las competencias adecuadas. Llegaste con unas referencias inmejorables. Tú fuiste nuestra gran apuesta. Rápidamente, tu potencialidad sobresalió por encima del resto de compañeras. No debe sorprenderte que hayas llegado hasta aquí, te lo mereces. Ahora, sin embargo, es la hora de que des un salto cualitativo, de escala; no todos los días se presentan oportunidades como ésta. Tienes suerte de alcanzarla situada en la mejor posición. Tienes que ser la nueva coordinadora general. Has ganado autonomía y capacidad de liderazgo. Sin duda, has sido capaz de integrar los valores fundacionales de la organización. Eres perfecta para el cargo, no existe una persona más apropiada. Este trabajo requiere dedicación e implicación absolutas, disponibilidad total. Serás capaz de conciliar todo, no tengas la menor duda.
Valóralo, tú misma. Se trata de un encuentro clave con los medios de comunicación. Rara vez tendrás una oportunidad así para significarte, para proyectarte como cabeza visible de la organización. Y no solo de la organización, sino de la causa en sí misma. Es comprensible que estés cansada, debes soportar mucha presión y siempre lo has gestionado de forma excelente. Se trata de un último esfuerzo, el empuje final. No tendría sentido que abandonaras ahora. Tu hija siempre estará ahí, no te lo tendrá en cuenta. Piensa en tu carrera, en todo lo que has hecho por llegar hasta aquí, en todo lo que has luchado. No habrá problema, no pasa nada si decides descansar en este momento, pero tendría un gran valor que sea tu rostro el que aparezca en las pantallas de todo el país. Llevas toda la vida luchando por ésto. No eres la única que se enfrenta a contradicciones, nadie te dijo que fuera fácil, que no requiriese esfuerzo llegar hasta donde lo has hecho y mantenerte durante años con una trayectoria inmaculada. Tendrás oportunidad de descansar en tu antojo más adelante. A menudo, debes tomar este tipo de decisiones, demostrar que eres una persona responsable, capaz de ejercer liderazgo en las situaciones de mayor adversidad y discernir lo que es realmente importante. Tienes que estar más allá de tus necesidades inmediatas, mostrarte solidaria y pensar en el proyecto por el conjunto de compañeras que en estos momentos se reflejan en ti. El futuro de muchas personas está en juego con la aprobación de esta norma, tú la has llevado a la cámara legislativa, has instalado el debate en la sociedad y llegados a este punto nadie entendería que no estuvieras a la cabeza.
La disociación cognitiva (o el anticapitalismo)
Pensad que la empresa capitalista os exigiría un rendimiento muy superior, allí sólo contáis como un número, como la cantidad en euros que sois capaces de generar. No hay cuidados en el mercado capitalista. En cambio, en la economía social y solidaria las personas siempre se sitúan en el centro. Sin embargo, lo anterior no significa que no tenga que esforzarse, que su resistencia a los dictados del mercado deba de ser un camino de rosas. Has de conseguir que el proyecto sea sostenible, desde el apoyo mutuo y el refuerzo de lo común; pero en un contexto de competencia salvaje, como el actual, no lo conseguirá si se limita a hacer su horario, si pretende comportarse como si fueran simples empleados. No os engañéis a vosotros mismos, sois la vanguardia de la economía que vendrá. Superar el capitalismo, lograr la democracia económica, necesita implicación y determinación, os diría militante, para que su alternativa productiva sea hegemónica en un futuro próximo. Ha de tener claro cuál es el mundo al que desea llegar, y este nuevo mundo llegará, no hay duda de esto, pero no será una conquista fácil. Ante usted, se desarrollará una cruenta batalla contra los dictados del capital y debe afrontarlo con determinación. Es totalmente comprensible que sienta contradicciones, que a menudo no vea el sentido de lo que hace. No desfallezca. La clave reside en cómo gestiona estos conflictos, esas fricciones resultantes de empujar con fuerza para lograr un nuevo paradigma organizativo, una nueva manera de trabajar que sea realmente democrática y autogestionaria. Es insoslayable que se encuentre con situaciones que le puedan provocar malestar o incomodidad. Verá que a menudo hay personas que no encajan con el proyecto, que no son capaces de ver más allá de su interés inmediato, que difícilmente comparten su anhelo común de continuar construyendo la verdadera alternativa al capitalismo. Así, encontrará quien continuamente ponga el foco en lo que por fuerza tendrá que asumir para garantizar la sostenibilidad de la cooperativa y que a veces puede no encajar exactamente con el espíritu, los valores y la ética que fundamentan su empuje. Sin embargo, ¿no es la continuidad en el tiempo, la simple supervivencia, lo suficientemente importante? Desde la pureza absoluta nunca avanzará. A menudo, será necesario que incorpore todo aquello que le sirva para que su proyecto colectivo llegue a buen puerto. Solo prevalecerá si es capaz de aceptar que para alcanzar sus metas, unos fines indudablemente loables, legítimos y necesarios, habrá que recurrir a los medios que sean necesarios en cada momento. Recuperar sistemáticamente recursos de la administración, incorporar proveedores estratégicos no vinculados con la ESS, considerar de forma flexible los acordes, rodearse de las compañeras adecuadas y adaptar a la organización societaria cuando sea oportuno; solo así estará en condiciones de trascender para siempre la esencia salvaje y profunda injusta del actual sistema económico.
(Aplausos, el público que ocupa el auditorio jalea de pie de forma unánime).
El paternalismo
En relación con el tema que nos ocupa, he pedido la palabra en la última ronda de intervenciones para compartir con vosotros que, cuando me incorporé como fundador, hace más de veinte años, la empresa ni siquiera era una cooperativa. Solo yo estaba interesado en la economía social y solidaria, el resto no había oído nunca a hablar de ella. Los que ahora se quejan, protestan y reivindican tanto me debería de estar agradecidos de que esto ya no sea una empresa convencional más. Por desgracia, no puedo esperar su reconocimiento, pretender que lo valoren sería de una candidez insultante; no miran el interés colectivo, solo tener protagonismo desde la protesta permanente y, obviamente, tampoco se dignan en ofrecer ningún tipo de alternativa real, factible, aplicable al mundo que vivimos. El tema de la participación es muy bonito, idílico, pero la democracia no es algo fácil. No se trata de pedirla y voilà: la tienes dentro de un paquete y envuelta de regalo con un lacito lindo de color rosa. Y cuándo la abres, ¿qué? Hay que saberlo hacer, no solo cómo utilizarla, sino también cuándo. Escoger correctamente el momento. Pensar estratégicamente, a largo plazo, no dejarse llevar por los impulsos, por muy legítimas que sean las reivindicaciones. Nadie niega, y yo el que menos, la relevancia de incorporar mecanismos para dar voz a las personas trabajadoras no socias, que hasta ahora no existen. No obstante, y según lo veo, vivimos un momento de importante crecimiento organizativo, también económico, de fuerte expansión territorial y se ha de ir con cuidado antes de precipitarse adoptando determinadas decisiones relativas a la gobernanza de la cooperativa, que supondría una modificación sustancial de nuestro reglamento interno, según he leído en los documentos que acompañan el orden del día. No voy a dar apoyo a ninguna reforma que de alguna manera u otra pueda mostrar debilidad de nuestra organización frente a clientes y proveedores. La competencia es enconada en nuestro ámbito de actividad y se necesita una estructura interna sólida para estar en condiciones de dar respuestas adecuadas y eficientes a los retos que la cooperativa tiene de antemano. Por mucho que creamos, no se puede discutir todo de manera constante. Hay aspectos que no pueden estar sujetos a debate, in aeternum, según sople el viento.
Ya acabo, compañeras. Las previsiones de futuro son extraordinarias. Si miramos la progresión de los últimos cinco años, todo indica que la próxima década se triplicará la facturación y esto permitirá abrir dos nuevas delegaciones en la zona norte. Cuando este escenario esté consolidado, cuando sea una realidad consumada, seré el primero en defender cualquier propuesta relacionada con la transparencia, la democracia interna o la participación. Pero hoy, en primera instancia y de forma prioritaria, la cooperativa debe centrarse en lo que es realmente importante.
La violencia
El estado de tensión en el que se encontraba a menudo había llegada a hacerla temblar, sudar y desesperarse cada vez que sentía cómo se abría la puerta de la oficina. Una puerta sencilla, de una hoja, practicable hacia afuera, pero su sutil ruido era capaz de darle la vuelta a su estado de ánimo. Ella estaba de espaldas desde que llegó a la cooperativa, le tocó el lugar del último compañero que se marchó: nada más allá de una simple coincidencia, una banalidad que el azar convirtió rápidamente en pesadilla cuando ella cayó en gracia de la persona que ostentaba más poder en la empresa. Siempre expuesta, desprotegida, frágil y permanentemente a la expectativa de que volviera a suceder.
En el preciso instante, de buena mañana, a primerísima hora, transcurridos pocos segundos del fatídico chirrido de entrada, después de correr un pasillo más bien corto y con los saludos de rigor terminados, que si un buen día a la izquierda, otro a la derecha; justo entonces, cuando ya era capaz de oler su presencia, se paralizaba totalmente, congelada, inmóvil, inerte, deseando de forma ya rutinaria que acabara deprisa, sin más dolor que lo estrictamente necesario. El preceptivo y protocolario saludo colectivo matinal solo era el preludio necesario de lo que vendría después; a ella le esperaba una consideración particular, especial, a medida, personalizada, pero al mismo tiempo repugnante, asqueroso y vomitivo. Sus manos gruesas, fuertes y seguras reposaban sobre la espalda de ella. ¿Quién podía rechazar un masaje sin ninguna intención? Una secuencia de movimientos relativamente breve: uno, dos y tres. Acto seguido, seguía incapaz de articular ningún movimiento ni palabra, la cara de ella muy cerca, porque se le acerca hasta tocarla y mantener el contacto solo unos. No sabe cómo ni por qué, defensa, supervivencia o delirio, pero ella deja entrever una sonrisa del todo inverosímil hasta que por fin llega el beso en la mejilla, acompañado del terrorífico: ‘buenos días, guapa, ¿cómo te encuentras?’.

Llegó el verano y el bochorno mediterráneo hacía imposible desempeñar ninguna tarea laboral sin enfriar artificialmente el aire del espacio de trabajo. Pero ella, acostumbrada a vivir atrapada en un bloque de hielo, incapaz de relajarse, sentía frío y debía taparse como si fuera noviembre y no mediados de julio. Un día cualquiera, se le ocurrió levantar la mirada y fue cuando descubrió que la salida del sistema de climatización, situado justo encima de su cabeza, le escupía aire helado sin compasión. Esto la llevó a pensar que si cambiaba de sitio podía protegerse de este tipo de bombardeo veraniego. Lo consiguió sin demasiado problema; solo había que pedirlo. ¡Oh! Si hubiera caído antes… A partir de entonces, por la mañana, ya no experimentaba desnudez y vulnerabilidad cuando sentía abrirse la puerta, ya no debía apretar los dientes hasta notar el contacto de esas manos poderosas, acostumbradas al privilegio de tocar todo lo que permanece a su alcance sin pedir permiso. Ahora, ella podía mirarle directamente a los ojos. Solo fue necesaria una vez: determinada, incisiva, colérica, indignada, rabiosa…
*Décadas atrás y de una forma no académica, Omar empezó a interesarse por la filosofía social y la teoría crítica, poniendo especial atención a las patologías inherentes a una vida cotidiana atravesada por el trabajo asalariado, el dinero y la mercancía. Además, desde hace algunos años está vinculado al ámbito del Economía Social y Solidaria (ESS). Ahora, por primera vez y forzando la dialéctica entre la forma y el fondo, se decide a compartir algunos de sus escritos. En estos tiempos en que reina la falsa conciencia, Omar se encuentra en una situación extraña; no se reconoce a sí mismo, solo como seudónimo.
Nota de Ediciones Extrañas: Durante los meses de febrero y marzo de 2024 este texto fue enviado a los tres medios directamente vinculados con el ámbito de la Economía Social y Solidaria, editados por cooperativas: Setembre, Crític y Directa. Curiosamente, los tres rechazaron el artículo por diferentes motivos.
Nota de Redes Libertarias: Este texto ha sido extraído del nº 3 de la revista Antagonistas (2024).
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Fotografía: Redes libertarias