Por Abelardo Cisneros Ramírez. 2 de octubre de 2017
“El tiempo hace evidente la verdad” Lucio Anneo Séneca.
Compañeros normalistas, maestros, directivos y público que me escucha. El día de hoy se conmemora un año más, el número 49, de la conocida como Matanza de Tlatelolco.
Corría el año de 1968, a nivel mundial se suscitaban cambios drásticos en la manera de pensar, de vivir y concebir al ser humano. Alemania, Suiza, España, Argentina, Uruguay, Estados Unidos e Italia son algunos de los países en donde estos cambios profundos rondaban en las mentes de la población. México no fue la excepción. El movimiento estudiantil del 68 fue un movimiento social, surgido a partir de la intromisión y represión del ejército a la Escuela Vocacional 5 en el Estado de México. Esto fue sólo el comienzo, en la mente de los jóvenes ya se había sembrado la semilla del cambio y no estaban dispuestos a dar marcha atrás. Durante julio, agosto y septiembre de ese año, las acciones por parte de la comunidad estudiantil fueron constantes a través de mítines, marchas y protestas que terminaban en enfrentamientos con la policía y el ejército.
Las protestas fueron masivas, en los mítines se congregaban estudiantes, profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionales. Todos exigían justifica, exigían un cambio.
Dicho movimiento en México, logró reunir a estudiantes de la UNAM, el IPN, la Universidad Autónoma Chapingo, el Colegio de México, la Universidad Iberoamericana, entre otras. Sus exigencias simples: libertad a presos políticos y eliminación del autoritarismo que se vivía.
El punto álgido de este movimiento llegó la tarde del 2 de octubre, en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco aproximadamente a las 6 de la tarde, se daba la señal a los militares del Batallón Olimpia de acabar con los manifestantes. Ráfagas de balas, heridos, muertos, histeria, sangre, miedo, son sólo algunas de las palabras que podrían describir tal atrocidad.
“Hemos sido tolerantes hasta excesos criticables” anunció el entonces mandatario Gustavo Díaz Ordaz, como antesala de la calamidad a cometer. Tolerancia es precisamente de lo que a través de la historia han carecido nuestros gobiernos, incapaces de escuchar opiniones contrarias, de tener el valor moral y atender a la voz del pueblo, de los que más lo necesitan. Lamentablemente, los tiempos actuales no distan mucho de aquel octubre del 68.
Esta marcha es un llamado a la paz, a la memoria histórica. Para que las autoridades sepan que la represión a estudiantes y a cualquier sector de la sociedad no será permitida. Para que sepan que los estudiantes somos un grupo unido y que si agreden a uno, nos agreden a todos. Para que recuerden que conocemos nuestros derechos y estamos dispuestos a hacerlos valer. Para recordar a nuestros compañeros caídos, aquel que pudo ser tu padre o tu abuelo y que pereció por una causa, una causa noble, loable y que no merece ser olvidada.
El tiempo ha hecho valer su sabiduría, las cifras oficiales indicaban un par de muertos, pero al pasar de los años la verdad se ha revelado: aquel 2 de octubre fue brutal, cientos de muertos, de heridos, de detenidos, la Plaza de las Tres Culturas se llenó de sangre aquella tarde.
Los exhorto hoy, compañeros, a que no permitamos que este tipo de actos infrahumanos se vuelvan a cometer. A que no olvidemos nuestro derecho a la libertad de expresión. Se ha derramado sangre en nombre de nuestra libertad y ahora es nuestra responsabilidad mantenerla. Tlatelolco es una muestra de ello.
¡2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA! ¡Gracias!
Palabras expresadas en el mitin de la conmemoración del 49 aniversario de la masacre del 2 de octubre de 1968 en Xalapa, Ver.