Por: Iberoamérica social. 09/08/2021
Se vuelve una necesidad identificar puntos de contacto y ruptura/estrategias y resistencias dentro de la actual contienda.
Claudia I. Alavez Garcia.
Integrante del Colectivo Latinoafricano. Socióloga de formación. Vive en Haiti.
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¡A caballo, la América entera!
José Martí,19 de diciembre de 1889.
La coyuntura nuestramericana actual (últimos 5 años) exige disímiles maneras de sumar y crear, nos obliga a salir de lo “cómodo” e imaginar, porque como dice Daiset Sarquis la imaginación, detonadora de cualquier obra creativa y distinta a la ensoñación, no es simplemente un medio para escapar de la dura vida, es la fuerza generadora del mundo imaginado, una pulsión que pone en marcha el movimiento hacia el lugar de lo desconocido. Ir allá, salir del mapa, perder, ver hacia el otro lado,ver al otro.
Lo desconocido es lo “otro”. Dentro de América Latina continental es innegable que el manejo de información sobre algunos países como por ejemplo México, Argentina, Chile tiende a ser vasta. Al referir a América Central se comienza a tener ciertos problemas, se duda si el orden geográfico es: Guatemala, El Salvador, Nicaragua o es Guatemala, El Salvador, Honduras.
En esta lógica, al llegar a América Latina insular contamos con menos información de análisis. Para muchas personas aún es sorpresa saber que Haití y República Dominicana están en la misma isla. Este ejemplo no busca evidenciar el saber de ALGUIEN sobre ALGO, más bien es un intento de tener sentido del momento histórico y mirar “lo desconocido”.
Este título y estas palabras proponen pensar el Caribe, específicamente a Haití dentro de nuestras las reflexiones actuales.
Por el mar de las antillas anda un barco de papel
Desde el Caribe se inaugura la concepción martiana “patria es humanidad” que bien puede interpretarse como la explícita intención caribeña de una creación teórica e identitaria conjunta, que dé cuenta del pluriverso de los pueblos. Ideas contenidas espacialmente en una geografía humana que volcó la Revolución Haitiana, la Guerra Necesaria en Cuba, la Revolución del Pueblo en Granada, la resistencia en Puerto Rico, Jamaica, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Santa Lucía, Dominica, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y la posterior y actual Revolución Cubana.
Desde este Caribe, el cubano Félix Valdés en su libro la in-disciplina de Caliban profundiza en lo difícil que ha sido o es, pensar en la simple posibilidad de un pensamiento, una filosofía propia caribeña. Para Valdés las “islas dolorosas del mar” y Haití como un ejemplo específico y claro, no puede ser pensada por filosofías que la desconocen:
Por ejemplo, para comprender el mundo haitiano, la herencia revolucionaria de Toussaint y Dessalines, y en general las complejas realidades de un pueblo con una espiritualidad inconmensurable que vive sus traumas y que sufre la desestructuradora herencia del colonialismo y de un imperialismo que se agudiza de día en día, no sirven de mucho las filosofías que le desconocen y que se han puesto en función cegada de la dominación; aquellas que desprecian esa sociedad y cultura, y que no estiman lo que hay de universal en ellas, en “este mundo” que resume la propia historia universal en sí (Valdés, 2017, p. 16).
Lo peligroso de la información se mide en dos niveles, el primero en relación a ¿a qué conocemos y qué desconocemos? Y el segundo nivel responde a cómo leemos o procesamos la información. Muchas veces el el segundo nivel por más contradictorio que parezca suele tener tiene de mayor “peligrosidad”. En ese sentido la preocupación se mueve en la lógica de que cómo procesamos la información (por escasa que sea) sobre Haití.
Haití
Ayiti – como se escribe Haití en el kreyὸl haitiano – es el primer país independiente de América Latina, la primera Revolución identitaria del siglo XVIII, este hecho impensable cuestionó y cuestiona el -orden del mundo-.
La Revolución haitiana exigió su derecho humano a existir, con dicha exigencia acuñó la posibilidad de reclamar la existencia otra, la existencia propia. Haití tempranamente fungió como horizonte.
En su historia contemporánea, la controvertida renuncia del presidente Aristide en 2004, la ocupación militar en el mismo año, el tardío proceso de elecciones y la espera del Poder Ejecutivo son ejes fundamentales para comprender el aislamiento que buscan para Haití.
A más de 210 años de lo que fuera esa primera gran Revolución, los Estados – Naciones latinoamericanos muestran una sintomatología del silencio respecto a Haití y se sumaron a la ocupación militar encabezada por Brasil y controlada por Estados Unidos a través de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) durante 13 años (2004-2017). En este contexto en el cual cohabitan ejemplos ilustres de dignidad en contraste con crímenes de lesa humanidad; el país enfrenta nuevos detonantes de resistencia.
El segundo semestre del año 2018 comenzó para Haití con manifestaciones de gran envergadura. En julio de 2018 las calles de la capital haitiana tenían a más de un millón de personas en protesta contra el aumento al precio del combustible (Luckner, 2018). En este mismo año comienza la denuncia a los distintos funcionarios públicos implicados en el robo del fondo económico de Petrocaribe. Estas manifestaciones fueron encabezadas por la juventud bajo la consigna Kot kὸb Petwokaribe (Dónde está el dinero de Petrocaribe).
Desde estos momentos, se ha visto una tormenta de manifestaciones sin tregua, que tiene una nueva lanzadera: gobierno inconstitucional desde el mes de febrero, momento en el que concluyó mandado del poder Ejecutivo. El debate gira en torno a la legitimidad del actual gobierno de Jovenel Moïse y a su propuesta de referéndum constitucional, vale decir que estaba programado para el 27 de junio y ha sido aplazado.
En este marco el número de asesinatos se ha disparado y la ausencia de Estado es más evidente.
Bajo este orden de ideas y lejos de presentar a Haití como un caos o un escenario de desesperación, es importante que la mirada (nuestra mirada latinoamericana) contemple Haití en el análisis de coyuntura, en ejemplos de resistencia y en los procesos transición y cambio de la Patria Grande.
Se vuelve una necesidad identificar puntos de contacto y ruptura/ estrategias y resistencias dentro de la actual contienda. Pensar a Haití desde la curiosidad auténtica y no como lo desconocido. Mirar a Haití y preguntarnos si ese país no es más que uno mismo, que somos nosotras; la misma historia de idéntico dolor y dignidad.
Al final del día se concluye que no hay otro, que en este caso se es unx mismx. Un esfuerzo más latinoamericanxs para imaginar la Patria Grande.
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Fotografía: Iberoamérica social