Por: Martha Soriano. Iberoamérica Social. 26/11/2017
Este campo de teoría-práctica crítica es una de muchas posibilidades para detonar la puesta en marcha de nuestro desplazamiento ontológico, epistemológico y enactivo, para pensarnos y actuar, más allá de antropocentrismo que caracteriza la hegemónica noción de desarrollo sostenible, desde el tejido de la vida.
El pasado jueves tuvo lugar en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH-UNAM) una mesa redonda en torno a las concepciones, enfoques y tradiciones sobre ecología política latinoamericana. El coordinador de la conferencia Gian Carlo Delgado Ramos convocó a diferentes investigadores como Mina Lorena Navarro Trujillo (Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, BUAP), Víctor Manuel Toledo Manzúr (Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, UNAM), Enrique Leff (Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM) y Casey Walsh (Universidad de California, Santa Barbara) para reflexionar respecto a este campo de investigación en construcción y en constante recreación.
Al respecto compartimos el enlace a la sesión completa, el enlace público a un par libros recientes sobre ecología política latinoamericana, publicados como resultado de las colecciones de uno de los grupos de trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), y resaltamos los siguientes puntos acerca de lo escuchado.
Las diferentes raíces que nutren este campo de estudio (economía ecológica, economía política, ecofeminismo, geografía crítica, ecomarxismo, antropología cultural, entre otros) comienzan a articularse por un lado debido a los problemas y movimientos ecológicos que se robustecen a partir de los sesenta, y por otro lado debido a la crisis del pensamiento moderno cuyos dualismos fundacionales (que sitúan a la naturaleza en tanto que objeto, como escindida del individuo o de los cuerpos sociales, como exterioridad, como simple blanco de explotación) y divisiones disciplinarias paralizantes nos impiden entender y analizar procesos complejos como los que se entretejen en la crisis civilizatoria o multidimensional que habitamos.
Este campo de estudio descrito en tanto que híbrido, por varios de los participantes, de carácter interdisciplinar o transdisciplinar surge del pensamiento complejo que asume el reto de analizar procesos efectivos de manera integral, ya se trate acerca de conflictos ecológico-distributivos o de disputas territoriales, epistémico-políticas u ontológicas sobre las diferentes, y muchas veces contrapuestas, connotaciones y estrategias que operan en torno a la construcción de sustentabilidad. Asimismo, a través de este campo emergente de investigación-práctica muchos investigadores o activistas apelan a su fortalecimiento y a la fundamentación de su sentido ético-político mediante la búsqueda de co-producción de conocimiento, es decir, trabajando sobre la construcción de horizontalidad entre ámbitos académicos y los diferentes movimientos o resistencias sociales que luchan por la defensa y reapropiación de territorialidades e identidades acechadas por la lógica de acumulación capitalista en su fase neoliberal.
La veta crítica sostenida en buena parte de la producción latinoamericana sobre ecología política se sostiene en tanto que posicionamiento epistémico político frente a las tendencias destructivas y acumulativas que demandan los acelerados metabolismos socio-ecológicos del capitalismo en sus ampliados, profundizados y neocoloniales procesos de acumulación por desposesión. En este sentido, es importante subrayar las responsabilidades-complicidades diferenciadas del centro y de la periferia que integran el sistema-mundo, ya que por ejemplo los países centrales son responsables históricos y presentes (debido a patrones de producción-distribución despilfarradores y a patrones de bienestar cifrados en el consumismo altamente demandantes de recursos naturales que se promueven como naturales) de buena parte de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) causantes cruciales del calentamiento global. La característica sobreexplotación de fuerza de trabajo y bienes comunes (o generalmente llamados recursos naturales) que requiere el aumento de la tasa de ganancia para la incesante reproducción de capital industrial y financiero o para sostener el naturalizado objetivo de crecimiento económico infinito ha cruzado y superado por mucho los límites que la tierra impone a toda forma de reproducción socio-económica…
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Fotografía: sites.google