Por: Pilar Aguilar. 03/09/2023
De vez en cuando se destapa la caja de Pandora del machismo vigente (caso Rubiales, por ejemplo) y todo el mundo (en fin, el mundo que se considera progresista) lo denuncia.
Pero los “progresistas” siguen confundiendo la coherencia con la grandilocuencia.
Así, Podemos cree que, cuanto más te excedas en tus expresiones, más feminista eres. Así, a propósito de tema Amaral, declaró que “Amaral y su revolución nos representa”.
Esta frase, aunque cueste creerlo, no es un fake.
Confieso que, incluso al principio, cuando tantas ilusiones despertaba, yo fui siempre un poco escéptica con Podemos. Me atufaba su vocabulario oportunista, vacuo, facilón y poco riguroso: “la casta”, “los de arriba y los de abajo” … Y aunque nunca he tenido afinidad política con la socialdemocracia, me repelía aquello de “PSOE, PP, la misma mierda es”. Igualar a los dos partidos era políticamente inexacto y denotaba un descarado arribismo. Luego, cuando Podemos alcanzó poder, sepultó raudo y veloz todas esas estúpidas y populistas hipérboles (que, además, ahora, cualquiera podría aplicarles a ellos, a Podemos).
yo fui siempre un poco escéptica con Podemos. Me atufaba su vocabulario oportunista, vacuo, facilón y poco riguroso: “la casta”, “los de arriba y los de abajo” … Y aunque nunca he tenido afinidad política con la socialdemocracia, me repelía aquello de “PSOE, PP, la misma mierda es”.
Habrá quien alegue: “Eran errores de juventud” … Sí, pero cuando alguien es honesto, si públicamente ha dicho tonterías, públicamente se desdice.
Con todo, yo tenía ciertas esperanzas depositadas en Podemos. Pensé que quizá –pese a su endeblez ideológica- resultaría un revulsivo. Pero, no. No ha fortalecido las luchas sociales, ni ha hecho pedagogía política contra el capitalismo (del feminismo, ni hablo, su empeño ha sido vaciarlo de contenido). Se ha dedicado a promocionar una cultura ególatra, neoliberal, de identidades, subjetividades, autopercepciones… Su mundo es televisivo, de “buenos y malos”. Y ellos son “los buenos” y por eso promueven medidas caritativas, pero sin planteamiento de cambio de paradigma económico y social.
Y, encima, con los años, no han aprendido nada porque, cierto, pueden considerar el gesto de Amaral de atrevido y feminista, pero calificarlo de revolución denota una estupidez vomitiva. ¡Una revolución, nada menos! ¿se puede ser más frívolo, más niñato, más insolvente ideológicamente?
Se ha dedicado a promocionar una cultura ególatra, neoliberal, de identidades, subjetividades, autopercepciones… Su mundo es televisivo, de “buenos y malos”. Y ellos son “los buenos”
Si no viviésemos en esta sociedad de colorines y de puerilidad, estaríamos muertos de indignación o muertos de risa.
Yolanda Díaz, por su parte, declaró: “Eva Amaral lleva 20 años siendo referente para las mujeres de nuestro país”. No cuestiono, por supuesto, sus gustos musicales, ni sus aficiones o querencias. Y allá Díaz con sus referentes, siempre que sean los suyos, claro… Lo que me irrita es que se autoproclame nuestra portavoz y haga de Amaral un referente “para las mujeres de nuestro país”.
Desde luego, yo, en mi larga lista de mujeres referentes, no la incluyo (sin que eso signifique que menosprecio su música). Si incluyo, por ejemplo, a Celia Amorós; a las cineastas que, contra viento y manera, consiguieron y consiguen hacer películas; las actrices que lanzaron la campaña MeToo; Sinead O’Connord rompiendo la imagen de Juan Pablo II para denunciar la pederastia de la Iglesia (que entonces todo el mundo tapaba y, en primer lugar, el propio Papa); las Pussy Riot; Chimamanda Ngozi-Adichie; Simone Biles; Anne Hidalgo; Katherine Louise Bouman; Malala Yousafzai; etc. etc.
Son mujeres muy variadas y, que, por supuesto, no valoro por igual. Así, el legado de Celia Amorós es incomparable. Pero, cada una de las citadas, en su campo y con su estilo, en momentos puntuales o en prolongada trayectoria, ha demostrado arrojo y tesón para romper barreras y superar dificultades. Todas pueden servirnos de modelos, de referentes.
Y si aplico a mujeres que no son públicamente conocidas los mismos parámetros -valentía, fuerza y tenacidad para abrir caminos de libertad, no solo para ellas sino también para otras- entonces, tengo referentes a cientos.
De mi pueblo, sin ir más lejos, puedo citar bastantes. A Juli Castellanos que a finales de los sesenta, se atrevió a irse Zaragoza (casi 700 km por aquellas carreteras y con aquellos medios de transporte) porque allí estaba la única Universidad Laboral para mujeres y allí formó parte de la primera promoción femenina de diseñadoras industriales. Puedo citar a Lucía Castillo que, además de poseer un don para la cocina y de ser trabajadora infatigable, tiene iniciativa y no se amedranta y por ello ha montado un negocio de comida para llevar que es un portento.
Conozco a bastantes que se enfrentaron a sus miedos, a sus dudas, a la hostilidad del entorno, que no se conformaron con el destino que se les venía encima y, haciendo de tripas corazón (porque no era, ni mucho menos, fácil), emigraron y se labraron un vida. Y conozco a otras que, pese a haber sido educadas en el “deber femenino de acatamiento y sufrimiento llevados con dignidad y resignación”, se rebelaron y dijeron: “No, ni hablar, hasta aquí hemos llegado”.
Actualmente han cambiado los envoltorios y los modos (aunque viendo al repugnante Rubiales, no tanto) pero permanece la mayor: nuestros deseos, nuestros proyectos, nuestros sueños han de subordinarse al placer y a las necesidades de los hombres. Las chicas jóvenes siguen necesitando, pues, referentes de rebeldía y atrevimiento.
¡Pero conviene elegirlos bien, por supuesto!
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Fotografía: Tribuna feminista