Por: Open democracy. 08/08/2023
Una prolongada sequía en Argentina, Chile y Uruguay, crea las condiciones para nuevos incendios forestales, mientras el vecino Brasil se sigue inundando
Incendios desatados, sequías incesantes, un país inundado y un devastador ciclón son muestra de que la región del sur de América debe prender alarmas y entender que la crisis climática llegó para quedarse. Llega el fenómeno climatológico de el Niño, con nuevas amenazas.
Brasil, a merced del agua
Durante la primera mitad de 2023, Brasil ha vivido intensas lluvias que generaron inundaciones por todo el país. Las lluvias dejaron seis muertos y cerca de 36.000 familias afectadas, de las cuales más de 7.500 tuvieron que abandonar sus casa por inundaciones y deslizamientos. Muchas comunidades quedaron aisladas y sólo es posible llegar a ellas en lanchas o helicópteros, debido al desbordamiento de varios ríos.
Además, hace una semana un ciclón extratropical golpeó el sur de Brasil dejando al menos 11 muertos y 20 desaparecidos. El paso del ciclón por la zona brasileña, fronteriza con Argentina y Uruguay, dejó destrucción causando corrimientos de tierra, más inundaciones, mientras algunos puentes colapsaron.
Frente a las inundaciones y la llegada del ciclón, científicos brasileños afirman que no son fenómenos usuales y se deben al cambio climático, que ha hecho que el invierno y las lluvias sean cada vez más intensas.
A lo largo del año Brasil ha sido víctima del clima extremo. En solo 24 horas, São Sebastião, un destino turístico de playa, recibió más de 680 mm de lluvia (más que toda la lluvia que ha caído en Chile en 2023), más del doble de lo esperado para ese mes, febrero, y el mayor volumen acumulado en un día en la historia de Brasil.
Para atender el ciclón la acción del gobierno brasileño ha sido insuficiente: avisaron a la población con mensajes de texto
Para atender el ciclón la acción del gobierno brasileño ha sido insuficiente: avisaron a la población con mensajes de texto que el ciclón venía, pero no fue oportuno efectivo. Ahora se han instalado sirenas en áreas de riesgo y se está llevando a cabo la construcción de viviendas para los que quedaron sin vivienda, más de 4000. Lo preocupante, es que en Brasil 9,5 millones de personas viven en área de riesgo por deslizamientos o inundaciones.
Para hacer frente a las inundaciones, el Gobierno destinó 3,8 millones de reales, cerca de 760.000 dólares estadounidenses, destinados a las canastas familiares y restaurantes que atienden los albergues de damnificados en más de veinte municipios y para atender la emergencia creada por las lluvias.
El fuego arrasa Chile, Argentina y Uruguay
Desde el 30 de enero, una ola de calor se propagó por Chile, y creó las condiciones para el nacimiento de devastadores incendios forestales en la región centro meridional del país. Tales incendios, de origen principalmente humano, surgieron bajo un contexto caracterizado por varios años de deficiencia hídrica y veranos con récords de altas temperaturas.
En Chile cada vez es más usual registrar un gran número de incendios forestales en los meses de verano (este año fueron al menos 406 individuales), de los cuales varios fueron del tipo “alerta roja”. Este año los incendios han afectado ya cerca de 450.000 hectáreas, lo cual representa el doble de la superficie de Luxemburgo.
Debido a los incendios 26 personas perdieron la vida y casi 8.000 resultaron afectadas por pérdidas de vivienda o medios de vida. La industria agropecuaria registró 11.656 productores agrícolas afectados, 5.800 hectáreas de cultivos devastadas y 33.909 animales muertos.
Durante los últimos tres años (2020, 2021 y 2022), el promedio de lluvias no ha superado los 390 mm, menos de la mitad del promedio de, por ejemplo, 1997 que era 872 mm.
La catástrofe de Chile no es nueva. En 2017, 11 personas murieron y 467.000 hectáreas se perdieron por causa de los incendios.
La catástrofe de Chile no es nueva. En 2017, 11 personas murieron y 467.000 hectáreas se perdieron por causa de los incendios. Fruto del calentamiento global, este tipo de eventos recurrentes se debe a que las condiciones climáticas de Chile son cada vez más extremas y propensas a los incendios masivos. El Estado chileno se propone ahora crear una política de adaptación al cambio climático que logre impedir que los incendios se propaguen con la velocidad con la que lo hicieron estos últimos años. Dentro de esa tarea está, además, modificar por completo el modelo de operación de la industria forestal chilena; el país es el segundo productor de celulosa en América Latina y tiene más de tres millones de hectáreas de monocultivos de pino y eucalipto, hecho que tiene un impacto sobre la disponibilidad de agua, la vocación del suelo y la propagación de incendios.
Si bien para mayo de 2023 el gobierno, a través de múltiples ministerios y entidades, había logrado atender el caos que generaron los incendios y la sequía, todavía hace falta un programa o política pública que tenga una visión a largo plazo de los efectos del calentamiento global en el país.
En el caso de Argentina, los incendios forestales se iniciaron en octubre de 2022 y se extendieron hasta mediados de 2023. Entre mayo y junio de 2023 hubo más de 4,675 alertas de fuego en la plataforma Global Forest Watch. Además, el fuego destruyó casi 100.000 hectáreas de bosque, que se sumarían a las 1,8 millones pérdidas por la misma razón en 2022.
La realidad es que Argentina atraviesa una intensa sequía, lo que ha hecho que muchos focos de incendios se propaguen rápidamente. Desde 2019, gran parte del territorio argentino está sufriendo un importante estrés hídrico, y 2022 se ubicó como uno de los años más secos desde 1961.
Un reporte del Servicio Meteorológico Nacional mostró que a comienzos de 2023 las temperaturas extremas se concentraron en la Patagonia, y que luego se desplazaron hacia el norte del país. El informe deja claro que, poco a poco, este calor extrtemo llegará a toda Argentina.
En el país austral el 95% de los incendios lo ocasionan los seres humanos y el otro 5% por tormentas de rayos que caen en medio del bosque. En Argentina, que esuno de los principales productores de alimentos a nivel mundial, la sequía ya lleva tres años consecutivos afectando el campo. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, la sequía ha causado pérdidas por 19.000 millones de dólares; es decir, tres puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) argentino estimado para 2023. Así mismo, esta situación detonó una caída en las exportaciones de granos, lo cual erosiona los ingresos fiscales del Estado por cobros de impuestos.
La ganadería también se ha visto afectada debido a la disminución de comida disponible para los animales. Al igual que en Chile, si no se analizan los impactos de la crisis climática para crear estrategias a largo plazo, Argentina seguirá padeciendo incendios y sequía, un factor más para golpear su ya frágil economía.
El último país latino que ha registrado incendios forestales masivos es Uruguay. Según el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae), entre noviembre de 2022 y marzo de 2023 intervino en 3.604 fuegos. Los incendios ya afectaron 26.261 hectáreas debido a una emergencia climática con olas de calor intensas.
Un punto clave para entender los incendios en Uruguay es la sequía generalizada que azota al país desde octubre de 2022. A esto se suma la baja humedad del ambiente y los vientos fuertes, todos ellos factores climáticos que hacen que el fuego se propague.El miedo de los uruguayos es que los incendios continúen y superen los de 2022, que ya arrasaron 36.000 hectáreas y son considerados el récord histórico del país.
La situación económica del país empeora: en los primeros dos meses de 2023, el gobierno de Luis Lacalle Pou informó un incremento general de precios del 2,57% acumulado, lo que ubica a Uruguay como el cuarto país con mayor inflación acumulada en la región; solo lo superan Argentina, Venezuela y Colombia.
Si la situación de Brasil, Chile, Argentina y Uruguay no es una alerta para los gobiernos de la región, nada lo será. América Latina se ha enfocado durante 2023 en sus im portantes problemas económicos, pero también debe estar atenta a los efectos del la crisis climática que en estos cuatro países está empezando a generar lo se conoce como “desplazados climáticos” es decir, personas que tienen que dejar sus hogares y formas de vida debido a situaciones climáticas extremas. Es urgente crear estrategias de adaptación de largo plazo. Para la región, la compensación y la mitigación ya no son suficientes
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Fotografía: Open democracy. Un voluntario ayuda a combatir un incendio forestal en El Patagual, Chile, el 21 de febrero de 2023. |
Guillermo Salgado para Getty Images.