Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 4 de noviembre de 2023
Violencia (Jorge Forero, 2015)
En el primer largometraje formal del realizador colombiano Jorge Forero el atropello, la rudeza y la tensión se dan paso en tres viñetas muy claras. Tres historias que si bien no se entrecruzan sí se hilan en un quid tempestuoso, pero con un carácter que refresca el valor circundante. De esta manera, en este “tríptico” cinematográfico, el concepto de la virulencia que se dicta desde el título de la obra se explora de una manera interesante; con cautela, calma y cuasi desde la contemplación. Sonará, quizá, contradictorio, sí, pero en este entramado Forero refleja el humanismo que hay detrás del coste principal; el recelo, la zozobra y la ilusión que hay en el campo que une a las tres tramas. Es entonces dentro del campo latinoamericano contemporáneo -pero igualmente bañado por el más tradicional- que las acciones se dan cada una con un ritmo, un estilo y un pretexto distinto pero al mismo tiempo común: la necesidad, la pobreza y el hambre en que cada uno de los espectadores puede identificarse, valerse de ello y ellos y reflejar nuestro lado más oscuro, el más laxo; mismo que atenta a nuestras debilidades más cavernosas y poder hacer así ese giro del bien al mal.
Los tres personajes que se nos presentan declaman sus horizontes, el vivido y el esperado. Bajo estas nociones el encadenado se presenta desde el campo del subtexto; más que las actividades que pintan el lienzo de manera directa, en una primera lectura, lo que importa aquí es rebuscar en las posibles causalidades y consecuencias de lo visto. Si bien algunos de los elementos de relevancia no se señalan de manera clara y/o directa, en el archivo colectivo-social de la corrupción, el vicio, la descomposición y el cohecho es que podemos atacar e interpretar el texto fílmico. El autor nos permite, entonces, hacer anotaciones en nuestra propia versión de aquellas cosas que han quedado taciturnas pero que sentimos y hemos sentido cerca -lamentablemente muy cerca. Al final de cuentas, la violencia que se expone es la de un humano para con otro humano. Entre semejantes. ¿Qué nos hace llegar a ello?, ¿cómo vivir y sobrevivir ante el acto en sí?
Inteligentemente el filme genera perspectivas independientes pero que se recomponen entre sí para edificar una visión global dentro de los actores del ímpetu ponzoñoso e intoxicante. Un hombre encadenado (recluido) es guiado por sus captores por distintas partes de la selva; es ahí y así como se acicala, se alimenta y reposa; en sus ojos podemos encontrar aliento y espejismo. Cuasi carente de dialogación, su único nexo con la realidad -robada- es un pequeño radio donde puede escuchar las voces de una mujer que le manda un mensaje a uno de sus hijos distantes (en tiempo y espacio). ¿Acaso será él?, ¿acaso se ha apropiado del poco cariño que le llega por medio de las ondas hertzianas tras lo que en otro panorama podría considerarse un paraíso? En su segundo rollo nos encontramos a un joven en busca de un trabajo para apoyar la economía familiar. En el laberíntico sumario para conseguirlo se topa con todas las murallas disponibles y es en el abrazo de su gente, sus amigos, que se abre una ventana ofusca, sigilosa y secreta que lo llevará de frente a un ruedo por todos conocido: el fuerte y portentoso nexo entre el ejército y los grupos criminales. Es entonces que después de presentarnos a un actante ya desprovisto de la sensación de libertad y otro durante el proceso de la misma, es en el cierre que Forero se centra en el hacedor de la propia barbarie. En el último acto de este filme seguimos le cotidianidad de aquel que educa e instruye a la próxima generación de enervantes seres que habrán de acatar el poder a través del miedo, a través de ese vínculo ya perdido de moral y clemencia. No obstante, su rol, este último personaje bien puede tener aún apetencias (humanitarias, carnales) que ya se han envilecido; justificando así la altura de su frialdad.
La Violencia de Jorge Forero se desdobla, pues, con soltura, nos aclara la mirada con las impurezas de cada jornal. Se postra ante la apuesta del ser y no del acto. Nos vincula con las personas que sufren; no importando su patrón: sufren: en silencio y ensimismados en un tornado del cual no habrá escapatoria digna ni benéfica. La realización tiene su gracia, si bien su estética no es del todo pasmosa o rimbombante, y su técnica no sobresale, sí que se mantiene en la línea eficaz de la simpleza. No se pisa los talones y hace avanzar la cavilación y la advertencia de una manera regular. Al final, claro, la Violencia que se gesta en la pantalla se implica en la historia de tres sujetos en una diáfana analogía de que son los ciudadanos los que escriben y redactan la historia, la matriz y cicatrices, de un país. Unanación. Así, pues, se cuenta la historia de los territorios que se ciegan a su realidad social.

Violencia de Jorge Forero
Calificación: 3 de 5 (Buena).
Fuente:
https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1051992622682715&id=100036159626395
Fotografía: promoimaganes.colombia