Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 3 de julio de 2021
The Man Who Killed Don Quixote
El Hombre que Mató a Don Quijote (Terry Gilliam, 2018)
Si bien la adaptación de la novela de Cervantes ha sido siempre un proyecto “maldito” para todos aquellos realizadores que han querido llevarla a la pantalla grande, la historia detrás de esta película va un poco más allá, se torna una trama independiente que roza por sí misma los tópicos de la obstinación y el terror en una forma por demás curiosa y mordaz… El siempre inventivo pero controversial Terry Gilliam deseó desde los inicios de su carrera llevar al personaje de Don Quijote a su multicolorido e imaginario universo; se reflejaba en él debido a sus relaciones con la sociedad, el tiempo, los espacios físicos y la inestable barrera de la fantasía con la realidad; nada sorprendente si nos adentramos ligeramente a su filmografía: Brazil (1985), The Adventures of Baron Munchausen(1988), 12 Monkeys (1995), Fear and Loathing in Las Vegas (1998), entre otras… No obstante, la extensión y vastedad de la novela original era tal que Gilliam decidió, junto a su guionista, una adecuación libre que fuera más en el tono y estilo de la mayoría de sus películas.
Fue así, entonces, como en el año 2000 la primera aventura por llevar a cabo la producción se llevó a cabo. En aquella ocasión los estelares dentro de la cinta se firmaban tras los nombres de “Jean Rochefort” como Don Quijote y “Johnny Depp” como Sancho Panza (en realidad un mercadólogo que había sido cambiado en el tiempo). El esbozo parecía de lo más interesante pero no pasaría ni la primera semana de filmación para que todo fuese cancelado: lluvias torrenciales en un desierto, ejercicios militares en el espacio aéreo, enfermedades, lesiones y demás inconvenientes hicieron que todo fuera una experiencia de horror que quedó a bien plasmada por Keith Fulton y Louis Pepe –originalmente contratados para realizar el detrás de cámaras– en el Documental de culto “Lost in la Mancha (2002). Terry Gilliam, a pesar de toda la decepción acumulada, nunca dejó de pelear por llevar a cabo su visión personalísima de la historia del ingenioso Hidalgo… Durante los años consecuentes intentó levantar el proyecto, pero este nunca resistió lo suficiente.
Para el 2017 Gilliam anunciaría que lo intentaría de nuevo. Con un modificado y/o evolucionado guion, todo estaba listo para llevar a cabo el proyecto bajo ciertos parámetros del original, pero, sobre todo, bajo los estigmas de todo lo anteriormente acontecido. El realizador, otrora miembro de los Monty Python, regresaba a España para ver nuevamente los parajes que le habían truncado el sueño. ¿El resultado?: una película irregular en estructura; con elementos que divagan en lógica dentro de la ya desatada y alocada sensatez que se presenta, pero cuya atmósfera y capacidad de sorpresa visual proviene del particular y sumamente reconocible sello de Terry Gilliam. Nadie más podría haber filmado esta andanza con tal soltura y pericia logrando, entre tantas cosas, un divertimento constante, una autocrítica al oficio de la dirección y producción cinematográfica, una burla con amplías referencias a lo acaecido años atrás –karma– pero, ante todo, la total defensa ante la lucha por lograr lo imposible, lo negado, lo impedido y cuasi proscrito por orden natural.
Estelarizada por Jonathan Pryce y Adam Driver, “El Hombre que Mató a Don Quijote” nos hace un recorrido por la necedad en su arista más carismática –cuasi romántica. Retrata al hombre elegido tras el encuentro de ese destino señalado para determinarse como un héroe fársico que al final ha decidido permanecer con la armadura y salvar al mundo bajo la mitología de sus proezas. Se trata, pues, de un cansino sujeto que ha decidido alejarse de la materialidad en pos de la magia, lo ilusorio y lo quimérico. La subjetividad reinante ante un mundo que trata de hacerlo entrar en sus cabales, que intenta regresarlo a su normativa: sistema donde el escarnio es la regla descriptiva, la burla un espectáculo para los dominantes, y la estafa y el engaño como el lenguaje y la enunciación para comunicarse.
Arropado de algunos de sus colaboradores más cercanos como Nicola Pecorini en la fotografía y Lesley Walker en el montaje, Gilliam amalgama talentos españoles para dotar de la más potente nacionalidad su recuadro dramático, dígase Roque Baños en la partitura, Benjamín Fernández en el diseño de producción o Teresa Font como co-editora. Claro está que para este nuevo lance se convocó de nueva a cuenta a Louis Pepe y Keith Fulton para ir detrás de las cámaras y documentar lo que habría de suceder, en este caso la culminación de la aventura lleva por nombre “He Dreams of Giants” (2019).
Si bien en el filme de Gilliam la realidad termina por fustigar al personaje central arrebatándole su mundo total, exorcizando su sugestión, las ideas le prevalecen. Si bien el héroe termina con un último respiro para perecer, no sucede lo mismo con lo que implica su honor o encantamiento; su locura y sazón para andar por el mundo en búsqueda de la belleza… El recorrido de ello es eterno, claro, es herencia de todo aquel que sienta el llamamiento por seguir la infinita carrera; recorrido sin final que más que allanar un final nos enseña que la rendición es lo último que debe acontecer. Tal como el propio Terry Gilliam nos demostró al poder, por fin, y con harta justicia, concluir una de sus más deseadas fantasías.

El Hombre que Mató a Don Quijote de Terry Gilliam
Calificación: 2.5 de 5 (De Regular a Buena).
Fuente: https://www.facebook.com/100036159626395/posts/455591858989464/?d=n
Fotografía: enfile.com