Por: Rubén Jiménez Reyes*. Perspectivas comunistas. 25/07/2024
Los proverbios populares concentran el conocimiento de nuestros pueblos de forma milenaria, y el que no oye consejos no llega a viejo.
“No tengo tiempo para andar de mitotera”, así nos contestó una compañera maestra hace mucho tiempo cuando la invitamos a sumarse a las actividades del primer sindicato que se formó en Conalep Ciudad de México.
Las actividades sindicales nos dan estabilidad, mejores condiciones laborales, mejores prestaciones, mejores salarios y una vida laboral más relajada, eso es lo que deja, en cambio, la vida laboral individualista (sin sindicato) y precaria solo nos genera estrés permanente, angustia, miedo, sometimiento, bajos salarios, ninguna prestación, maltrato e indignidad, eso es lo que acelera nuestro envejecimiento, nuestra muerte prematura, por lo tanto, sólo nos acaba matando.
¿Pero por qué la gran mayoría de los trabajadores piensa así; al revés?
Carlos Marx decía que la religión era la causante de que los trabajadores se atomizaran, es decir, la religión hacía que los trabajadores se dividieran y se conformara con sus condiciones precarias, les hacía olvidarse de su condición de clase, no tenían conciencia de clase.
“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos”.
Hoy muy probablemente ya no es la religión quien hace esa función, actualmente los trabajadores están totalmente individualizados, esa es la tarea principal del neoliberalismo: individualizar a la sociedad en un sistema donde lo más importante es alcanzar riqueza individual para fomentar un consumo desmesurado, individualización que se da a través de múltiples factores y elementos como los medios de comunicación, la internet, las redes sociales, etc.
Tal vez, esa es la razón por la que nadie le da “me gusta” a las publicaciones que hablan sobre el colectivismo o el cambio climático, o los problemas sociales, en cambio, si publicas una foto estando de viaje o comprando un auto, todo mundo comenta y le da clic en “me gusta”.
Los trabajadores en el mundo luchamos o nos rendimos frente a un sistema que tiene todo el poder y el 98% del dinero generado por nosotros mismos.
Todo sea por sentirse feliz, hay que consumir todo el tiempo una y otra vez, hasta hacer inmensamente ricos a los grandes dueños del capital que sólo conforman al 2% de la población, aproximadamente.
Entonces pues, a los trabajadores, y sobre todo a los académicos nos corresponde no sólo hacer el cambio, sino crear a las generaciones futuras del cambio.
Cuando cambiemos el “chip”, no diremos nada, pero habrá señales, atenderemos primero lo que deja y luego lo que apendeja.
* Rubén Jiménez es secretario general del Sindicato Nacional de Docentes y Trabajadores Conalep (SINADOCO)
Fotografía: Cortesía del autor