Top Posts
Un balance de la lucha de la CNTE:...
Asamblea de Daniel Noboa aprueba instalación de bases...
La (des)nazificación de Alemania
El sistema de castas y los dilemas de...
AgroALBA arrancó en Venezuela: estrategias solidarias para producir...
¡No en nuestro nombre! Manifiesto de feministas contra...
Presidente Maduro propone Escuela de Agricultura Regenerativa para...
EE. UU. vs. China: ¿quién manda en el comercio...
Entre el wokeismo y el populismo de derecha
PALESTINA Y LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundario

Mujeres que tejen en la Montaña de Guerrero

por RedaccionA marzo 12, 2022
marzo 12, 2022
699

Por: María Elena Herrera Amaya. 12/03/2022

Antropóloga, posdoctorante IIJ-UNAM

Desde el interior de su casa, Martha teje sombreros de palma; sus manos conocen perfectamente el oficio, sus dedos trazan figuras, se entrelazan y giran, moldeando en cada movimiento un trabajo que aprendió de su madre. Mientras teje, observa la televisión, vigila a sus hijos o conversa con alguna vecina que llega a visitarla, siempre sin desatender su oficio y sin que sus manos suelten la palma. “Es fácil”, me dice, “es fácil cuando aprendes de niña”.

Ella aprendió desde que era todavía una niña; recuerda, que en casa de sus padres, su mamá todas las tardes se sentaba en el solar a tejer, mientras que ella tomaba las hebras de la palma que sobraban y comenzaba a imitarla. Junto con otras niñas, entre juegos y risas, vecinas y primas, practicaban el tejido, bromeaban y aprendían las unas de las otras la forma correcta de entrelazar las hebras, primero para tejer una cinta, y luego, para poder darle forma y estructura a un sombrero.

Una vez que creció y dejó atrás la niñez, comprendió que aquella actividad era una necesidad. De joven tenía que ayudar a su madre a tejer sombreros, y ahora, como madre de familia tiene que tejerlos como una actividad con la cual puede reunir algo de dinero, pues “la situación está muy difícil… no hay trabajo acá […] comida no falta, sí hay tortilla, caldito de frijol, pero si quieres carne, no hay; otra cosa, no hay”, comenta al tiempo que señala que en su pueblo no hay nada más, salvo poner una tienda. El único trabajo que conoce es emplearse como trabajadora agrícola y viajar con su familia a Sinaloa o a Guanajuato durante la temporada alta de cosecha,[1] y cortar jitomate, chile, lechugas o verduras chinas, pero por ahora en su comunidad,[2] no hay corte, y mientras tanto, su esposo se dedica enteramente a cuidar las siembras.

En una de las esquinas de su casa va apilando los sombreros que lleva en el día, dos o tres. Cada uno -dependiendo de las demás actividades que realiza al día, como preparar los alimentos, encargarse de la casa, de sus hijos, de salir a la tienda, de acompañar a su esposo al campo, entre otras- le toma aproximadamente unas tres horas de trabajo, a veces más, a veces menos. Todo depende del tiempo que tenga libre para tejer, incluso, a veces, cuando va a la tienda o acompaña a su esposo al campo, lleva consigo el sombrero, caminando y tejiendo.

No se queja, me cuenta que es tardado, pero que al menos es una forma de ganar dinero, aunque el problema mayor lo encuentra en el precio que le dan por los sombreros. A veces le dan 50 pesos por el trabajo de una semana, a veces 80, todo depende de la cantidad de sombreros que logre acabar, de los precios que fijen los compradores y de que tan seguido recorran estos las comunidades de los municipios de la Montaña.

Cada semana o quincena suben las camionetas de compradores de sombreros de palma. Con un altavoz recorren las calles de la comunidad invitando a las mujeres a que se acerquen a vender sus sombreros. Estos, se venden como mercancía, primero en Tlapa de Comonfort, en donde se les da un acabado, y finalmente en Puebla y Ciudad de México (Perez, 2021) a un precio mucho mayor. La producción y comercialización de sombreros en la región Montaña de Guerrero es histórica, y su consolidación como mercado puede rastrearse a la época presidencial de Lázaro Cárdenas, quien dictó las primeras medidas protectoras del tejedor y ordenó al Banco Nacional de Crédito Agrícola para que interviniera en la compra de sombreros (Miramontes, 1949: 135-136). Sin embargo, la falta de regulación de este mercado y el continuo despojo y desvalorización al trabajo de las poblaciones de la Montaña siguen generando, que a pesar del trabajo y tiempo que suponen, siga pagándose a las mujeres tejedoras, un precio muy bajo.

Además, la labor de tejer sombreros sigue percibiéndose como una actividad complementaria, no como un trabajo. La mayor parte de quienes realizan esta actividad son mujeres, y en muchas de las ocasiones, los hombres consideran que ellas “ solo ayudan” a la economía familia mediante el tejido de sombreros, por lo que sobre el tejido, consideran otras actividades como prioritarias, como lo pueden ser la preparación de alimentos, el cuidado de la casa y de los niños, es decir, actividades que tradicionalmente se han pensando, impuesto y significado para las mujeres. Con esto, se invisibiliza el tejido de sombreros como una actividad laboral y económica, se perpetúa la doble jornada para las mujeres, y se invisibiliza su papel productivo y económico dentro de la sociedad.

A veces, cuando hace calor, ya por la tarde, Martha sale a reunirse con algunas vecinas, familiares o amigas; se sientan en el solar de la casa de alguna de ellas, o en la plaza del pueblo o frente al salón de bienes comunales, y ahí conversan, ríen, y tejen sombreros e historias.

Bibliografía

Miramontes, Hilario (1949) “El sombrero de la palma en la Mixteca de Guerrero”. En Investigación Económica, 9(2), 133-159.

Pérez, Alfonso (2021) “Lo que guarda un sombrero en la Montaña de Guerrero”. En ADN Cultura, 21 de octubre. Disponible en: https://adncultura.org/lo-que-guarda-un-sombrero-en-la-montana-de-guerrero

[1]      Las temporadas altas en estos estados son, para el caso de Sinaloa, entre los meses de septiembre a febrero, y para Guanajuato, de junio a septiembre. Estos periodos de tiempo pueden ser más cortos o largos dependiendo de la producción y de las condiciones climatológicas del año en cuestión.

[2]      Esta conversación tuvo lugar en el mes de junio 2021.

LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ

Fotografía: Tlachinollan

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
RedaccionA

noticia anterior
Un portal de criptomonedas ha bloqueado 25.000 cuentas de usuarios rusos
noticia siguiente
Guatemala. Congreso aprueba ley que penaliza el aborto y matrimonio igualitario

También le podría interesar

Guerrero: la tierra de los desposeídos

junio 6, 2025

Carrizalillo, 60 días de resistencia frente a la...

junio 5, 2025

La empresa minera Equinox Gold nos dejó en...

junio 4, 2025

Visitantes en este momento:

734 Usuarios En linea
Usuarios: 225 Invitados,509 Bots

Blog: Perspectivas comunistas

Desde el Plantón magisterial en el Zócalo de la CDMX

Nuestras redes sociales

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

junio 2025
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30  
« May    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    Del Acuerdo Educativo Nacional al Plan de estudios 2022.

    septiembre 13, 2022
  • 2

    Luce, la polémica “mascota” con que El Vaticano busca acercarse a los jóvenes

    noviembre 16, 2024
  • 3

    Entrevista a Paulina Hunt, dramaturga y actriz humanista y coautora del libro «Pedagogía de la Expresión»

    agosto 25, 2024
  • 4

    Pako Belmonte: «Necesitamos la complicidad de la gente para defender la función social de las bibliotecas públicas y evitar recortes»

    noviembre 8, 2023
  • 5

    Incongruencias de la NEM de Marx Arriaga: luchar contra el neoliberalismo promoviendo un concurso de Círculos de estudio sobre Freire, con premios de 10 mil pesos a los ganadores y con mecanismos de exclusión

    septiembre 25, 2024
  • 6

    Milei, una bomba de tiempo.

    diciembre 3, 2023
  • 7

    La Casa de los Famosos: ¿es posible no mirar?

    septiembre 19, 2024
  • 8

    Geopolítica del despojo: biopiratería, genocidio y militarización

    noviembre 8, 2023
  • 9

    Nuevas marginalidades.

    octubre 1, 2020
  • 10

    Bolivia, más allá de la unidad por la unidad en el partido y más allá del Golpe o Autogolpe

    julio 15, 2024
  • 11

    Maestros y esclavos o el nuevo capitalismo moral

    agosto 2, 2021
  • 12

    Solicitan a Alta Comisionado ONU enviar misión observadores de DD.HH a Chile.

    octubre 11, 2020
  • 13

    Quien siembra vientos, cosecha tempestades

    abril 5, 2025
  • 14

    Susana Munay | La imposibilidad del orden

    agosto 8, 2021

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial

Leer también:x

Tirar a matar: ejecuciones extrajudiciales en La...

febrero 22, 2018

Maestros idóneos protestan contra examen de permanencia;...

julio 11, 2016

Atentan contra la vida de Marcela de...

junio 20, 2017