Por: Julia Estrada. NUESTRAS VOCES. 17/04/2020
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) analiza las diversas políticas aplicadas por distintos países del mundo para enfrentar la pandemia y algunas debates derivados de la economía que viene. En todos los casos estudiados los gobiernos aplican medidas donde invariablemente el Estado es el último garante: paquetes fiscales, garantías de créditos y reducción de tasas. Los indicadores globales afectados por la pandemia.
La pandemia primero fue declarada en China, segunda economía más grande del planeta, que había tenido un papel importante en el rescate del capitalismo global en la crisis de 2008. Allí, la paralización de la actividad en los principales centros urbanos e industriales trajo consecuencias que luego se propagarían rápidamente hacia el resto de la economía mundial. A medida que el virus se fue expandiendo, las restricciones a la movilidad y las medidas de aislamiento generaron fuertes impactos en la economía real, no sólo a nivel local, por el cierre preventivo de establecimientos, sino también especialmente vinculados a interrupciones en las cadenas globales de valor.
¿Las respuestas? Voluminosos paquetes fiscales, garantías de créditos y reducciones de tasas parecen ser los tres ingredientes de la receta global para hacer frente a la crisis que se avecina y que descansa en la inyección de recursos estatales en distintas partes del planeta.
Argentina, Brasil, México, Estados Unidos, Italia, Francia, Alemania, España, Reino Unido, China, Corea del Sur y Japón: así se compone el panel de países analizados en la segunda parte del presente informe, con el objetivo de cubrir políticas económicas de distinta índole aplicadas en América, Europa y Asia. Como característica común de estos casos, se observa que los gobiernos “improvisan” el combate a la pandemia con medidas donde invariablemente el Estado es el último garante. Sin embargo, hay dos variables adicionales que son centrales: por un lado, el nivel de contagios y cantidad de muertes que la expansión del virus ha provocado en cada país –y las medidas de aislamiento aplicadas–, y por otro lado, el recorrido económico que cada país reporta en sus años precedentes, considerando que la espalda fiscal es diferente y habilita intervenciones de distinta magnitud.
¿Qué medidas adoptan los países frente a la pandemia?
Se reconstruyeron una serie de indicadores clave para hacer compatible el abordaje fiscal y monetario que cada país realiza frente a la pandemia del coronavirus. La cantidad de muertes registradas cada 100.000 habitantes se colocan a la fecha del 23 de marzo y del 9 de abril, cubriendo en un primer momento la cantidad de contagios existente cuando se realizaron los principales anuncios de políticas económicas tanto en Europa como en Estados Unidos, y también países como Japón. La evolución de las muertes 17 días más tarde, al 9 de abril, nos permite observar la exponencialidad en que se manifiesta el crecimiento en cada país.
En Argentina, desde el desembarco de la pandemia al territorio nacional y considerando el impacto negativo que las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio reportarán sobre la economía local, el gobierno nacional anunció un paquete de poco más de 2 puntos del producto (2,3%), cuando contaba con 299 contagios y 4 muertos por COVID-9, al 23 de marzo de este año. A esa fecha tenía 0,008 muertes por cada 100.000 habitantes y 17 días más tarde registró 0,142 muertes (al 9 de abril de 2020). El aumento fue de 17 veces. Un punto del PBI se dispuso para inyectar a distintos programas fiscales –tanto a la oferta como a la demanda– y poco más de otro punto del producto (1,3%) se anunció en créditos, garantizados fiscalmente –de manera parcial– a través del reforzamiento del FOGAR ($30.000) y fomentados desde la reducción de encajes del BCRA, hasta totalizar $350.000 millones. A ello se agrega la reducción en 200 puntos base de la tasa de interés, una de las bajas más drásticas en términos comparativos, que llegó al 38% para la tasa de política monetaria y se ubicó en 24-26% para los préstamos de sostén de capital de trabajo y pago de nóminas salariales.
Si bien predominan las comparaciones de política económica con países de Europa Occidental y con Estados Unidos, en América Latina es relevante contrastar el caso argentino con los casos de Brasil y México, tratándose de tres economías latinoamericanas. El gobierno de Brasil se resistió fuertemente a implementar medidas de resguardo de la población que significaran una afectación económica. Para Bolsonaro, “las medidas no pueden ser peores que la enfermedad”. Sin embargo, la tasa de crecimiento fue alta, al 23 de marzo registraba 0,015 muertos por cada 100.000 habitantes y al 9 de abril 0,379. Subió 25 veces.
En los países europeos, que registran al 23 de marzo niveles de contagio y cantidad de muertes más elevados que América Latina, los paquetes monetarios incluyen medidas de enorme importancia para el sostén de la oferta. Francia impulsa medidas por 13% de su PBI en fondos de garantía estatales para préstamos a empresas (300 billones de euros); España hace lo mismo con el 15,7% del producto (200 billones de euros), Reino Unido otro 15% (330 billones de euros) y Alemania 5,8%. En todos los casos la política monetaria se refuerza con la decisión del Banco Central Europeo de reducir la tasa de política monetaria en 25 puntos base.
La zona Euro se encuentra en la actualidad discutiendo políticas comunes, que en principio serían un “mecanismo permanente de rescate y su reactivación con 238.000 millones de euros, préstamos a pymes por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y un esquema de protección del empleo europeo que además incluya un fondo de rescate para promover la inversión y la reconstrucción europea y el posible compromiso de emitir eurobonos en un futuro”15. Aunque hay posiciones encontradas: Italia se resiste a condicionantes posteriores, mientras que los Países Bajos se inclinan por un sistema de control mucho más estricto.
El Estados Unidos de Trump se resistió en un comienzo a aplicar medidas de aislamiento social que protegieran a la población, evitando detener la marcha de la economía, pero ya al 23 de marzo llegaba a más de 51 mil contagios y 500 muertes. A esa misma fecha, EEUU registraba 0,16 muertes cada 100.000 habitantes y al 9 de abril, un total de 4,43. Varios estados implementaron políticas de aislamiento y desde el gobierno federal se envió un paquete fiscal al Capitolio por más de 10% del PBI, que aún no fue aprobado. Por lo pronto, la Fed flexibilizó los límites de apalancamiento bancario, inyectó hasta US$ 800 billones de liquidez mediante operaciones de mercado abierto (Treauries, MBS) y US$ 300 billones adicionales por otros mecanismos. Por ejemplo, la Fed prestando bancos contra ABS de garantía (ABS=Asset backed securities) y préstamos a estudiantes, prendarios, de tarjetas de crédito, etc.
El origen del virus, territorialmente, fue China. El paquete fiscal chino es de gran magnitud. Inyectó liquidez por hasta 3 trillones de yuanes (trillón americano) y 1.85 trillones en líneas de crédito a sectores afectados. El aumento del gasto público incluye medidas de recortes de impuestos y apoyo a PyMEs. Junto con ello, se redujo la tasa de interés entre 0,5 y 1 punto 26. El gran resultado de las políticas de aislamiento implementadas durante enero y febrero hicieron que el movimiento en la cantidad de muertes cada 100.000 habitantes se estancara, siendo de 0,231 al 23 de marzo de 2020 y 0,236 al 9 de abril.
Las políticas estatales, protagonistas contra la pandemia
Una de las conclusiones más relevantes que se extraen de analizar cada uno de los casos, los cuales responden a una muestra de países de distintos continentes (Asia, Europa y América), es que las políticas estatales son indiscutibles protagonistas como herramientas de combate a la crisis económica que trae aparejada la pandemia del COVID-19. Pareciera haberse expandido, en este virus global, también una receta global: los Estados ponen recursos para compensar los efectos de la crisis. Responden los Estados, no los mercados.
Los paquetes fiscales representan, en gran parte de los países analizados, entre 1 punto y 2 puntos del PBI (Argentina 1%, Brasil 3,5%, México 0,7%, Reino Unido 2,1%, Francia 2%, Italia 1,4%, España 0,7%, Corea del Sur 0,8%). En estados con saldo fiscal positivo el margen para la inyección de recursos es mayor, mientras que en otros la emisión monetaria es la herramienta a mano, y relegitimada en este contexto.
Las tres excepciones, donde se registran enormes inyecciones fiscales que ascienden a dos dígitos del producto, son Estados Unidos -cuyo paquete podría ascender a 10% del producto en caso de aprobarse en el Congreso-, la principal economía europea, Alemania -con un importante 14,5%- y Japón, con casi 20% del producto (19,5%) de inyección fiscal. Los dos dígitos en cada uno de estos casos también dicen otra cosa: la magnitud de la crisis que provoca el COVID-19 es tan grande, que aquellos que pueden hacer keynesianismo de guerra, lo hacen sin dudarlo. Amén de estas diferencias entre quienes pueden más y quienes pueden menos, es evidente que la extensión en el mundo de las medidas de aislamiento requerirá del aporte extraordinario de organismos multilaterales de crédito, fundamentalmente en aquellas economías más débiles. Ante la ausencia de coordinación global para hacer frente al COVID-19, el rol de sostén de estos organismos aparece como medida urgente en esta crisis.
Precisamente, la otra pata de la intervención estatal son las regulaciones monetario-financieras que se disponen para facilitar el crecimiento de préstamos a la economía real.
En tercer lugar, la baja de tasas de referencia es una característica común de prácticamente todos los casos analizados.
A modo de ejemplo del renovado rol estatal, la sola noticia sobre la probable estatización de Alitalia, la aerolínea de bandera italiana, va en línea con esta aseveración.
Políticas de inyección de recursos
Con 0,01 muertes por cada 100.000 habitantes, el gobierno argentino actuó rápidamente –en términos relativos– con la aplicación de medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio. La ventaja fue que la expansión del virus comenzó en China y siguió a Europa, y eso dio tiempo a Argentina a adelantarse a la exponencialidad de contagios a nivel local. El paquete anunciado de casi 2 puntos del producto (2,3%) es elevado para el nivel de gasto del estado argentino –que venía de un profundo ajuste fiscal-. Pero es menor en magnitud al de otros países y posiblemente la extensión en el tiempo de las medidas de aislamiento necesite de la expansión de este paquete, que contiene programas de sostén de ingresos de las familias y de inyección de liquidez de empresas. En este segundo punto, no obstante, lo que está en debate en las últimas horas es la efectiva implementación de estas políticas de financiamiento, dada la resistencia de sectores de la banca a prestar dinero a empresas en crisis.
Al observar la toma de decisiones económicas en otros países en relación al nivel de contagios, se observa que Europa pareciera actuar tardíamente, sobre un escenario de desborde sanitario in crescendo.
Podemos sumar los casos de Estados Unidos y Brasil, que a pesar de contar con la ventaja del “diario del lunes” por observar con anticipación el nivel de contagios y muertes en China y Europa, actuaron tarde. Tanto Trump como Bolsonaro demoraron en aplicar medidas de aislamiento en virtud de priorizar la preservación de la actividad económica –y aún Brasil se encuentra en debates internos respecto de la política sanitaria a aplicar ante la pandemia-.
¿Con qué espalda económica cuenta cada uno para afrontar esta crisis?
A priori, cabe decir que las tasas de crecimiento globales reflejan el verdadero achatamiento de la curva. Esta crisis global llega cuando la economía ya presentaba diversos síntomas de estancamiento. Incluso en este contexto, la situación de cada región del planeta es diferente.
El caso argentino presenta una serie de indicadores muy negativos, que combinan una de las tasas de desocupación más elevadas de América Latina –y del mundo-, con 10,9% (Dato publicado por Banco Mundial, a 2019), con una caída de su producto en 2,2% en 2019 (único de todo el panel de países que tuvo caída el año pasado), deuda sobre PBI de 93% y déficit fiscal de 0,6%. Otros países con elevada desocupación son Brasil (11,9%), España (11,9%) e Italia (9,8%), aunque en los tres casos, 2019 fue un año de crecimiento económico: 1,1%, 1,8% y 0,1% respectivamente. Los niveles de deuda de Estados Unidos y de países europeos son también equivalentes al producto, como en Argentina, con una sola diferencia crucial respecto de nuestro país: están endeudados en su misma moneda, Argentina en un 80% debe repagar en moneda extranjera.
En Brasil, como se mencionó, la tasa de desocupación es de dos dígitos -11,9%- y está entre las más elevadas del panel de países, al mismo tiempo que presenta una deuda de 91,6% del producto y déficit de 1,8% a 2019. La situación de México es mejor que la argentina y brasileña: creció 3,6% en 2019, su tasa de desocupación es baja (3,6%), tiene deuda sostenible (53,8% del PBI) y 0,86% de superávit fiscal primario.
En Europa la situación es dispar, Alemania y Reino Unido presentan las tasas de desocupación más bajas a 2019 (3,1% y 3,6%) e incidencia de deuda relativamente más reducida que sus vecinos (58,6% y 85,6% respectivamente). Los casos de España, Italia y Francia tienen indicadores de desocupación que rozan –o superan- los dos dígitos: 13,8%, 9,8% y 8,4% y con deuda pública que equipara o supera al PBI, España 96,4%, Italia 133,2% y Francia 99,3% a 2019, según el Banco Mundial. La heterogeneidad en Europa en términos económicos pareciera haber encontrado correlato con la expansión del virus, siendo España e Italia los más afectados.
Por último, China creció 6,1% el año pasado, y casi triplicó e crecimiento que registró su rival, Estados Unidos (2,3%). Esta tendencia de mayor crecimiento de china mostraba la dinámica expansiva que incluso en un contexto de estancamiento global mostraba el país asiático. Por otro lado, el nivel de deuda de Estados Unidos asciende a 106% del PBI, lo que corrobora que su economía presenta altos niveles de dependencia financiera, mientras que China registra un 55% de relación deuda/PBI.
Si China, y también economías asiáticas como Japón y Corea del Sur, lograran salir más temprano que Occidente de este pozo provocado por la pandemia, podrían producirse alteraciones en el tenso equilibrio global que precedió a esta crisis, y que se expresó en la guerra comercial China- Estados Unidos. Uno de los indicadores para seguir esta tendencia es el comercio internacional, que ya en artículos sanitarios coloca a China como proveedora de distintos países occidentales, pero que podría crecer también en otros órdenes de la producción industrial. En ese mismo sentido, el último Informe de la CEPAL muestra que el propio EEUU presenta saldo comercial negativo con China, sobre todo en manufacturas de alta tecnología y que desde 2011 China ha superado al país norteamericano en solicitud de patentes, llegando casi al 50% (y creciendo), mientras que EEUU se encuentra entre el 15 y 20% desde hace 30 años 28. Se trata, desde ya, de una historia en desarrollo.
Por lo pronto, la editorial del periódico británico Financial Times del 3 de abril, dio que hablar en estos últimos días: “Tendrán que ponerse sobre la mesa reformas radicales —la reversión de la dirección política prevaleciente de las últimas cuatro décadas—. Los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía. Deberán concebir a los servicios públicos como inversiones en lugar de pasivos, y buscar formas de hacer que los mercados laborales sean menos inseguros. La redistribución volverá a estar en el orden del día”, para agregar “las políticas hasta hace poco consideradas excéntricas, como los impuestos sobre la renta básica y los impuestos sobre la riqueza, tendrán que estar en la mezcla”.
¿Refleja esta editorial de un prestigioso diario financiero británico un debate más profundo por parte de la dirigencia política y los poderes económicos del mundo? ¿Qué profundidad puede tener la revisión de la política económica global? Seguramente este tipo de discusiones seguirán creciendo, buscando encontrar un nuevo consenso sobre cómo se financian y cómo gastan las economías del mundo. Por ahora, pareciera que la austeridad fiscal está herida de muerte, pero ¿será la receta para salir de la crisis post-pandemia que muchos pedirán? ¿Cuánto tardará en resurgir de las cenizas? No hay sentencias definitivas por estas horas, sino que se abre un abanico de interrogantes hacia el futuro.
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Fotografía: NUESTRAS VOCES.