Por: Simón Peña. 25/02/2025
¡Salud!
Resulta que hay gente que no solo se preguntan por la existencia o no existencia de Libertalia, sino que también pretenden “demostrar científicamente” su existencia o su no existencia. Algo así ocurre con la existencia, o no existencia de un ser superior (¿a qué, a quién?). Me parece que ir por la vía de la “ciencia” buscando la estación Libertalia puede llevarnos a descarrilar.
Sería un tanto absurdo, aunque en el mundo de hoy parece que eso es lo que mola, preguntarse “científicamente” por la existencia o no existencia de la Isla de Thomas Moro, o por la existencia de los liliputienses de Swift, o por aquellos soldados/naipes de la Alicia de Carroll… Bueno, esto último tiene más sentido, ya que esos soldados, que además de jardineros, cortesanos, miembros de la familia real, que obedecen ciegamente a la caprichosa reina de corazones, hacen de aro para que la reina juegue, haciendo trampas, que para eso es la reina, al croquet, y que luego actúan de verdugos…, hasta que tanto aro, tanto sometimiento, al final solo queda la reina, el rey y Alicia. Un poco menos de un siglo posterior, alguien se vio solo cuando los nazis fueron a por él (“…ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde”).
Dejemos de lado los argumentos “científicos” del sí o del no. Y no es porque renunciemos a la ciencia, ni mucho menos, pero en lugar de preguntarse por su existencia, deberíamos cambiar la pregunta por otra, tal como ¿qué fue Libertalia? Tal vez podamos encontrar las bases de aquella agrupación surgida en un lugar tan alejado del mundo occidental. Allá por los siglos XVII y XVIII, donde ciertas agrupaciones de piratas y esclavos, cansados de sus vidas errantes, se instalaron y decidieron convertirse en sedentarios, si bien algunas escaramuzas por los mares seguían realizando. Practicando una vida en común entre gentes de muy diversos lugares y condiciones, eliminando el dinero, donde las mujeres eran iguales en todos los sentidos a los hombres, comunidades en las que las decisiones importantes se tomaban entre todas la personas en asambleas. Eso fue, es y será Libertaria.
Tal cosa, tal deseo, tal sueño, y paso por encima de muchos otros aspectos, no era ni más ni menos que lo que había defendido Thomas Moro en su isla. Si alguien es capaz de defender una utopía así, si gentes llegadas de muchos lugares son capaces de intentar llevar a efecto las características de Utopía, es que Libertalia ha existido, existe y existirá. Sin duda alguna la utopía ha existido, existe y existirá.
Por lo tanto no es necesario crearse dolores cerebrales, es suficiente con que se intente poner en práctica los deseos de la vida en la que la libertad, la solidaridad, el apoyo mutuo, la desaparición de las fronteras, la conversión de los soldados armados en naipes que no obedezcan a nadie…. Entonces podemos afirmar que Libertopia existe. Lo demás no es otra cosa que transformar la utopía en distopía, es intentar convertir los deseos de libertad en miedo al futuro. Y ya se sabe, el miedo coarta la libertad.
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Fotografía: Portal oaca.