Por: Heriberto Antonio García. Académico UV-UVM 20/09/2016
Tras la vista de Donald Trump candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos a México, los residentes en la unión americana y desde luego, los que vivimos en el interior de la república mexicana nos indignamos por lo sucedió, consecuentemente por el racismo y discurso de odio que él ha expresado directamente a la comunidad latina y en especial a los mexicanos. El recibimiento de Peña Nieto a Trump en los Pinos representó un acto de insidia al pueblo de México, donde prevaleció más la diplomacia de la servidumbre que el rechazo a la construcción del muro fronterizo; tema álgido para las relaciones exteriores y económicas entre ambos países.
Aunque en el encuentro no se tocó el tema del muro, el vocero del gobierno Federal, Eduardo Sánchez, anunció que durante la reunión privada que sostuvo el presidente de México con el candidato republicano, aclaró que “México no pagaría el muro”. Más tarde, Trump en California reafirmaba su postura respecto del muro fronterizo. El resultado de tal encuentro hundió sencillamente no sólo las esperanzas de perdurar al PRI para el 2018, sino inmovilizar a México frente al eventual triunfo de Hillary Clinton. A pesar de no asegurar la visita de los dos candidatos, el gobierno federal acepto la visita de Trump con el riesgo político de que Clinton declinará la invitación, tal como se dio a conocer en días pasados en un comunicado de prensa.
Aldous Huxley en su libro Un mundo feliz, sostenía que “revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse”. Es decir, que por ahora, de acuerdo a la intensidad de los tiempos electorales en la unión americana, el gobierno federal tuvo que haber reservado el derecho de invitar no sólo a Trump sino a Clinton; más tarde en un ambiente propicio y seguro, la invitación quizá habría adquirido un efecto políticamente auto-justificable cualquiera que fuera el vencedor. Lo cierto, es que el encuentro no tuvo el mejor desenlace en términos pre-presidenciales, tal como se llegó a pensarse, sin embargo, el posible motivo de la reunión entre Peña Nieto y Trump, fue la crisis que actualmente sufre la economía del país en miras de un posible rescate de Washington previo de las elecciones del 2018.
La visita de Trump a México fue desde su raíz más peligrosa que deseable, al igual, que la servidumbre manufacturada por nuestros antepasados después de la fundación de la Nueva España, hoy puesta en relieve por Enrique Peña Nieto. Lo único repetible, según Nietzsche es la sucesión de eventos de la vida cotidiana y por supuesto de la historia, volver a repetir, es percibir las cosas del mismo modo pero bajo otras circunstancias atenuantes. Quiero decir, la servidumbre es la misma pero el contexto y tiempo son otros.
fotografía: salon