Por: Talita Fernandes. 19/06/2021
Este texto es parte de una serie especial de Global Voices sobre mujeres con carreras académicas llamada Women in Science. Ver otras historias aquí y aquí.
Rosana Pinheiro-Machado, de 41 años, es una antropóloga reconocida por sus investigaciones sobre China y los hechos que precedieron al ascenso del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro. Tiene una columna en el sitio web The Intercept Brasil, era profesora en una universidad federal de Brasil (UFSM, en la ciudad de Santa María, al sur del país) y hace unos años se encontró en algo que los brasileños conocen como “atolladero”.
La expresión se utiliza para definir a quienes se encuentran atrapados entre situaciones y decisiones. Por las dificultades que tuvo para seguir la carrera académica como docente, investigadora y profesora de Antropología Social en Brasil, Rosana decidió emigrar y aceptar la oferta de ocupar la cátedra de Desarrollo Internacional en la Universidad de Bath, Reino Unido. También integra la Academia de Educación Superior y fue profesora de Desarrollo Internacional en la Universidad de Oxford entre 2013 y 2017.
Al igual que otros académicos brasileños, en los últimos años Rosana enfrentó recortes en la financiación de la ciencia por parte del Gobierno federal y a la creciente devaluación de las humanidades y de quienes se especializan en humanidades en el país.
Además recibió ataques personales, especialmente de personas adeptas al movimiento de extrema derecha, que la acusaron de practicar y enseñar el comunismo en las universidades. Al convertirse prácticamente en “enemiga de la nación”, según sus palabras, a los profesionales de las ciencias humanas los comenzaron a perseguir en el país. Ella misma enfrentó todo, desde una denuncia en el Ministerio Público Federal hasta insultos misóginos en internet e intentos de boicotear sus clases.
Así, ante una oportunidad en una universidad en el extranjero en 2019, Rosana acabó convirtiéndose en uno más de los “cerebros” que dejaron Brasil en busca de mejores oportunidades profesionales.
En la actualidad, sus investigaciones se centran principalmente en las relaciones entre China y Brasil y la economía informal; la producción y el consumo de mercancías y la inclusión social a través del consumo; las nuevas clases medias en el Sur global, y las narrativas del mundo tras el COVID en los medios internacionales. Es autora de varios libros, el más reciente “Amanhã Vai Ser Maior” (Mañana será mejor, Editorial Planeta, 2019), que analiza el ascenso de la ultraderecha en Brasil y las posibles “vías de escape”, según sus palabras, y acaba de iniciar una nueva columna en el diario español El País.
En una videoconferencia con Global Voices, habló de sus inspiraciones profesionales, de sus investigaciones actuales y de su condición de mujer en el mundo académico.
Talita Fernandes (TF): ¿Qué te motivó a convertirte en investigadora? ¿Hay alguna mujer que te inspire en esta elección?
Rosana Pinheiro-Machado (RP): No puedo separar la investigación de la enseñanza, por lo que interpreto que fue lo que me inspiró a ser profesora en general. Vengo de una familia que participa mucho en política, así que siempre quise dedicarme a cuestiones más intelectuales y políticas. Esto se unió a una profesora de historia que tuve, que fue muy importante en mi educación. Fue mi profesora durante años en la escuela, y fue un modelo a seguir para mí. Cuando fui a la universidad a estudiar ciencias sociales, la idea era seguir una carrera política. Pero luego descubrí la investigación, e inició mi carrera académica conCornelia Eckert y Ana Luiza Carvalho da Rocha, que fueron mis dos mentoras y que hasta ahora influyen en mi forma de ser como antropóloga, como etnógrafa. Hoy también tengo otras referencias, como Débora Diniz, que me ayuda en términos prácticos, y además es alguien que quiero ser, es un gran modelo para mí.
TF: Hay casos de investigadoras que han salido de Brasil en los últimos años, como Débora Diniz y tú. ¿Estamos teniendo una fuga de cerebros? ¿Cuáles son algunas razones en el contexto actual que han llevado a esto?
RP: Sí, definitivamente hay una fuga de cerebros. Pero hay dos cosas: una es lo difícil que se ha vuelto para todos los investigadores en todos los campos, con la falta de recursos y la falta de crédito y legitimidad del Gobierno brasileño en relación con la ciencia. Lo otro, dirigida específicamente a las mujeres en la ciencia, especialmente las investigadoras y sobre todo los investigadores en ciencias humanas que se ocupan de aspectos políticos, sociales, raciales y de desigualdad de género, es que actualmente estos temas transforman a quienes trabajan con esto en enemigos de la nación.
He pasado por situaciones de personas que llamaron al defensor del pueblo universitario cuando escribí una columna sobre Paulo Freire [educador brasileño que suele ser criticado por la extrema derecha]. He tenido que llamar al director, prevenir al guardia de la universidad para que entre en el aula. La gente me llamó terrorista por impartir un curso sobre movimientos sociales. Recibí un proceso de investigación del Ministerio Público Federal, en el que se pedía que se investigara toda mi trayectoria docente en la universidad: con qué dinero me fui al extranjero, qué cursos impartía, qué procesos administrativos existían contra mí. La demanda fue archivada, porque no tenía fundamento. Así que, sencillamente, se hizo imposible [continuar en Brasil].
TF: ¿Consideras que los ataques que has sufrido han sido motivados o intensificados por el hecho de ser mujer?
RP: Sin duda alguna. En primer lugar, porque el nivel de lenguaje dirigido a mí es un lenguaje que para los hombres no se aplica. Mujerzuela, barata, o, por el contrario, “a esa de ahí al menos me la comería”. Hubo un youtubero que dijo: “¿por qué estudia, por qué investiga aquí? Es bastante guapa, si tuviera un hombre quizá se callaría”. Este lenguaje sexualizado, llamarme título que necesita bótox, o llamarme “comestible”, es un lenguaje que sólo tiene sentido para el género.
TF: ¿Qué debería cambiar hoy en Brasil con relación a la investigación?
RP: Necesitamos inversión y aprecio, y necesitamos un Gobierno que no vea la ciencia con sentido común, que vea la ciencia con ojos de científico. Que el Ministerio de Ciencia y Tecnología esté dirigido por técnicos. Porque es mucho más que inversión lo que necesitamos. Necesitamos apoyo y comprender el trabajo de los científicos. Es absurdo que estemos en una situación en la que somos un enemigo de la nación, que la gente no entienda lo que haces. Y lo que haces es la línea de desarrollo nacional. Todo el desarrollo pasará por la innovación, la tecnología, la inteligencia artificial, las soluciones creativas para el siglo XXI, las soluciones para un mundo más sostenible. No hay desarrollo sin ciencia. En el caso brasileño, no solo se tiene inversión, te odian, te humillan. No recibimos inversiones y la comunidad nos sigue pisoteando.
TF: ¿Puedes contarnos algo de tu investigación sobre el bolsonarismo? ¿Crees que es un movimiento propiamente? ¿Y cómo lo ves hoy, tras dos años de gobierno de Jair Bolsonaro?
RP: Creo que es importante señalar que las mujeres van por delante en este campo. Mujeres con análisis centrados en la vida concreta. Aquí destaco el trabajo de Isabela Kalil y Esther Solano, y el mío, en colaboración con Lucía Scalco. Somos personas que desde 2016 hablamos del bolsonarismo como bolsonarismo. Desde que ese movimiento empezó a tomar forma. Creo que es un movimiento específico, y que es una conjunción de fuerzas en torno a la figura de Bolsonaro. Pero es una conjunción de fuerzas de extrema derecha, esta combinación única de conservadurismo, autoritarismo, hiperliberalismo e hiperpunitivismo. Esta combinación única, que antes eran fuerzas dispersas, y comienzan a unificarse en torno a la figura de Bolsonaro. Como siempre digo, el bolsonarismo es más grande que Bolsonaro. Bolsonaro es la figura que aglutinó a todas estas fuerzas y esto orbita en torno a él, pero también, como muestra la propia Isabela Kalil, en determinados momentos los grupos se radicalizarán hasta el punto de pensar que Bolsonaro no es lo suficientemente fuerte, no es lo suficientemente autoritario, como se esperaba.
TF: ¿Cuál ha sido el momento más gratificante de tu carrera hasta ahora?
RP: Viniendo de la escuela pública, de las condiciones en las que venía, creo que el momento más gratificante de mi vida fue haber cambiado la historia de mi vida a través del conocimiento. Haber llegado a China por primera vez. Ese momento, cuando aterricé en Pekín, creo que fue uno de los más hermosos de mi vida. Creo que eso es lo primero, a nivel personal. Y luego el momento cumbre de esta investigación, cuando gané el premio a la mejor tesis en Brasil.
Pero después diría que fue el curso de escritura académica que hice en YouTube en 2020. Fue lo más gratificante que hice en mi vida, porque salí de Brasil, pero creo que logré contribuir como nunca había contribuido a Brasil. Tuve contacto directo con 50 000 estudiantes brasileños, por lo menos. Es un curso que reúne varias cosas que pensaba sobre la escritura académica, esta falta de apoyo a la escritura, pero también es un espacio de acogida, de afecto.
TF: ¿Qué consejo te gustaría dar a otras investigadoras?
RP: Si pudiera dar un consejo, diría dos cosas. Uno: trabajar con las mujeres en colaboración, no en competencia. El conocimiento colaborativo es mejor, es más interesante. Es mejor como producto. Incluso individualmente, es mejor porque vas a hacer más, tu carrera va a ser mejor.
Lo segundo es: leer mucho. Mucho, mucho. Porque las mujeres necesitaremos saber el doble, el triple, para llegar al mismo lugar que los hombres. Estudiar y colaborar. Y no creas en el síndrome del impostor. Todos somos medio malos y todos somos muy buenos. Tenemos que tratar nuestras debilidades de forma realista y saber aprovechar nuestras cualidades. Considerar el conocimiento de una manera más objetiva y menos fantasiosa en relación con nuestra capacidad.
Nombre: Rosana Pinheiro-Machado
Área de investigación: Universidade de Bath (Reino Unido), Antropología y Ciencias Sociales, especializada en economías emergentes
Para saber más: Twitter @_pinheira
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Fotografía: Global voices