Por: Sergio Tirado Olivares. 04/09/2024
Un artículo de Sergio Tirado-Olivares.
/ por Sergio Tirado-Olivares /
Cada vez es más común escuchar el término inteligencia artificial (IA). Dos palabras que se han utilizado con frecuencia por separado, pero que solo recientemente hemos comenzado a poner en relación y asociar de manera significativa. La Real Academia Española (RAE) define inteligencia como la capacidad de entender, comprender o resolver problemas; y artificial como aquello no natural, hecho por la mano del hombre. Al unirlas, podríamos considerar la IA como algo creado por el hombre con capacidad de comprender y de ayudarnos a alcanzar una posible solución a problemas o dudas. Pero ¿es la IA realmente consciente de las respuestas que nos proporciona? Desde este planteamiento, la interacción con la IA se presenta como un diálogo entre la persona y la máquina, ejemplificado a través de chatbots y sus ya famosos representantes como ChatGPT. No obstante, aunque en este artículo nos centramos en este tipo específico de IA, es preciso puntualizar que existen otros muchos tipos de herramientas que también la integran. Estas incluyen, por ejemplo, aplicaciones para la creación de videos, el análisis de posibles compradores de un producto o hacer predicciones o estimaciones de diversa índole.
Recientemente, grandes y reconocidas empresas han publicado sus propios chatbots. Así, además del ya mencionado ChatGPT de la empresa OpenAI, también contamos con Copilot, desarrollado por Microsoft, o Gemini de Google, entre otros. Estos tres chatbots, aunque cuentan con características y actualizaciones de pago, ofrecen una versión de acceso gratuito que ha generalizado su uso, pero también su mal uso dentro y fuera de la comunidad educativa. Si nos centramos en la enseñanza de las ciencias sociales, es evidente cómo la tecnología ha modificado las necesidades educativas de nuestro estudiantado. Cómo accedemos a la información, y cómo actuamos ante ella, ha sido modificado debido a las diferentes y diversas herramientas mediadas por la tecnología que tenemos hoy en día. Por poner un ejemplo, ¿por qué nuestro estudiantado va a buscar en una enciclopedia cuál es la capital de Georgia si puede preguntarle a ChatGPT directamente?
En este contexto, pretendemos analizar la capacidad de estos tres chatbots para pensar a la hora de proporcionar explicaciones sobre dos de los conceptos más destacados entre las actuales tendencias educativas e investigadoras en el área de ciencias sociales: pensar geográfica e históricamente. Dos conceptos que pretenden dotar de un sentido práctico al aprendizaje de contenidos de las áreas de historia y geografía, en consonancia con la actual legislación educativas. En particular, centran su foco en que el estudiante utilice su conocimiento para dar respuesta a problemas e inquietudes del mundo actual, aplicando su saber para formular respuestas en situaciones prácticas. Dado que estos dos conceptos están estrechamente relacionados con la capacidad reflexiva, se considera un escenario óptimo para poner a prueba a tres chatbots y evaluar su capacidad o no de pensar. Para ello, se ha establecido un diálogo en paralelo con ChatGPT, Copilot y Gemini, con el objetivo de comparar la precisión y profundidad de sus explicaciones, así como la corrección de la información proporcionada.
Para este proceso, lo primero ha sido generar un prompt o instrucción inicial que ponga a la herramienta de IA en contexto de lo que le vamos a pedir. Este fue el ejemplo de prompt utilizado: «Eres un reputado investigador en la didáctica de las ciencias sociales con más de veinteaños investigando sobre las tendencias educativas en este dominio del conocimiento, las necesidades del estudiantado y cómo mejorar el aprendizaje de los contenidos de las materias de historia y geografía desde primeras etapas educativas. Fruto de este trabajo, has publicado en las revistas más prestigiosas a nivel internacional y has sido invitado a numerosos congresos y conferencias internacionales para hablar sobre ello. A continuación, voy a darte algunos conceptos claves relacionados a tu ámbito de estudio. Quiero que me los definas y me expliques el porqué de su importancia para los actuales procesos de enseñanza-aprendizaje en un único párrafo de entre 150-200 palabras».
Para evaluar las respuestas, comenzaremos viendo qué información nos proporcionan al indicarles simplemente a continuación «pensamiento histórico».
Por un lado, ChatGPT nos dice:
«El pensamiento histórico es la capacidad de entender, interpretar y analizar el pasado de manera crítica y reflexiva, utilizando diversas fuentes y perspectivas para construir una comprensión coherente de los acontecimientos y procesos históricos. Este enfoque es fundamental en la didáctica de las Ciencias Sociales porque promueve una comprensión profunda y contextualizada del pasado, en lugar de una mera memorización de fechas y hechos. Fomenta habilidades cognitivas esenciales como el análisis crítico, la evaluación de fuentes, la identificación de causas y consecuencias, y la comprensión de la complejidad de los procesos históricos. En la educación actual, el pensamiento histórico es crucial para desarrollar ciudadanos informados y críticos, capaces de entender cómo el pasado influye en el presente y de participar activamente en la sociedad. Integrar esta capacidad desde las primeras etapas educativas ayuda a los estudiantes a construir un marco sólido de conocimiento histórico, mejorar su capacidad de argumentación y fomentar un pensamiento más profundo y analítico».
Copilot responde:
«El pensamiento histórico se refiere a la capacidad de comprender y analizar los eventos del pasado de manera crítica y contextualizada. Este concepto es fundamental en la didáctica de las Ciencias Sociales porque permite a los estudiantes no solo memorizar fechas y hechos, sino también entender las causas y consecuencias de los eventos históricos, las perspectivas de diferentes actores y la evolución de las sociedades a lo largo del tiempo. Fomentar el pensamiento histórico en las primeras etapas educativas ayuda a desarrollar habilidades de análisis crítico, empatía y comprensión del presente a través del pasado. Además, promueve una ciudadanía informada y consciente, capaz de participar activamente en la sociedad con una visión más amplia y matizada de los problemas actuales. En resumen, el pensamiento histórico es esencial para una educación integral que prepara a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo moderno con una base sólida de conocimiento y habilidades analíticas».
Y, finalmente, al hacerle esta misma consulta, Gemini indica:
«Es la capacidad de comprender el pasado y el presente a través de la interpretación de fuentes históricas, la identificación de causas y consecuencias de los acontecimientos, y la construcción de explicaciones coherentes sobre el desarrollo de la humanidad.
¿Por qué es importante en la enseñanza-aprendizaje?
- Desarrolla habilidades cognitivas: El pensamiento histórico fomenta la capacidad de análisis, síntesis, evaluación y argumentación.
- Promueve la comprensión del presente: Al estudiar el pasado, los estudiantes pueden comprender mejor el mundo actual y los desafíos que enfrentamos.
- Fomenta la ciudadanía activa: El conocimiento histórico permite a los estudiantes tomar decisiones informadas y participar de manera constructiva en la sociedad.
- Desarrolla la empatía: Al ponerse en el lugar de personas de otras épocas y culturas, los estudiantes desarrollan una mayor comprensión y tolerancia hacia la diversidad.
Conclusión:
El pensamiento histórico es una herramienta esencial para la formación de ciudadanos críticos, responsables y comprometidos con su entorno. La implementación de estrategias pedagógicas que fomenten el desarrollo de estas habilidades en los estudiantes es fundamental para una educación de calidad en el siglo XXI».
Comenzando por este último, Gemini, a pesar de procesar la misma instrucción, no ha seguido la redacción de un único párrafo, lo que podría haberse solventado con volver a hacer énfasis en esta cuestión en un nuevo prompt. No obstante, al no ser objeto principal de este artículo, hemos preferido preservar que la instrucción a los tres programas fuera idéntica. Además, en este último caso, sin habérselo pedido, plantea algunas estrategias para su desarrollo en el ámbito educativo y las referencias en las que se ha basado. Algo que Copilot y ChatGPT también hubieran indicado si se lo hubiéramos solicitado.
Entre los autores señalados por Gemini, destacan los nombres de Peter Seixas, Tom Morton y Sam Wineburg, todos claramente vinculados con esta nueva forma de entender la enseñanza de la historia. De hecho, Seixas y Morton se consideran dos de los autores de referencia a la hora de hablar de pensamiento histórico a nivel internacional. Su obra The big six historical thinking concepts es una de las más citadas sobre pensamiento histórico y su integración en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Por otro lado, si nos fijamos en las explicaciones dadas por estos tres chatbots, encontramos ciertas similitudes, como el énfasis en la necesidad de generar un pensamiento crítico y reflexivo. Estas habilidades están estrechamente relacionadas con el pensamiento histórico y argumentan que la enseñanza de la historia no debe quedar en la mera memorización de conceptos teóricos claves, como indica claramente Copilot, sino que a partir de estos el estudiante debe ser capaz de darles un sentido práctico y útil para su vida cotidiana. Una visión compartida por grupos de investigación tanto nacionales como internacionales de reconocido prestigio en la didáctica de las ciencias sociales.
Finalmente, si nos centramos en las habilidades necesarias para alcanzar este pensamiento histórico y cómo integrarlo en el aula, destaca la necesidad del trabajo activo del estudiante a través de la interpretación de fuentes históricas. Una cuestión clave en el análisis del pasado para conocer las causas y consecuencias de eventos históricos, trabajar aspectos éticos y entender las acciones de las sociedades en la época en la que ocurren. Estas prácticas no son otras que las que los mismos Seixas y Morton, entre otros muchos autores, atribuyen a cómo se debe trabajar la enseñanza de la historia desde las primeras edades, simulando el papel del historiador, lo que permitirá a los estudiantes no solo comprender el pasado, sino también despertar su curiosidad y desarrollar una empatía y reflexión crítica sobre los eventos históricos.
El trabajo en el aula a partir de estos pilares se encuentra estrechamente relacionado con algunos de los objetivos fundamentales de la educación actual como, por ejemplo, la multiculturalidad, y es posible y a la vez necesario debido, entre otras causas, al gran acceso que tenemos actualmente a diversas y múltiples fuentes de información, algunas fiables y otras no, gracias a la tecnología. Una situación resumida irónicamente por Wineburg en el título de su obra Why learn history (When it’s already on your phone).
Si realizamos un ejercicio similar con el concepto de «pensamiento geográfico», ChatGPT nos dice:
«El pensamiento geográfico es la habilidad para comprender y analizar el espacio terrestre, los lugares y las interacciones entre el ser humano y su entorno desde una perspectiva integradora y crítica. Este enfoque es esencial en la didáctica de las Ciencias Sociales porque permite a los estudiantes desarrollar una comprensión integral de cómo las dinámicas naturales y humanas configuran el mundo en que vivimos. Fomenta habilidades como la interpretación de mapas, la identificación de patrones espaciales, la comprensión de procesos ambientales y la evaluación de la relación entre las actividades humanas y el medio ambiente. En la educación contemporánea, el pensamiento geográfico es fundamental para formar ciudadanos conscientes de la interdependencia global, capaces de tomar decisiones informadas sobre temas ambientales, urbanos y territoriales. Introducir el pensamiento geográfico desde las primeras etapas educativas no solo enriquece el conocimiento geográfico de los estudiantes, sino que también les dota de herramientas para analizar críticamente los desafíos actuales, como el cambio climático, la sostenibilidad y la urbanización, promoviendo un pensamiento sistémico y responsable».
Por su parte, Copilot nos responde:
«El pensamiento geográfico es la habilidad de comprender y analizar el espacio y las relaciones entre los lugares y las personas que los habitan. Este concepto es crucial en la didáctica de las Ciencias Sociales porque permite a los estudiantes interpretar mapas, entender la distribución de fenómenos naturales y humanos, y reconocer las interacciones entre el medio ambiente y la sociedad. Fomentar el pensamiento geográfico desde las primeras etapas educativas ayuda a desarrollar habilidades de observación, análisis espacial y toma de decisiones informadas sobre el uso del territorio y los recursos. Además, promueve una conciencia ambiental y una comprensión de los desafíos globales como el cambio climático, la urbanización y la sostenibilidad. En resumen, el pensamiento geográfico es esencial para formar ciudadanos capaces de comprender y abordar los problemas del mundo contemporáneo con una perspectiva informada y crítica».
Y, finalmente, Gemini indica:
«Es la capacidad de comprender el espacio geográfico como una construcción social y natural, de analizar las relaciones entre los seres humanos y el entorno, y de utilizar diferentes herramientas y representaciones para interpretar y explicar los fenómenos geográficos.
¿Por qué es importante en la enseñanza-aprendizaje?
- Desarrolla habilidades espaciales: El pensamiento geográfico fomenta la capacidad de orientarse, localizar y representar el espacio, tanto a escala local como global.
- Promueve la comprensión de los problemas ambientales: Al estudiar las relaciones entre la sociedad y la naturaleza, los estudiantes desarrollan una conciencia ambiental y una actitud crítica frente a los problemas ambientales.
- Fomenta la ciudadanía activa: El pensamiento geográfico permite a los estudiantes comprender los procesos de cambio espacial y territorial, y tomar decisiones informadas sobre el desarrollo sostenible.
- Desarrolla la creatividad: La geografía ofrece múltiples formas de representar el espacio, lo que estimula la creatividad y la imaginación y conceptos geográficos de manera efectiva, utilizando mapas, gráficos, diagramas y lenguaje claro.
Conclusión:
El pensamiento geográfico es una herramienta esencial para la formación de ciudadanos críticos, responsables y comprometidos con su entorno. La implementación de estrategias pedagógicas que fomenten el desarrollo de estas habilidades en los estudiantes es fundamental para una educación de calidad en el siglo XXI».
Al analizar el concepto de pensamiento geográfico, observamos patrones similares a los encontrados a la hora de hablar de pensamiento histórico, especialmente en el énfasis en aspectos como la reflexión y la comunicación en el proceso de aprendizaje. Los chatbots explican el pensamiento geográfico como una manera de darle un sentido útil a los contenidos del área de geografía, favoreciendo una mejor comprensión del espacio en el que vivimos, y dotando de nuevas herramientas para abordar los diferentes problemas sociales relevantes de la actualidad. Esta premisa sigue la línea de autores como Clare Brooks, Graham Butt o Mary Fargher y la obra The power of geographical thinking.
Cada chatbot aporta ejemplos diferentes, pero todos destacan ideas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que pueden vincularse con el pensamiento geográfico. Por nombrar algunos, Copilot menciona la importancia de comprender y dar respuestas a problemas tanto del entorno más próximo, como del global; mientras que ChatGPT subraya la toma de decisiones territoriales y ambientales. En ambos se vincula el espacio con la influencia de las personas que lo habitan. Igualmente, todos los chatbots destacan la importancia del trabajo con mapas, tan fundamental para el desarrollo del pensamiento geográfico, como el trabajo con fuentes históricas lo es para el pensamiento histórico.
Sin embargo, es importante señalar que algunas de las afirmaciones y conclusiones de estos chatbots ofrecen patrones de respuesta que podemos catalogar como genéricas. Por ejemplo, ¿no es el párrafo con el que concluye Gemini su explicación sobre qué es el pensamiento geográfico muy similar a su afirmación final con respecto al pensamiento histórico? Este tipo de respuestas muestran que, aunque existe cierta coherencia y fundamentación correcta en la información que estas herramientas de IA pueden proporcionarnos, es preciso tener un bagaje de conocimiento que nos permita evaluar su veracidad y exactitud, pues, como estos mismos chatbots indican, esta información puede no ser del todo correcta. No debemos olvidar que, aunque parezca que detrás de esa explicación coherente hay una persona, sigue siendo una máquina que basa su argumentación en la información de la que dispone, sin capacidad de reflexión, ni análisis crítico, ni, por tanto, pensar sobre lo que se está escribiendo.
Bajo esta premisa, podemos responder a la pregunta que nos hacíamos al inicio de este artículo: la IA no es capaz de pensar por sí misma, pero puede ser una herramienta valiosa y útil, siempre y cuando nosotros, los usuarios, seamos capaces de juzgar y evaluar críticamente la información que nos proporciona. De lo contrario, podríamos aceptar como verdades absolutas ideas o premisas total o parcialmente erróneas. La IA es una herramienta sin capacidad de pensar, pero es una herramienta muy útil siempre y cuando seamos nosotros los capaces de hacerlo… de pensar geográfica e históricamente en nuestro caso.
Sergio Tirado-Olivares es doctor en Educación por la Universidad de Castilla-La Mancha con mención internacional, miembro de los Grupos de Investigación Labintic y Sehisp de dicha universidad, y cuyas líneas de investigación se orientan hacia la didáctica de las ciencias sociales, la implementación de la tecnología en el proceso de enseñanza-aprendizaje de estas y la renovación de los métodos de evaluación.
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Fotografía: Signos Comunicación