Por: Zarko Pinkas-Ramírez. 22/05/2024
Cada día Gabriel Boric demuestra su incapacidad y limitaciones para gobernar. Pésimo manejo del tema de seguridad y el problema de violencia social que golpea a todos los chilenos hasta a carabineros.
El problema delincuencial tiene varias ramificaciones, pero esta izquierda sin brújula, no sabe cómo enfrentar una complicación real
Boric es como uno esos nuevos gerentes millennials que no tienen idea de cómo manejar sus responsabilidades laborales y solo se accionan cuando ven el problema encima. El problema delincuencial tiene varias ramificaciones, pero esta izquierda sin brújula, no sabe cómo enfrentar una complicación real. Piensan que poner mano dura contra las bandas mafiosas chilenas y de extranjeros puede quitarles su aura de defensores de derechos humanos. En tiempos de caos social, no se puede tener piedad con las mafias como son las venezolanas la cuales operan en Chile.
“Todo indica hasta ahora –como lo ha dicho el fiscal a cargo, Héctor Barros–, que el caso de Ojeda se trata de “una operación compleja vinculada al crimen organizado”. Y en Chile, “después de la pandemia, el crimen organizado se llama Tren de Aragua”, como aseguró en septiembre el director de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), Sergio Muñoz.1 ”
Y esta falta de piedad es deportar, inmediatamente, a estos grupos de mafiosos de origen venezolano. No obstante, Boric no tiene la menor intención de hacerlo. En los tiempos actuales, vivimos los inicios de un conflicto global donde se deberá elegir de que lado estar y Gabriel Boric da clara señales de estar con los más malos de la película como el eje China, Rusia e Irán.
Se alinea con el discurso de Irán, Venezuela y Cuba, regímenes enemigos de los valores humanistas, contra Israel y , por ende, contra EEUU y no realiza acciones legales contra Maduro y las acciones intervencionistas del chavismo en Chile como el caso Ojeda. Queda claro el fracaso de la izquierda extremista donde el partido comunista maneja a un presidente confundido en lo ideológico. Boric es un extremista más que no se puede quitar el olor a molotov y violencia callejera con lo cual se formó en su juventud. La propaganda de izquierda daña constantemente el análisis de realidad y forma un filtro ideológico que termina afectando la ética y moral humanista.
En cierta forma, se parece a Pepe Kast que habla de ideas alucinógenas como dictaduras sanitarias, cree los halagos de sus amigos imaginarios llamados trolles y bots y piensa que Donald Trump es casi un mesías para la derecha populista. Una derecha que no es la solución para los problemas estructurales de Chile y tampoco para los que necesitan un tratamiento inmediato como la delincuencia y terrorismo, ya que se componen de puros ignorantes antivacunas, bravucones y clasistas sin ningún ápice de interés del Chile profundo. “Influencers” de redes sociales como Johannes Kaiser, Tomasito Alwyin o Pancho Malo por mencionar a algunos ilustrados de los pitutos.
Boric solo gobierna para esa minoría antisemita y anti Occidente y fracasó con las reformas para mejorar la salud, las pensiones, la educación y la calidad de vida de los chilenos. Las personas de la tercera edad no viven, sino sobreviven con pensiones de hambre, la educación superior es cara e imposible superarse en una sociedad deshumanizada junto a un sistema de salud donde es mejor rezar a un santo o una animita para sanarse pues las citas médicas son de seis meses en adelante para un examen de urgencia donde es atendido por médicos, quienes creen que hacen un favor a un paciente.
Boric y su equipo fracasó pues no tuvieron jamás un programa de gobierno coherente y con objetivos. Un grupo de personas sin sentido estratégico gobierna Chile y con una visión basada en la victimización eterna con Allende y la cultura del odio social que demostró que no sirve para nada en estos países de Latinoamérica.
La única forma viable para sacar estos quistes de la democracia y salvar un poco de la dignidad política chilena es desmontar a todos los partidos políticos y solo ponerlos a funcionar en los procesos electorales. El real problema de esta democracia de quinto nivel es quienes la conforman, individuos como Gabriel Boric, Camilla Vallejo, Pepe Kast, Iván Moreira, Rodolfo Carter y todo un jet set de personajillos que solo buscan poder, dinero y populiridad sin pensar en los chilenos.
Hay que pararlos a todos por la vía democrática para detener el círculo del subdesarrollo e ineptitud política.
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Fotografía: El quinto poder