Por: Eduardo Camín. 02/07/2022
El informe anual más reciente del Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio (STDF), publicado el 22 junio, destaca que el diálogo y la cooperación constantes entre asociados han ayudado a los países en desarrollo y los países menos adelantados (PMA) a fortalecer su capacidad en materia de inocuidad de los alimentos y sanidad animal y vegetal, así como a facilitar un comercio seguro, pese a la pandemia actual.
Pero detrás del discurso, nos envuelven acciones, tal vez aparezcan desconectadas entre sí, pero en realidad, el hilo conductor que las conduce es el comportamiento neoliberal de las políticas economías. Los pretextos son variados, y múltiples pero el terreno germina, para la utilización “inteligente” de los instrumentos generados por estos organismos, que nos dirigen hacia las prácticas neoliberales más salvajes.
De hecho, el STDF surgió de un comunicado conjunto de los jefes ejecutivos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS )y la Organización Mundial de Comercio (OMC), en la Conferencia Ministerial de Doha, celebrada en noviembre de 2001
El STDF es considerado una asociación mundial que “ayuda a los países en desarrollo” a cumplir las normas internacionales y obtener acceso a los mercados, de conformidad con el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF) de la OMC, que estable un principio que responde a la evolución de las necesidades, impulsa el comercio inclusivo y contribuye al crecimiento económico sostenible, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza, en apoyo de los Objetivos Mundiales de Naciones Unidas.
Este fortalecimiento de la colaboración con las organizaciones internacionales y regionales, los asociados para el desarrollo y los países beneficiarios -a nivel internacional, regional y nacional- permitió al STDF seguir ejecutando y aprendiendo de proyectos innovadores, impulsando mejoras sanitarias y fitosanitarias sostenibles (MSF) en los países en desarrollo y los países menos adelantados. Eso es lo que nos señala el informe.
En respuesta a las continuas interrupciones causadas por la Covid-19, el STDF promovió una mayor cooperación y comunicación entre los asociados, incluso mediante el uso de herramientas digitales para organizar eventos, compartir productos de conocimientos y realizar encuestas para comprender los problemas actuales.
“El fortalecimiento de la capacidad sanitaria y fitosanitaria no sólo es fundamental para que los países en desarrollo puedan recuperarse de las perturbaciones y seguir participando en el sistema mundial de comercio, sino también para ser más resistentes a futuros brotes de plagas y enfermedades”, dijo Melvin Spreij, Jefe del STDF. “El STDF está aquí para conectar a las partes interesadas e innovar, aprender y catalizar mejoras sanitarias y fitosanitarias para facilitar el comercio seguro en todo el mundo”.
El último Informe anual, que abarca las actividades del STDF en 2021, ofrece instantáneas de los proyectos apoyados por el STDF y las subvenciones para la preparación de proyectos sobre la reducción de la contaminación por aflatoxinas en el maíz en Burkina Faso para reducir los rechazos fronterizos, mejorar los controles fitosanitarios.
Asimismo, contiene instantáneas para impulsar las exportaciones de flores de Uganda y promover soluciones informáticas para la vigilancia y la presentación de informes sobre plagas en Asia y el Pacífico, la promoción del uso de bioplaguicidas en Asia, África y América Latina para facilitar el comercio, dando prioridad a las inversiones sanitarias y fitosanitarias en el Caribe y el Ecuador, y fortaleciendo la inocuidad y la calidad de las especias de Sri Lanka para la exportación.
El neoliberalismo mueve sus piezas
Es cierto que, los países en desarrollo se ven obligados a mejorar su capacidad sanitaria y fitosanitaria a fin de impulsar las exportaciones agroalimentarias y apoyar otros objetivos de política pública. Sin embargo, los recursos puestos a disposición por los donantes y con cargo al presupuesto público no alcanzan para satisfacer todas las necesidades identificadas, por lo que se ven en la difícil situación de tener que elegir entre opciones de inversión que compiten entre sí en el ámbito sanitario y fitosanitario.
Muchos países en desarrollo tendrían que cubrir varias necesidades de capacidad sanitaria y fitosanitaria para alcanzar sus objetivos de política interna y de promoción de productos agroalimentarios para la exportación. Los recursos disponibles, del presupuesto nacional o de donantes suelen ser insuficientes para satisfacer todas estas necesidades y se tienen que establecer prioridades.
Los gobiernos de algunos países desarrollados y en desarrollo han utilizado métodos de análisis económico (por ejemplo, análisis de costos y beneficios, o de costos y eficacia) para evaluar los costos y el interés de distintas opciones de inversión para mejorar la calidad de los alimentos en el país (inocuidad) o las condiciones de sanidad animal y preservación de los vegetales.
En general, se ha demostrado que se pueden reducir de forma significativa los costos y/o mejorar mucho la rentabilidad de las inversiones, y ésto ha convencido a las haciendas públicas nacionales y a los donantes de la importancia y el valor de invertir en creación de capacidad sanitaria y fitosanitaria.
Sin dudas vivimos en un contexto de cambios sociales y de revisión de los modelos de bienestar social, en el que se están produciendo transformaciones importantes tanto en la manera de entender el papel de las administraciones públicas y las entidades privadas en la producción del bienestar, como en las fórmulas e instrumentos jurídicos que se usan para instrumentar dicha colaboración.
En ella participan entidades públicas y privadas asociadas a los proyectos incluidas: organismos gubernamentales de países en desarrollo, organizaciones regionales e internacionales, organizaciones no gubernamentales (ONG), universidades y centros de investigación, asociaciones sectoriales y empresas del sector privado.
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Fotografía: Quistión digital