Por: Fidel Quiñones Marín. 28/01/2018
En los mensajes dirigidos a los militantes y simpatizantes de los diferentes partidos políticos, los precandidatos comienzan a perfilar sus propuestas y promesas. Como se esperaba, la Reforma Educativa es parte de la agenda electoral dirigida a los ciudadanos en general, y al magisterio en particular, con la intención de sumar preferencias de la población, los docentes y sus familias. A la fecha los representantes de las 3 principales coaliciones se han pronunciado por alguna de las tres posturas: consolidar, revisar o cancelar la reforma educativa.
Consolidar la reforma educativa.
El autodenominado ciudadano Meade, de la recién renombrada coalición “Todos por México”, fiel a la tradición del Pacto con México, considera desde su discurso que mantener la reforma educativa es fundamental para garantizar la educación de los niños y jóvenes y la formación de los maestros del país. Reconoce que en el 2018 la reforma educativa se encuentra “en riesgo” y solamente ganando las elecciones se podrá asegurar una mejor educación. Ha dicho, en el ánimo de agenciarse simpatizantes que “en la reforma educativa vamos para adelante, en la reforma educativa vamos para construir y en la reforma educativa vamos para ganar”.
Revisar la reforma educativa.
Para el ciudadano Anaya, de la coalición “Por México, al frente”, pretendiendo marcar distancia del Pacto por México, que forma parte de su (favorable o no) capital político, recientemente ha anunciado que “La implementación (de la reforma) ha sido muy deficiente por parte del gobierno federal. Nuestra apertura a revisar cualquier pieza legislativa de cualquier ley siempre debe haberla, porque las leyes son siempre perfectibles”. Deslindándose de la participación de su partido en la imposición de la reforma educativa, señala la evaluación como punitiva porque “es inaceptable que se haya puesto todo el acento en la evaluación, sin que se haya hecho un esfuerzo serio en materia de capacitación”
Cancelar la reforma educativa.
Por su parte, el ciudadano López Obrador, de la coalición “Juntos haremos historia”, desde el inicio de la precampaña señaló “Quiero hacer el compromiso con todo el magisterio nacional que al triunfo de nuestro movimiento (en las elecciones de 2018) se va a cancelar la mal llamada reforma educativa”, porque considera que se trata de un mecanismo para humillar y ofender a los maestros. Ha propuesto un nuevo acuerdo con el magisterio y padres de familia para alcanzar una “verdadera reforma” que mejore la calidad de la educación en el país, así como un “Plan educativo para mejorar la calidad de la enseñanza”. Asimismo, dentro del “Proyecto de Nación 2018-2024” se puntualiza que es necesario propiciar el cambio del sistema educativo orientado por “un proceso de formación continua, la participación magisterial en una reforma a fondo de los planes y programas, así como el mejoramiento sustantivo de las condiciones de estudio y de trabajo en las escuelas normales y universidades pedagógicas”. Asegurando que “los maestros del país deben tener la garantía de que será respetado su derecho al trabajo en condiciones dignas, con un salario suficiente y prestaciones de ley”.
Recapitulando.
En este primer acercamiento, se puede señalar que:
- Desde la lógica de la consolidación: los problemas, afectaciones y consecuencias de la reforma se solucionarán con más aplicación de la reforma (y sus leyes). El espíritu de la reforma se mantiene y perfecciona.
- Desde la lógica de la revisión, los problemas de la reforma educativa sólo son de implementación y se solucionarán revisando la legislación con ajustes a la evaluación.
- Desde la lógica de la cancelación, se reconoce la participación del magisterio nacional hacia una verdadera reforma y se recupera el papel de las escuelas normales en la formación docente. El espíritu de la reforma educativa se reorienta hacia la defensa de la escuela pública y el reconocimiento del magisterio nacional.
Fotografía: eluniversal