Por: Gabriela Ruiz Agila. 17/04/2021
El movimiento feminista en Cuenca se enfrenta a la reacción de grupos de ultraderecha que se oponen a los avances del movimiento en la ciudad y la región.
La noche del 6 de marzo, previo a las jornadas de conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el puente ¡Vivas nos queremos! fue vandalizado con el graffiti: «putas feministas».
Se pintarrajearon los nombres de las víctimas de feminicidio escritos sobre los muros y fue destruida la placa conmemorativa en memoria de madres, hermanas, hijas, amigas que murieron resultado de la violencia machista. Los atacantes colocaron un afiche con la foto de la activista Liz Zhingri, ofreciendo una recompensa. Firmaron: «Cuenca facha», muestra de adhesión al fascismo.
¿Quiénes evocan regímenes totalitarios? Supremacía, limpieza social, racismo… ¿Ya se superaron?
Como se había planeado, las colectivas de mujeres marcharon el 8 de marzo y pusieron énfasis en la toma simbólica del puente. La noche anterior, lo habitaron en vigilia. Y por la mañana lo atravesaron con tambores, la música de sus consignas y llevando ropa color violeta. Así lo registró el Cabildo por las mujeres en Cuenca, organización que impulsó la ordenanza municipal sobre violencia de género y el cambio del nombre del puente. Apenas son algunos metros los que tiene el puente sobre el río Tomebamba, pero se sienten como atravesar en multitud, la historia total del rezago colonialista y patriarcal al grito de ¡Adelante warmikunas!
El Informe de resultados del monitoreo del estado de servicios de salud sexual y salud reproductiva durante la emergencia sanitaria por covid-19 en Ecuador hecho por Surkuna muestra que varios de los programas destinados para la garantía de los derechos de las niñas, adolescentes, mujeres, y población LGBTI+ vieron recortados sus presupuestos. La crisis del Sistema Nacional de Salud ecuatoriano se agudizó cuando el Presupuesto del Ministerio de Salud Pública (MSP) se redujo un 5.32% en el año 2020 con respecto a 2019 mientras que las Fuerzas Armadas recibieron un incremento de 87 a 119 millones de dólares en el gobierno de Lenin Moreno.
Aumentó la mortalidad materna en un 33.64% en 2020, decreció la atención por aborto médico en 68.79% y el accseo a métodos anticonceptivos. El embarazo adolescente se incrementó a 486 casos, y 190 de ellos son de niñas entre 10 a 14 años. El registro de denuncias por delitos sexuales descendió un 44.46% en la Fiscalía General del Estado. La Defensoría del Pueblo exhortaba a la Presidencia y a la Función Judicial a detener la “ola de femicidios”, la otra “pandemia” que es la primera causa de muerte de mujeres y niñas entre 14 y 44 años en la región.
En 2014, el Código Orgánico Integral Penal (COIP) ecuatoriano fue reformado y tipificó el femicidio como un delito. El artículo 141 señala: “La persona que, como resultado de relaciones de poder manifestadas en cualquier tipo de violencia, dé muerte a una mujer por el hecho de serlo o por su condición de género”. Las penas van de 22 a 26 años de prisión. Para 2018, se aprobó la Ley para prevenir y erradicar la violencia contra las Mujeres; sin embargo, la legislación resulta insuficiente. Según datos de la Alianza mapeo, en Ecuador, una mujer es asesinada cada 72 horas, dato que persiste desde hace siete años.
En una serie de acciones, el puente Mariano Moreno, hoy puente Vivas Nos Queremos, se ha rayado y vuelto a pintar. Separa a la ciudad antigua y moderna, incluso simbólicamente frente al grave problema que constituye el femicidio. Ese #8M, las mujeres de Cuenca volvieron a pintar ese puente de blanco y violeta. Le colocaron moños cruzados en señal de luto. De nuevo, escribieron los nombres de las víctimas. ¿Necedad desafiante? Las mujeres siguen reclamando derechos que se suponen consagrados en las leyes vigentes. Están aquí para recordar y declarar que “Cuenca es Feminista, Cuenca no es Facista”.
«Se busca»
«Dicen que me buscan» narró Liz Zhingri de 25 años, miembro de la colectiva Femininjas. El cartel impreso con la leyenda «se busca» ofrece una recompensa en efectivo de $0.05 centavos por «La india femibolche radical». Comunicadora social por la Universidad de Cuenca. Cursa Estudios de la Cultura en la Universidad Andina Simón Bolívar.
En reacción al veto presidencial al Código Orgánico de Salud (COS) que garantizaba derechos fundamentales para la salud reproductiva y sexual de las mujeres, en febrero de 2021, Liz Zhingri escribió: “Ser buena mujer es un mandato del patriarcado blanco y capitalista que, en pleno siglo XXI, tiene por objetivo dominarnos en cuerpo, mente y espíritu. La desobediencia hacia ese mandato se traduce, sin exagerar, en una sentencia de muerte o en el mejor de los casos, en una condena dolorosa”. El cartel de recompensa vuelve a esa amenaza real para la activista. “Hay un movimiento conservador que promueve un discurso de odio y nos estigmatiza constantemente” y se convierte en una nueva alerta.
La presencia del movimiento feminista no es nuevo en Cuenca. Se articula al movimiento nacional, regional e internacional de derechos humanos. Para enfrentar la muestra de legitimación de violencia contra las feministas, las distintas colectivas se pronunciaron en apoyo y solidaridad a Liz Zhingri bajo un sola consigna: «Si tocan a una, respondemos todas». A nivel local, algunos nombres de esas colectivas son: Nina Warmi, Willkakuna, organizaciones como el Cabildo por las Mujeres o Fundación Sendas, y en la prensa independiente, La Andariega, Camaleón y Sin Etiquetas 96.1. A nivel nacional “acuerparon” en abrazo organizaciones como Surkuna, Las Comadres y Guayaqueer. Las Femininjas llenaron de carteles con las fotos de otras feministas en colores con la leyenda “Se busca”. Se colocaron sobre los balaustres del puente el 12 de marzo y permanecieron.
No es la primera vez que Liz o sus compañeras reciben amenazas por su militancia. Las acusan de promover la ideología de género, la homosexualidad y el aborto. Las reacciones a sus opiniones políticas en redes sociales la cuestionan: «¿Tú quién eres? ¿Quién te dio permiso para hablar?». Esa toma de voz pública se considera una afrenta, explica Liz Zhingri para quien la causa es su activismo feminista y el hecho de ser una mujer indígena en Cuenca, una «ciudad de castas”. ¿Cuáles son los efectos del ataque?
«Hay una resistencia a creer en que “eso” es la Ciudad también. Hay que creerlo y hay que denunciarlo. Hay que hacer un pacto social para detener el racismo, una política de Estado» expresó consternada, Liz Zhingri quien acudió el 6 de marzo a la Fiscalía para solicitar medidas cautelares. Llegó a Flagrancia y de ese lugar, la enviaron a la Unidad de Violencia de Género pero «no había nadie que reciba la denuncia». El 8 de marzo, regresó a la Fiscalía para interponer la denuncia por delito de odio, acompañada por Kusca estudio jurídico. Sin imputado no podían darr medidas cautelares, le explicaron. ¿Debió investigar la Fiscalía por oficio? ¿Quién defiende a las defensoras y defensores de derechos humanos?
Ese mismo 6 de marzo, el Cabildo por las Mujeres daba condolencias públicas. El femicidio de María Vele de 64 años, activista del Frente de Mujeres Artesanas (FOMA), las unió para expresar su indignación y exigir justicia. María Vele era artesana y tenía su taller en el mercado Diez de Agosto. Reportada desde el 20 de febrero como desaparecida, María Vele fue hallada sin vida el jueves 4 de marzo, amarrada a un árbol y con una nota. La policía recibió una llamada de un hombre que encontró el cadáver y fue el mismo que denunció la desaparición. Las puñaladas, la asfixia, la violencia sexual encontra de la mujeres ¿qué mensaje trae latente la crueldad de estos femnicidios?
113 puñaladas
Cuenca celebraba sus fiestas de independencia el 3 de noviembre de 2020, al mismo tiempo que un feriado silencioso por la pandemia, servía de escabroso telón de seis feminicidios: Maribel, en Cuenca; Katherine, en Ambato; Yomira, en Babahoyo; Casilda, en Esmeraldas, Marilyn, y Cristina en Quito. Desde el 1 de enero hasta el 16 de noviembre de 2020, en Ecuador se cometieron 101 muertes violentas de mujeres por razones de género, incluidos 5 transfeminicidios, informó Fundación Aldea.
Maribel P., trabajadora sexual y madre, murió en manos de Byron G. con 113 puñaladas; Katherine L. de 28 años, recibió 24 puñaladas por la espalda, siendo Gabriel Chica, sospechoso y expareja; el cadáver de Yomira Chiquito Gil de 24 años y madre de un niño de cinco años, se encontró embalada dentro de una bolsa negra, con señales de estrangulamiento, desaparecida ocho días antes, apareció muerta en la casa de un amigo en Babahoyo; Casilda de 59 años fue atacada con un destornillador por Efrén P. que llamó al ECU 911 y confesó su crimen; Marilyn de 25 años, reportada como desaparecida, murió también apuñalada por su novio Carlos Roberto O. A; y a Cristina Rodríguez de 32 años, una mujer trans, a quien su madre la encontró muerta con cuatro puñaladas. El presunto femicida es su conviviente, voluntario en una fundación y en las Iglesias de La Merced y La Basílica en el centro histórico de Quito.
Este fue el contexto que motivó el aparecimiento de una nueva pinta en los balaustres del puente Mariano Moreno, la mañana del viernes 6 de noviembre de 2020. En letras negras se leía: «¿Quieren que dejemos de manchar sus muros? Fácil: Dejen de matarnos». A partir de ese momento, un debate se suscitó en la sociedad cuencana que osciló entre la integridad del puente patrimonial y la legitimidad de la denuncia.
En el 66% de los casos, los feminicidas fueron parejas o exparejas; 8% son los propios padres o padrastros. El perfil de las víctimas mostró que el promedio de edad es de 25 a 39 años; 53 de las víctimas eran madres; 30 de ellas denunciaron antes violencia; 14 fueron reportadas como desaparecidas;11 sufrieron abuso sexual; 5 tenían una boleta de auxilio. El Taller Comunicación Mujer presentó el estudio denominado Rostros de la Diversidad, publicado en enero de 2021, concluye que el 74.5 % de los hechos violentos contra las mujeres que pertenecen a la población LGBTI se da por su orientación sexual.
Durante el día se desarrollaron dos plantones convocados por las colectivas feministas; el primero a las once de la mañana en los exteriores de la Fiscalía; y el segundo, a las cuatro de la tarde. El concejal Christian Zamora pidió al Consejo de Seguridad Ciudadana (CSC) «identificar a vándalos o proceder a detenerles en flagrancia a través del sistema de monitoreo». Para el 7 de noviembre, el puente lucía blanco, sin evidencias del graffiti. Sin embargo, los restos de la vigilia de la noche anterior persistían con flores y pancartas. Y las mujeres desobedecieron con otra increpación: «Ahora devuelvan a las muertas».
Vandalizado y re-apropiado ¿Como el cuerpo de las mujeres?
El puente ha sido una y otra vez grafiteado con denuncias de violencia de género y en cada ocasión “regenerado” por las autoridades. El 28 de septiembre del 2020, el Día de la Acción Global por un Aborto Libre, se hicieron otros graffitis que decían: “Seguimos Abortando Seguimos Acompañando”, “Nuestros cuerpos nuestra decision”, “cuando te embaraces, decide si abortas o no”. Las pintas rojas y negras, fueron borradas por el servicio de limpia municipal, con pintura blanca.
El puente Mariano Moreno divide Cuenca en la ciudad antigua y la ciudad moderna. La colocación de la placa conmemorativa se dio como resultado del proceso impulsado por el Cabildo de Mujeres de Cuenca. La placa conmemorativa que fue destruida expresaba: «La ciudad de Cuenca en memoria de las mujeres cuyas vidas fueron truncadas por la violencia femicida. Les honramos con el compromiso de trabajar por una ciudad libre de todas las violencias, respetuosas de los derechos humanos. ¡Vivas las queremos!».
El 25 de noviembre de 2020, Día Mundial para la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, tuvo lugar en el puente, una curiosa disputa simbólica y por tanto, política. Las feministas rebautizaron el puente con la consigna ¡Vivas nos queremos! y volvieron a pintar el puente de violeta, color que representa a las luchas feministas en plural. Cuando el alcalde de Cuenca, Pedro Palacios, llegó al sitio a develar la placa conmemorativa, declaró: “Debo confesarles que este color me gusta, vamos a analizar si lo dejamos así si la Comisión de Áreas Históricas lo avala”.
101 lazos violetas se colocaron en los balaustres del puente con los nombres de las víctimas de femicidio reportadas por la Alianza Mapeo y Registro de los Feminicidios en Ecuador desde el 1 de enero hasta el 16 de noviembre 2020. En medio de la ceremonia de develación de la placa, la activista Carmen Ortiz, representante del Cabildo de las Mujeres, reclamó públicamente al alcalde por negarles el permiso para eventos contra la violencia en el Parque de la Madre y el Parque Calderón. Estudiantes universitarias y otras organizaciones defensoras de derechos humanos hacían presencia.
Una gran manta bordada por las mujeres fue colocada en las escalinatas contiguas al puente, icono del imaginario urbano con acceso al Centro Histórico, avenidas de alto tránsito y cercano al parque de La Madre. Llegó un camión de limpieza que se estacionó frente a las escalinatas. Obstruía no solo la visibilidad de la manta sino a las mujeres reunidas allí. El conductor del camión respondió a los reclamos: “Si para ustedes mismo es”.
“Rompen la placa del Puente Vivas Nos Queremos como rompen nuestros cuerpos, como rompen nuestras vidas. A la Cuenca facha no le interesa preservar nuestra memoria y arremete con violencia. Ésto también es una amenaza contra las activistas, y a días del 8M” expresó Liz Zhingri al referirse al ataque. El Consejo de Seguridad Ciudadana reaccionó a la destrucción de la placa conmemorativa: “…nos sumaremos con un nuevo sistema de vídeo vigilancia a los dos ya existentes en la zona, que son administrados y monitoreados por el ECU 911, institución que ya se encuentra procesando su contenido para apoyar en la identificación de los causantes del daño al espacio público y atentado a la Buena Convivencia.”
El escudo de la ciudad de Cuenca reza: “Primero Dios y después vos”. 2021 es el año en el que el Papa Francisco autorizó que las mujeres puedan leer la Palabra de Dios, ayudar en el altar durante las misas y distribuir la comunión.
¡Dejen de matarnos!
Cuenca capital de la provincia del Azuay, es uno de los centros administrativos, económicos y culturales del Ecuador. Presenta un índice de violencia de género por encima de la media nacional. Seis de cada 10 mujeres han sufrido violencia. En Azuay, 8 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida, el índice más alto a nivel nacional según la Encuesta Nacional sobre relaciones familiares y violencia de género (INEC, 2019).
Los datos muestran que las mujeres separadas (90%) y divorciadas (88%) son quienes viven un mayor índice de violencias en Azuay, el 5% de mujeres han sido violentadas sexualmente por otras personas que no hayan sido su pareja o ex pareja, las mujeres dedican aproximadamente tres veces más tiempo que los hombres a las tareas domésticas.
En entrevista, María Isabel Cordero, subdirectora técnica de Fundación Sendas reflexiona sobre las violencia simbólica y cotidiana presente en la ciudad. Cordero tiene más de 20 años de activismo como feminista y en defensa de los derechos de las mujeres. Considera que la ciudad cuenta con normativa, presupuesto y políticas públicas para combatir la violencia de género. Sin embargo, la existencia de un movimiento feminista fuerte que sensibiliza, incide en las posibilidades de las mujeres para poner la denuncia.
“—¿Existe una «Cuenca facha»?
— Decirles con pesar que este movimiento siempre ha estado presente en Cuenca y que se ha expresado de múltiples formas. En su momento, atacaban a las mujeres trans que hacen trabajo sexual en el terminal terrestre, a niños que venden dulces y piden dinero en el centro de Cuenca, a “borrachitos”, y personas en situación de calle. Van tomando otras víctimas y otros cuerpos sobre los cuales dejan caer sus complejos. Ahora atacan a las mujeres jóvenes feministas. Es irónico pero estos seudofascistas lo adoptaron solo por el hecho de ser hombres y tener algún tipo de poder. Y no solo en Cuenca se protege la tradición, la familia y la propiedad.
—2019 y 2020 son años que las colectivas en Cuenca evidenciaron el femicidio como un problema local. El ataque en el puente ¡Vivas nos queremos! ¿qué demuestra?
—Usan los típicos insultos machistas y patriarcales, si porque eres india, pobre y mujer. Son argumentos insólitos en una ciudad donde su último prefecto era indígena y casi llega a la presidencia del Ecuador.
—¿Qué le diría a la niña que fue tomando en cuenta sus 20 años de lucha feminista?
— Que diga “no” sin tener miedo ni vergüenza. Que no tenga miedo de decir que es atea. Quisiera que mi niña se encuentre con las jóvenes de hoy quienes tienen el poder de la voz pública, el poder de encontrarse y aliarse, el poder de contar con el respaldo de las mujeres que ya caminaron.”
Desde 2012, el Gobierno Provincial de Azuay implementó el proyecto de Institucionalización del Enfoque de Género con el financiamiento técnico y financiero de ONU Mujeres. A nivel municipal, se emitió la “Ordenanza para la garantía de los derechos humanos, libertades y el reconocimiento de la diversidad sexual y la identidad de género en la provincia del Azuay” que tiene como objetivo promover la inclusión, el respeto y reconocimiento a la población LGBTI, en condiciones de equidad, y la lucha por la erradicación de la discriminación. En 2019 se reformó la ordenanza para abarcar la violencia en el espacio público, parques, calles, veredas, orillas de los ríos. Actualmente, se está trabajando en el Plan Decenal.
La violencia política por razones de género tiene antecedentes en los comicios seccionales en 2019, cuando la viceprefecta de Azuay, María Cecilia Alvarado, se candidatizó para Prefecta y fue cuestionada y agredida por manifestar públicamente su respaldo a la despenalización del aborto. La elección de la vicealcaldesa de Cuenca, Marisol Peñaloza, se dio en razón de la acción de protección presentada por la Defensoría del Pueblo para garantizar el principio de paridad de género. La audiencia se dio el mismo 6 de noviembre de 2020, día de toma del puente ¡Vivas nos queremos! en Cuenca. La acción de protección influyó en la elección de 22 alcaldesas más en el país bajo la misma figura legal.
El 61.08% de los cargos de directores y gerentes en Azuay son ocupados por hombres. Actualmente la prefecta del Azuay es Cecilia Méndez, quien ocupó el cargo una vez que Yaku Pérez renunció para participar en los comicios presidenciales. En los procesos electorales se destaca la candidatura de Sofía Sánchez, asambleísta electa por el partido Pachakutik, cuya oferta de campaña fue trabajar para prevenir y erradicar la violencia de género. Abogada y futbolista profesional, comparte que han tenido varias reuniones con grupos de mujeres en el Azuay. Hay una agenda de acciones coordinadas con la que se construirá la normativa.
En los planes están la reforma al Código Integral Penal en cuanto al procedimiento vigente en temas de violencia, Sofía Sánchez explica: “Tú presentas la denuncia, una semana después probablemente tienes la fecha de audiencia; pero si no te presentas a la audiencia, el proceso se archiva. Por lo general, las mujeres no se presentan a la audiencia por temas de amenaza o mucha presión. Pueden desencadenar en feminicidios, La idea es fortalecer el proceso para que las Unidades de Violencia investiguen de oficio. Y hay que llegar a la fiscalización de recursos para implementar la Ley de Erradicación de la Violencia que manda fortalecer los equipos de Fiscalía con psicólogos y trabajadores sociales.”
Dos testimonios violetas
Los datos obtenidos por el Rastreador Global de Respuestas de Género a la COVID-19, del PNUD y ONU Mujeres indican que sólo 25 países de un total de 206, implementaron medidas para contrarrestar el aumento de la violencia contra niñas y mujeres durante la pandemia. La investigación Violentadas en Cuarentena revela que de 19 países en la región, 67% de políticas se formularon para la violencia de género y tan solo 8% para el trabajo de cuidados no remunerados.
Datos que contextualizan la compresión de que el movimiento feminista es local y mundial en favor de los derechos de las mujeres. En ese marco de acción, dos jóvenes feministas cuentan ¿qué hacen las feministas en Cuenca? y ¿cuál es la agenda pendiente a nivel local y nacional?
Anais González Rodas de 26 años, forma parte de Mundo/Bloque Violeta y La Red de Acompañamiento en Aborto Seguro Las Comadres. Estudió psicología social, Género y Desarrollo en la Universidad de Cuenca. Aprendió sobre feminismo en procesos de formación de Grupo Gama en los páramos de la Cordillera del Cóndor y de sus compañeras activistas en las calles,en los puentes y en los ríos de la ciudad.
“La violencia hacia las mujeres es sistemática, organiza a la sociedad de forma vertical, asimétrica, que subordina a las mujeres, invisibiliza las brechas de desigualdad, que se sostiene por una estructura cultural que nos está matando todos los días.” Del 1 de enero hasta el 3 de marzo de 2021, se registraron 20 muertes violentas por razones de género, incluido 1 transfeminicidio. El 92% fueron cometidos por familiares cercanos, y en el 85% fueron sus esposos, convivientes o ex parejas que las violentaron, reportó Fundación Aldea.
Para contar, “hay que ir más allá de los números”. Anais responde con música también conformando la batucada feminista La Jacarandosa. Cuenta que se suman a convocatorias, plantones, veladas para acompañar estos procesos en las audiencias, adaptando e interpretando canciones para acompañar a los familiares de las víctimas de feminicidio y círculos cercanos, y a otras que participan del movimiento de mujeres en la ciudad y de las redes del país.
Milena Alvarado de 21 años, estudiante de la carrera de Sociología de la Universidad de Cuenca. Pertenece a la colectiva Wilkakuna constituida hace cinco meses. Wilka que en kichwa significa nieta. Cuando las “nietas” empezaron a organizarse, buscaron motivaciones y experiencias en común. Encontraron a sus ancestras, las abuelas, muchas de ellas kichwa hablantes. Su propia abuela migró a la ciudad de Cuenca. Ahora las honran como resistencia.
Reafirmaron su compromiso justo después de la toma simbólica del puente Mariano Moreno en 2020 para visibilizar los feminicidios. Escucha en el siguiente audio el relato de la vigilia feminista en la que participó Milena y sus compañeras de Wilkakuna.
Sus compromisos están relacionados con la integración de redes de cuidado con las mujeres rurales y el ecofeminismo. Participaron en la organización de la maratón de lectura en los cuatro ríos de Cuenca.
Milena recuerda que fue el femicidio de Maribel P. con 113 puñaladas movió el accionar entre los colectivos. Fue el 3 de noviembre, el mismo día de Independencia de Cuenca que despertó con ese feminicidio en una mecánica. En esos días se comentaban crímenes contra trabajadoras sexuales pero pocos conocen de las condiciones en las que desarrollan su trabajo. Las colectivas se organizaron para una colecta y apoyaron en el cuidado de sus hijos que quedaron en la orfandad. Víveres, ropa, dinero. El asesinato de Maribel despertó el interés para la protección de las trabajadoras sexuales.
Anais y Milena coinciden: en la agenda local queda pendiente el fortalecimiento de las redes y el conocimiento entre las colectivas que están realizando acciones en Azuay para debatir sobre cómo articularse a la institucionalidad próxima a renovarse con el siguiente cambio de gobierno; exigir verdad, justicia y reparación para las víctimas de feminicidio y sobrevivientes de violencia, así como el cumplimiento de las políticas públicas. Sostener que el feminicidio es un problema de salud pública; sensibilizar en derechos a quienes trabajan en instancias públicas; y participar en espacios como Sonidos de la Memoria, que se realiza mensualmente en Quito y que es organizado desde las familias de las víctimas de feminicidios. Y sobre todo, dejar de culpabilizar a las mujeres por las violencias que vivimos.
Una marea verde y violeta
Los cuerpos de las mujeres se tiran también a los emblemáticos ríos de Cuenca: El Tomebamba, El Tarqui, El Yanuncay y El Machángara. En ellos se afinca una parte de la identidad de quienes viven en Cuenca. Continúan impunes tantos feminicidios como el de Anabel Estefanía Muñoz de 13 años, hallada en el río Yanuncay envuelta en plástico, amarrada con una soga. Desde el 2016 su familia reclama justicia y busca que su caso se litigue en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
América Latina se encuentran 14 de los 25 países con mayor tasa de femicidio en el mundo. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “los costos de la violencia contra las mujeres oscilan entre 1.6% y el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) de los países de América Latina y el Caribe”. Antes de la pandemia por covid-19, el estudio de Trabajo No Remunerado (TNR) correspondiente al periodo 2016-2017, muestra que el trabajo de las mujeres alcanzó el 14,5 % del PIB del Ecuador mientras que el de los hombres fue de 4,6%. Por ejemplo, en México el TNR representa el 23,3% del PIB; en Colombia el 20,0% y en Perú, el 20,4%. Los datos económicos muestran que los roles de género perpetúan la precarización del trabajo de las mujeres a quienes se les asigna las labores domésticas y las tareas de cuidado a niños, ancianos, discapacitados. Las dobles y triples jornadas de trabajo aumentaron su carga en la pandemia por covid-19.
El contexto de violencia hacia las mujeres recrudece con el confinamiento por pandemia. La representante de ONU Mujeres en Ecuador, Bibiana Aído, aseguró que el covid-19 incrementó los índices de violencia de género. El 66% de las mujeres durante el confinamiento no se han sentido seguras en sus hogares y el 85 % no han podido dejar esta situación.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) advierte que por cada trimestre que se prolongue la interrupción de los servicios de salud sexual y salud reproductiva, habrá dos millones de mujeres que dejen de usar anticonceptivos, y por lo tanto, un impacto en el crecimiento de embarazos no deseados y abortos inseguros en el país. En 2020, dos informes de la Relatoría de la Organización de las Naciones Unidas recomendaron la despenalización del aborto en casos de violación. El 19 de noviembre de 2020, Fundación Desafío, Fundación Nina Warmi entre otros colectivos de mujeres, intepusieron una acción de inconstitucionalidad (amicus curiae) ante la Corte Constitucional en apoyo a las demandas entregadas por despenalización del aborto por violación.
La Encuesta Nacional Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU) muestra una tasa de desempleo entre las mujeres que viven en Ecuador 4 puntos mayor a la de los hombres. 38% de mujeres tienen empleo adecuado frente al 62% de hombres. El 21 de marzo de 2021 será la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en la que contienden Guillermo Laso y Andrés Arauz. Sus propuestas políticas ¿tienen a la agenda de las mujeres entre sus prioridades? De los 13 ‘099.150 electores en Ecuador, 6’ 632.295 son mujeres.
En febrero de 2021, durante la primera vuelta electoral, en Cuenca, se llevó a cabo la consulta popular sobre la preservación de las zonas de recarga hídrica de los ríos Tarqui, Yanuncay, Tomebamba, Machángara y Norcay. Se preguntó si prohíben o no la explotación minera en dichos sectores. Ganó el “Sí” y por ahora, la pestilencia, el óxido y otros venenos derivados de la explotación minera, no contaminarán las aguas. Su cuidado está asociado a las luchas de las mujeres.
El puente Mariano Moreno fue construido en 1930, y junto a otros diez puentes son parte de la historia de Cuenca. En 1950, la creciente del río Tomebamba arrasó con las estructuras de tres de sus puentes: El Vado, Todos Santos y El Vergel. La caída de los puentes significó para la ciudad prácticamente quedarse incomunicada.
Si el cambio de tiempo pudiera representarse con la subida de agua, solo es cuestión de tiempo para que la marea verde y la marea violeta puedan elevarse como la crecida del río Tomebamba en 1950. En esa ocasión, el río arrasó con las estructuras de tres de sus puentes, y el Mariano Moreno permaneció. Ahora se llama puente ¡Vivas Nos Queremos!. ¿Podrán los cuencanos apreciar este puente más por la historia de lucha de sus mujeres que por el ladrillo, la madera y la cal que lo sostienen sobre las orillas del río? Los cuerpos de las mujeres como las aguas demandan memoria.
Esta crónica cierra con música. La interpretación de Canción sin Miedo por artistas cuencanas: Tamara Arizaga, Vanessa Freire, Angie Astudillo, Angie Terreros, Mariuxi Vélez, Mabe Arizaga Altamirano, Mari Duque, Verónica Tola, Denisse Andrea Narváez y Doménica Brito. La canción de autoría de la mexicana Vivir Quintana es un himno de lucha.
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Fotografía: Open democracy