Por: JESSICA DOS SANTOS / RICARDO VAZ. 02/09/2023
Tensiones en el MAS
El Movimiento al Socialismo (MAS) vive una creciente disputa interna entre los seguidores del expresidente y líder del partido, Evo Morales, versus los del actual mandatario, Luis Arce.
Las discrepancias han llegado a todos los niveles de la organización, la Asamblea Legislativa y los movimientos sociales. Los dos bandos han intercambiado acusaciones mutuas (y públicas) de traición, derechización, corrupción y hasta de nexos con el narcotráfico.
Los seguidores de Evo sostienen que Arce se encuentra en medio de un escenario de incertidumbre, especialmente a nivel económico, por la caída de las reservas del Banco Central, la escasez de dólares y los reportes negativos de las calificadoras de riesgos. En este sentido, sostienen que solo Morales puede arreglar la economía del país, recordando el buen desempeño durante sus gobiernos (2006-2019).
Pero, por su parte, los seguidores de Arce, que fue la mano derecha de Evo en el manejo de la economía en sus tres gobiernos, sostienen que los indicadores macroeconómicos de Bolivia se mantienen firmes, izan la bandera de la renovación y afirman que el exmandatario ya cumplió su ciclo histórico.
Estas tensiones comenzaron a fines del año 2021 cuando Evo y sus seguidores le pidieron a Luis Arce que hiciera cambios en su gabinete de ministros, algo que el gobernante no hizo. Se incrementaron este año después que Arce ratificara a su ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, quien había sido censurado por los legisladores pro-Evo.
Del lado “arcista”, diferentes dirigentes han criticado a los seguidores de Evo por crear divisiones dentro del partido y debilitarlo en la lucha contra la derecha.
Álvaro García Linera, exvicepresidente durante toda la gestión de Morales (2006-2019), dejó alertas respecto a las tensiones: “una histórica-social y la otra más burocrática-administrativa, que lejos de encontrar mecanismos de acercamiento, cada vez se van distanciando más (…) ya que cada fuerza cree que puede ganar sola, lo que puede llevar a la división no solo en los liderazgos sino en las bases».
Después de semanas de declaraciones e insinuaciones por las redes y por la prensa, Arce y Morales coincidieron a principios de julio en Cuba. Algunos medios afirmaron que la isla medió para generar un acercamiento entre ambos.
Días después, Arce aceptó la invitación de Evo a la clausura de unos juegos estudiantiles regionales en la zona cocalera del trópico de Cochabamba, bastión político y sindical de Morales. En este evento, se les vio riendo y conversando y se interpretó como una posible “tregua” en el seno del MAS.
A finales de julio, Evo reiteró públicamente su aprobación de los planes del gobierno de Arce tiene en dar continuidad al proceso de industrialización del litio iniciado por su gobierno.
No obstante, ciertas peleas siguen aguas abajo. Por ejemplo, el diputado Rolando Cuéllar acusa al exmandatario de ordenar a los legisladores “evistas” un supuesto “sabotaje” en la aprobación de créditos para reactivar la economía del país. Mientras, el diputado “evista” Daniel Rojas, considera que los ministros de Arce no representan a nadie.
El próximo congreso nacional del MAS se efectuará entre el 3 y 5 de octubre en la localidad de Lauca-Ñ, en el trópico de Cochabamba, donde el partido definirá su estrategia rumbo a las elecciones del 2025. Tendrán también un papel importante organizaciones como la Central Obrera Boliviana (COB).
Hay mucho en juego actualmente en Bolivia. La derecha, que ha dado muchas muestras de su extremismo y violencia, sería la gran beneficiada de las divisiones oficialistas.
El país logró resistir a la dictadura impuesta por la derecha en el 2019 y resurgir con una victoria decisiva en las elecciones. Con reservas extensas de litio y otras riquezas naturales, además de la reivindicación indígena del MAS, la nación andina tiene un peso importante geoestratégico en la región.
Al partido le toca decidir su rumbo a través de sus legítimos mecanismos internos. Pero es importante volver a mirar hacia el horizonte frente a tendencias tecnocráticas y burocratizadoras que son comunes tanto al gobierno actual como al período final de Evo Morales.
El buen desempeño económico creó la ilusión del “capitalismo andino”, muy propalado por García Linera, frenando la combatividad y participación de los movimientos de base. El mandato popular que dio lugar al primer gobierno indígena del país no era simplemente de gestionar mejor el capitalismo, sino de trascenderlo.
Nota del editor: en las últimas horas las tensiones se agudizaron luego que el ministro de justicia introdujo una demanda contra Evo Morales por difamación. En respuesta, la dirigencia del MAS anunció que no permitiría que Arce se postulara nuevamente en el 2025.
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Fotografía: investigaction