Por: Revista Consideraciones. 18/08/2020
“Dos conferencias sobre sindicalismo debía dar en Matamoros este fin de semana con la gente que más interesa luchar y compartir mi conocimiento. Sin embargo, el viernes mientras estuve atado de manos, con los ojos vendados en la parte trasera de un vehículo por más de 8 horas, tuve la certeza de que había llegado el final.
Pero diferencia de otras ocasiones en qué había vivido momentos difíciles, está vez llegué a un estado de serenidad. Pensé entonces en las personas que más amo. Pensé en todos mis amigos. Pensé en mis camaradas. Pensé en la memoria de mis padres.
Pensé en mi ya finado maestro Almeyra. Pensé también en el significado de mi propia existencia: en mis aciertos, en mis errores, en los sentimientos guardados estúpidamente, lo que habría dicho más fuerte y lo que no debí decir, en los éxitos, en los fracasos, en lo que ya no habría de suceder. Me pregunté entonces si no habría sido mejor optar por otro camino: tener una vida más tranquila, elegir la senda de menor resistencia, ser un poco más indiferente, un poco más egoísta.
Recordé sin embargo que pocas veces desde niño, esta fue mi alternativa. Que la afirmación de mi vida siempre ha consistido en pelear. Imaginé la bala que pondría fin a mi conciencia. Imaginé mi cuerpo entre una pila de cadáveres y mi sangre esparcida. Y pensé que pese a todo, habría dejado un buen ejemplo. De las tinieblas en las caí junto con dos obreros por accidente, surgió nuevamente una luz y la oportunidad de seguir viviendo.
Este es entonces un nuevo inicio…
Quiero agradecer con el corazón a todos los amigos, compañeros de lucha de todas las tendencias y posiciones políticas, a las organizaciones, colectivos, colegas, sindicalistas, redes de derechos humanos, instituciones, académicos y jóvenes, amigos de México y otros países, a los que me conocen y a los que no, y con quiénes teniendo fuertes desencuentros en el pasado no dudaron en movilizarse activamente. A todos.
La rápida movilización y denuncia hizo posible que hoy un servidor y dos obreros de Tamaulipas sigan vivos… Estoy impresionado por la monumental muestra de solidaridad despelgada. Lo que se siembra se cosecha. En espera de su comprensión por la brevedad de mis palabras y del tiempo requerido para procesar lo que sucedió. Les mando un abrazo…”
Nahúm Monroy
Se desconoce el paradero de los obreros e integrantes del Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y de Servicios (SNITIS) José Manuel Raygoza, Ramón Dávila y Nahúm Monroy, éste último, activista político y universitario. Los dos primeros fueron a recoger a Nahúm al aeropuerto de Reynosa, al rededor de las 12:30.
La abogada laboralista, Susana Prieto, quien fue detenida de forma arbitraria hace unos meses, ha declarado que esta posible desaparición sea consecuencia de la represión de parte del gobierno estatal de Tamaulipas por su activismo en apoyo al movimiento obrero en esa región.
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Fotografía: Revista Consideraciones.