Por: Marifa Salceda. 06/09/2021
El ciberacoso es un problema grave de salud pública, con una incidencia cada vez mayor y a edades cada vez más tempranas. La investigación Cyberbullying among adolescents and children: A comprehensive review of the global situation, risk factors, and preventive measures, publicada en la revista “Frontiers in Public Health”, ofrece una revisión sistemática de la literatura científica sobre este tema centrándose en la infancia y la adolescencia y los factores de riesgo y de protección frente al ciberacoso o cyberbullying.
Para el desarrollo del estudio, se consultaron ocho bases de datos académicas: Web of Science, Science Direct, PubMed, Google Scholar, ProQuest, Communication & Mass Media Complete, CINAHL y PsycArticles. Los registros adicionales identificados a través de otras fuentes incluyeron las referencias de revisiones y dos sitios web, “Cyberbullying Research Center” y “United Nations Children’s Fund”. En la revisión final se incluyeron un total de 63 estudios de 2070, que se centraron en la prevalencia del ciberacoso y los factores de riesgo y protección en la infancia y la adolescencia. Los resultados revelan que la agresión verbal es el tipo más frecuente de ciberacoso, aunque se registró la incidencia de otras violencias de perpetración grupal, visual (revelando imágenes o información personal sin consentimiento de la víctima), de suplantación de identidad y falsificación de cuentas u otros comportamientos relacionados con el acoso sexual o la vulneración del derecho a la privacidad.
Como factores de riesgo de victimización en la infancia y la adolescencia, esta revisión integral destacó características tanto personales como contextuales, y se identificaron la edad (cuanto más joven, aumenta el riesgo de convertirse en víctima), el género (las mujeres tienen más probabilidades de sufrir ciberacoso que los hombres), el comportamiento online (tiempo y tipo de uso de Internet), colectivos susceptibles de sufrir racismo, el estado de salud mental (depresión, trastorno límite de personalidad, trastornos alimentarios, privación del sueño o ideaciones suicidas), la experiencia de victimización previa, la impulsividad, la disfunción familiar y los problemas de comunicación en este entorno, las relaciones interpersonales de riesgo o la ubicación geográfica (mayor riesgo en áreas urbanas).
A nivel personal, como factores de protección frente al ciberacoso infantil y adolescente, la capacidad de autocontrol emocional y la empatía se asociaron con tasas más bajas de victimización. A nivel situacional, el papel de las familias y los centros educativos se revela como fundamental para prevenir y proteger frente al ciberacoso. En este sentido, los vínculos familiares estrechos y saludables, la comunicación activa y abierta en el entorno familiar, un clima positivo en la escuela o relaciones armoniosas entre profesorado y alumnado, protegen a la infancia y la adolescencia del acoso en línea.
La investigación demuestra que el ciberacoso ha aumentado significativamente en los últimos cinco años y con el panorama cambiante de las redes sociales. También se reconoce que se necesita de más investigación para establecer la causalidad con mayor precisión y se concluye que urgen más medidas para erradicar el ciberacoso que incluyan la cooperación internacional y los enfoques interdisciplinares y multidireccionales para hacerle frente, siendo clave el esfuerzo conjunto entre jóvenes, familias y comunidades educativas para crear entornos libres de ciberacoso.
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Fotografía: El diario feminista