Por: Eduardo Saldaña. El Orden Mundial. 25/07/2018
Tras el anuncio que hizo la semana pasada Donald Trump sobre la subida de aranceles a algunos productos chinos, uno tiene la misma sensación que después de ver esos vídeos de concursos de bofetadas —sí, existen—. ¿Qué llevaría a estos individuos a mirarse fijamente y darse de bofetadas? ¿Cuál sería su estrategia? ¿Tendrían algún plan o simplemente golpean cada vez más fuerte hasta que uno caiga? En el caso de Washington y Pekín, ha quedado demostrado que el concurso no ha terminado, y los dos abofeteadores continúan en pie.
En enero de 2018 el presidente de EE. UU. anunciaba su intención de imponer aranceles a las lavadoras y paneles solares, unas palabras que cayeron como un jarro de agua fría sobre los actores internacionales. Desde los aliados tradicionales de Washington a sus competidores más férreos, pasando por entidades como la Organización Mundial del Comercio (OMC), todos se echaron las manos a la cabeza e intentaron encontrar una lógica al movimiento de Trump. No lo consiguieron.
Pese a lo que pueda parecer, no sacar una conclusión clara no implica que no exista una estrategia detrás de cada uno de los golpes comerciales que las dos potencias se están dando.
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Fotografía: Wikipedia.