Por: Victor Ortega. 04/05/2025.
El 1 de mayo de 2025 salimos a marchar desde el edificio del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana. Desde la calle M. M. De Llano, por la calle Zaragoza, hasta la calle Padre Mier, afuera de la estación de Metrorrey, alrededor de mil personas se movilizaron ese caluroso jueves pasado. Menos de una cuarta parte del contingente se quedó al mitin frente al Monumento al Obrero.
Entro los movilizados, además de los telefonistas, estaba el Frente Nacional Por las 40 Horas, trabajadores de la salud, del Monte de Piedad y algunos grupos que grupos que se han movilizado contra el aumento en los precios del servicio del transporte público mejor conocido como Tarifazo.

Los representantes sindicales de los telefonistas, además de sus desplantes de orgullo gremialista, no plantearon ninguna reivindicación unitaria para el conjunto de la clase trabajadora, salvo alguna reducción fiscal en los impuestos sobre alguna prestación. Los trabajadores de la salud y el Monte de Piedad presentaron un informe sobre sus luchas en curso que no parecen tener buenas perspectivas. Por su parte, el Frente Nacional Por las 40 Horas presentó su programa de reducción de la jornada bajo la idea de que la clase trabajadora es el motor de la ciudad, y que es la clase que produce la riqueza, entre otros tópicos del movimiento obrero clásico. Uno de nuestros compañeros mencionó la conexión que tiene la reducción de la jornada con la construcción del sindicalismo independiente.

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Al día siguiente, en la Unidad Multidisciplinaria de Artes, ubicada en el Barrio Antiguo, el agrupamiento Anarquistas del Norte presento el cuarto número de C. R. U. D. A., el fanzine que publican desde junio de 2024, y cuyo contenido era la introducción al trabajo asalariado.
El número 4 de C. R. U. D. A. contiene poemas, reflexiones y algunas notas sobre la disputa por el tiempo, la crítica situacionista del trabajo alineado y tesis marxianas sobre el trabajo en la época capitalista. Es evidente que este contenido forma parte del actual ciclo de contestación social interclasista (“Interclasismo y Represión en Nuevo León”), un contenido que ya hacía falta discutir colectivamente.
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Tanto en el mitin como en la presentación del fanzine de los Anarquistas del Norte no emergieron los problemas mundiales de nuestra época: la desintegración histórica del trabajo asalariado por el desarrollo tecnológico y el proceso de barbarización que conlleva, es decir, la crisis de la sociedad salarial como tal.
Este 1 de mayo no se movilizaron las masas expulsadas de la reproducción salarial, es decir, los migrantes; tampoco hubo masas de trabajadores industriales levantando consignas reivindicativas unitarias o de trabajadores informales luchando por mejores condiciones de trabajo o prestaciones sociales que destruyan la incertidumbre de su reproducción, ni contingentes de trabajadoras del hogar luchando contra su explotación sin pago y su abyecta precarización.

Esto no quiere decir que no existan esas luchas, quiere decir que se dan de modo opaco y difuso al interior de la vida cotidiana; quiere decir que las luchas que buscan formalizar sus estructuras de lucha y los combates anónimos diarios de las masas trabajadoras contra la explotación no se comunican actualmente.
Tal parece ser el estado actual en el que se encuentra la contestación social en Nuevo León.
Fotografía: Victor Ortega.