Por: Guillermo Cieza. 30/04/2025
El presidente Trump es un empresario astuto y un comunicador entrenado en programas de televisión con audiencia masiva, pero no parece conocer demasiado como funciona la economía mundial y por eso, un día puede convocar al exitoso Elon Musk, y otro día acompañar las sugerencias de su asesor, Peter Navarro.
Está fuera de discusión que el capitalismo mundial transita actualmente un escenario complejo. Estados Unidos está siendo desplazado de su papel de gran hegemón mundial y se defiende apelando a medidas extremas,como han sido la universalización de aranceles para tratar de recomponer su economía doméstica.
Navarro es un profesor de Harvard obsesionado desde hace años con “el enemigo chino”, a quien acusa de subsidiar industrias estratégicas, de manipular su moneda y de realizar una competencia desleal para perjudicar a Estados Unidos. Este personaje se hizo conocido por su libro “Morir en China”, donde cita permanentemente a un especialista llamado Ron Vara. Después de la publicación de ese libro, Navarro siguió citando a Vara en sus conferencias y otras publicaciones. Pero, finalmente se supo que esta “fuente” tan valorada de información sobre China, no existía. Lo que si existía era una estafa académica. .
Navarro utilizó durante casi 20 años a Ron Vara como fuente hasta que fue descubierto por Tessa Morris Suzuki, profesora emérita de la Universidad Nacional de Australia., que sacó a la luz que el supuesto experto que asesoraba a Navarro no existía. Era un invento del mismo Navarro, cuyo nombre es un anagrama de su apellido.
La coherencia ideológica de Navarro tampoco lo distingue. Intentó hacer carrera política en las filas del partido demócrata, pero terminó apoyando a Donald Trump en su primer mandato, donde fue nombrado al frente de la Oficina de Política Comercial y Manufacturera de la Casa Blanca. En su gestión impulso aranceles que gravaron productos tecnológicos, textiles y maquinaria industrial.
El primer choque de Navarro, dentro de la nueva administración, lo tuvo con Elon Musk, que lo calificó como “un idiota, más tonto que un saco de ladrillos”. Las quejas de Musk son comprensibles porque sus automóviles eléctricos Tesla utilizan motores y otros componentes chinos y japoneses.
Todavía no se han expresado, pero la baja abrupta de los precios del petróleo, originados en las perspectivas recesivas provocadas por la guerra comercial con China, complica los costos de los petroleros que utilizan la tecnología del fracking. Hoy se calcula que las dos terceras partes del petróleo que produce Estados Unidos utiliza esta tecnología.
La complejidad de la crisis mundial del capitalismo, donde el globalismo está siendo desplazado a un mundo multipolar, con competencia entre bloques capitalistas, se agrava cuando al frente de los gobiernos o en los equipos de gestión, se acumulan vendedores de humo, farsantes, jugadores de casino o plagiadores compulsivos. El espectáculo televisivo o mediático utilizando las redes sociales y la prensa escrita está garantizado, pero no hay ideas sustentables, aún dentro de propuestas capitalistas.
Los consejos económicos de Peter Navarro, apoyados en las investigaciones de Ron Vara (él mismo), nos hacen recordar que nuestro presidente ha plagiado en sus libros a académicos, investigadores del Conicet y hasta las páginas Studocu, que es algo así como “El rincón del vago” estadounidense.
Milei se autopercibe como un “adelantado” de la política internacional, pero abriendo la economía y destruyendo la industria, marcha a contramano. El día que asumió la presidencia se hizo acompañar y fotografiar profusamente con dos figuras que valoraba como promisorias en el nuevo mundo que anunciaba: Zelensky y Bolsonaro.
Como decía un amigo: El problema no es ganar. El problema es ganar con este equipo.
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Fotografía: OkDiario