Por: Rocío Vila. 26/04/2025
Mediante Decreto Supremo N° 006-2025-MIDIS, se puso fin al Programa Nacional de Alimentación Escolar Comunitaria “Wasi Mikuna”. El cierre del programa afectará a 4.2 millones de escolares en situación de pobreza y extrema pobreza. Una vez más, la ineficiencia de los gobernantes decide cerrar el programa, antes de buscar soluciones al problema.
El cierre del programa “Wasi Mikuna” fue a raíz de los reportes masivos de intoxicación de escolares en diferentes regiones del país. Una de las más graves sucedió en Chupaca, Junín, donde 11 niños fueron hospitalizados de emergencia al presentar síntomas graves tras consumir filetes de atún distribuido por el programa.
Semanas atrás, personal encargado de preparar los alimentos, alertaron sobre la presencia de gusanos en las conservas distribuidas por el programa social. Sin embargo, ante la inoperancia del Estado, la circulación del producto continuó en los colegios atentando contra la salud de los menores; colapsando los centros de salud de varias regiones del país, ante la masiva ola de intoxicaciones.
Para agudizar la crisis, la titular del programa se deslindó de las denuncias responsabilizando de las causas del problema a los padres de familia, quienes apoyan en la preparación de los alimentos. El hecho provocó indignación de la población beneficiaria, que exigió al gobierno que actúe rápidamente y garantice una alimentación de calidad para los escolares.
¿Solución a largo plazo?
Ante la crisis, la presidenta Dina Boluarte, muy a su estilo, sigue inmersa en cirugías estéticas personales ante los problemas del país. El cambio de nombre, responsables y modelo del programa, fue una improvisación desesperada en su afán de mitigar las críticas de la población. Sin embargo, esto no atacó el problema de raíz, sino por el contrario, decidieron cerrar el programa como “solución”.
El programa Wasi Mikuna (antes denominado Qali Warma) fue creado en el año 2012, en el gobierno de Ollanta Humala, para brindar alimentación y combatir la desnutrición en la comunidad escolar. Además, en la última Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDES 2023) la anemia infantil en el Perú alcanzó el 43,1%; ante este panorama, la población exige al Estado soluciones sostenibles.
En este contexto, hacemos un llamado al Estado a repensar sus estrategias con una mirada comprometida. Lejos de extinguir programas, es necesario impulsar transformaciones profundas que garanticen una alimentación de calidad, digna y equitativa para todos los niños y niñas del Perú. Apostar por ello, no solo es un acto de justicia social; sino un derecho humano.
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Fotografía: Pressenza. Agraria.pe