Por: Dalia Cybel. 17/03/2025
El Grito del Sur conversó con la antropóloga feminista Catalina Trebisacce para indagar en la posición del movimiento de mujeres y diversidades de cara a un nuevo 8M.
Catalina Trebisacce es Doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires, investigadora del Instituto de Investigaciones de Estudios de Género y del Instituto de Geografía Romualdo Ardissone, ambos de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Además, es becaria posdoctoral del CONICET e integra el grupo de investigadoras «Mujer, política y diversidad en los ’70», radicado en el IIEGE. Sus investigaciones, en consonancia con su militancia feminista, se inscriben en el terreno de los estudios de memoria, la teoría feminista postestructuralista y la historia del movimiento feminista local.
Más allá de sus logros académicos, Catalina se anima a pensar la realidad y la política con los lentes violetas y hacer una revisión crítica de la lucha feminista en nuestro país que nos permite ver la caleidoscópica lucha de los feminismos en Argentina.
De cara a un 8M que se espera masivo y luego de la gran convocatoria que tuvo la marcha antifascista y antirracista, convocada por los feminismos y las disidencias, El Grito del Sur la invitó a reflexionar en conjunto sobre los devenires del feminismo, los liderazgos y las maneras en que impactan los discursos de odio en los cuerpos de las mujeres, lesbianas, travestis y trans.

¿Cómo ves el movimiento feminista en la Argentina actual? ¿Está atomizado o forma un frente común?
El movimiento feminista es complejo y heterogéneo. Está compuesto por sujetos, organizaciones, instituciones pertenecientes a diferentes estratos sociales, a diversos campos sociales y culturales, e inscriptos a divergentes proyectos político-ideológicos. Con lo cual es difícil tomarlo como una unidad y caracterizar su situación. De todos modos, diría que buena parte de los feminismos han comenzado a generar encuentros y pensamiento colectivo para tratar de entender el presente que atravesamos y poder actuar. Lo que pasa que la brutalidad del discurso y de las políticas del gobierno nacional hacen palidecer a cualquier iniciativa y todo parece poco, pero fueron los transfeminismos en articulación interna los que organizaron en menos de 10 días una de las movilizaciones federales más importantes contra el Gobierno. Me refiero a la del 1 de febrero en repudio a los dichos de Milei en Davos. Tremenda movilización habla de la persistencia de articulaciones al interior de los feminismos, de los feminismos con sectores sindicales, estudiantiles, militantes. También habla de la llegada que consiguieron los transfeminismos a la sociedad civil, claro está. En la Ciudad de Buenos Aires, a partir de la organización para aquella movilización, se abrió un interesante proceso asambleario horizontal de cara al 8 de marzo que tiene aires renovados y que desbordó a la organización (ya tradicional para esta fecha) del Ni Una Menos. Este proceso de CABA está en ciernes, pero ya es muy interesante y habla de un tejido vivo que no sólo persiste sino que ha aprendido a tejer más red.
El movimiento feminista argentino se caracteriza por la horizontalidad y la falta de liderazgos. ¿Lo ves como una vulnerabilidad o una ventaja?
Es verdad que los feminismos en Argentina tienden a la horizontalidad y hay cierta ausencia de liderazgos. No lo veo ni como una ventaja ni como una desventaja, más bien como la condición de desarrollo de los feminismos de aquí que, hay que decir, han sido bien productivos. Pero, en términos abstractos, creo que tanto la horizontalidad como un buen liderazgo pueden aportar elementos interesantes para cualquier proceso social, aunque ambos presentan límites concretos, lo sabemos. En el tiempo concreto en el que vivimos, en el que tenemos extraviadas las coordenadas para la acción política efectiva, creo que la diversidad que aporta la horizontalidad puede ser más productiva que la insistencia sobre figuras y agendas consolidadas. Además, en la horizontalidad hay un trabajo básico, quehacer de cero, para la construcción de lo común y de las pequeñas cosas que cuando hay liderazgos ese trabajo es pasible de ser sorteado. Hoy, creo yo, que lo necesitamos. Del mismo modo, necesitamos la diversidad que la horizontalidad propone para dejarnos sorprender con propuestas inesperadas.

¿Cuáles son las consecuencias que trae a los feminismos la avanzada de la derecha a nivel mundial?
Infinitas son las consecuencias. Van desde la estigmatización de nuestras comunidades, la persecución de nuestras propuestas de mundo, la cancelación de todo lo que nos evoque y, por otro lado, es la posibilidad para pensarnos de nuevo, para revisar los acuerdos y los sentidos que habían construido y que con el tiempo se habían vuelto rígidos y mántricos.
Vos sos una estudiosa de la historia del feminismo. ¿Existieron movimientos de retroceso de este tipo en la historia?
Claro, si bien cada proceso es irrepetible, los años 30 en el mundo occidental fueron de retroceso de las libertades civiles, sexuales y políticas de mujeres y disidencias.
¿Qué pasa con los feminismos libertarios o de derecha?
Yo los entiendo en el marco de la masificación del feminismo. No digo que en otras décadas, cuando el feminismo no era tan extendido, no hubieran existido feminismos conservadores o de derecha. Pero entiendo que la pregunta es por el grupo de feministas libertarias del que participaba Lemoine. Sobre este grupo han estado indagando Carolina Spataro y Melina Vázquez. Sus investigaciones nos revelarán muchas más cosas de lo que puedo decir acá. Porque han hecho mucho trabajo de campo procurando captar las búsquedas y los modos de organización que se dieron. Yo veo esa experiencia como un efecto de la masificación post 2015. Entre esa fecha y el 2023, el feminismo fue una plataforma indiscutida para intervenir en el espacio público político. No estoy diciendo que las feministas libertarias no fueran verdaderas feministas, sino que el feminismo fue un medio para introducir sus posicionamientos en un tiempo en que todo lo importante (o casi todo) pasaba por si se era o no feminista. Ellas traían unos posicionamientos en contra del aborto, en contra de leyes de protección para las mujeres, etc. En definitiva, en contra de las banderas más consensuadas y sostenidas por el feminismo. Y que se trató de un efecto de la masificación pareciera quedar más claro hoy, el feminismo libertario parece haber desaparecido. Lemoine no se reconoce feminista ni parte de un grupo que milita en ese sentido.

¿Qué repercusiones puede tener en la vida de las mujeres y disidencias los dichos de Javier Milei en Davos u otros mensajes de odio que están circulando con más fuerza desde que asumió “La Libertad Avanza”?
Los discursos de odio son de alto impacto para las comunidades que han sido históricamente estigmatizadas. Cada vez que algún referente o allegado del Gobierno se expresó en esos términos, hubo acontecimientos violentos y trágicos para las comunidades LGTBI+.
¿Considerás que la marcha antifascista convocada por las mujeres y disidencias sienta un precedente de organización? ¿Creés que el feminismo puede ser la punta de lanza de la insurrección contra las derechas?
Sí, lo mencionaba en la primera respuesta. Creo que se abre un proceso interesante que, aunque no continúe con la misma intensidad que tuvo estos meses, es imposible que no haya dejado experiencia y memorias en los cuerpos. Ahora bien, no sé si serán los feminismos o los transfeminismos la punta de lanza contra las nuevas derechas… me parece apresurado decirlo. Creo que lo que podemos desear es que la punta de lanza sea una alianza de diferentes sectores. Hay tantos sectores golpeados. De hecho, las marchas más masivas fueron multisectoriales.
¿Cómo ves el proceso de maduración del feminismo desde el primer Ni Una Menos hasta ahora en términos de punitivismo? ¿Considerás que hubo una revisión?
Sí y no. En los grupos militantes e intelectuales sí hubo una revisión y el antipunitivismo apareció como una necesidad política para contrastar tendencias indeseables del propio movimiento. Pero también es cierto que las lógicas punitivas se encarnaron en los movimientos y se han convertido en el modo en que las personas sienten que necesitan resolver, no sólo algunos problemas, sino todos los malestares que experimentan. Con el agravante, ahora, de que en ocasiones se declaran simultáneamente antipunitivas. Quizás no es un agravante, quizás es un paso. Aún no lo sé.
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Fotografía: El grito del sur