“No administrará Justicia quien por interés se envicia”
Jorge Salazar García. 6/11/2023
Hablando de las campañas políticas rumbo al 2024 y ante el bombardeo mediático que abruma ya a los mexicanos, parece pertinente abordar algunos aspectos relativos a la pérdida de credibilidad de los partidos. Tal tarea se hará desde una perspectiva crítica, interpretando lo percibido por los sentidos con la razón objetiva y lógica, y tomando como premisa que nadie posee la verdad absoluta. Aquí, si acaso, se expresará una parte de ella. Usted tiene el resto.
El desmoronamiento.
Es un hecho que los partidos al incumplir su función esencial de promover la democracia y la ética pública, generalmente pierden legitimidad. Actualmente es común que el ciudadano los preciba como fuentes de corrupción, sobre todo por resultar tan oneroso mantenerlos. Lo peor de esto es que las dirigencias no se dan cuenta, fingen no hacerlo o no les importa. Tal vez se diga que MORENA es distinta, lamentablemente no es así. Incluso tiene el record vergonzoso de haberse deteriorado con la mayor rapidez. Compare: el PRI tardó 89 años en pudrirse (1929-2018); el PAN lo consiguió en 73 años, (1929-2012); el PRD se corrompió en 29 años, (1989-2018); a MORENA le llevó ¡7 AÑOS! desmoronarse (2014-2021).
Su primera crisis podría ubicarse en 2017 cuando por razones de pragmatismo electoral, sus estructuras de gobierno estatutario fueron entregadas a miembros de la “mafia del poder”. Aunque hubo inconformes por esa perniciosa invasión poco pudieron hacer. La mayoría calló en aras de la unidad pues la elección presidencial estaba muy cercana. Confiaban que eso cambiaría después de 2018. No ocurrió; al contrario, los invasores continuaron desplazando a las bases militantes fundadoras. Con ahínco, digno de mejor causa, las dirigencias estatales y la nacional boicotearon los procesos democráticos internos con el pretexto de ganar elecciones, al costo que fuera. El Congreso Nacional Extraordinario (26/01/2020) fue uno de los últimos esfuerzos realizados por militantes cuyo ideal era construir un partido vinculado a las causas sociales. No se pudo. Los canallas vencieron y despojaron al partido de identidad ideológica y, por supuesto de la posibilidad de convertirse en un movimiento popular.
En 2021, con el propósito de garantizar la mayoría parlamentaria en el congreso federal y sacar adelante las reformas constitucionales del Presidente, los dirigentes originaron la segunda crisis imponiendo candidatos repudiados por la población. El partido perdió 56 diputaciones (257-201) y ni con sus aliados (PT-VERDE) consiguieron los 331 votos que se necesitaban para realizar esas reformas. El secuestro se consumó y MORENA comenzó a funcionar como empresa de colocaciones, de acarreos, de espectáculos (circo-mítines) y perfeccionó la compraventa de candidaturas. Igual que los otros partidos abdicó su obligación legal de “promover la participación del pueblo en la vida democrática” (Art. 3º, LGPP).
Ahora MORENA es ya un partido de Estado, corrompido con el acarreo, compra del voto y clientelismo”, (Carlos Figueroa Ibarra). Sus dirigentes “roban a manos llenas, mienten con descaro y traicionan la palabra empeñada mientras convocan hipócritamente a la unidad (John Ackerman, agosto 2022). Y a quienes intentan corregir el rumbo, simplemente les responden ¡Que se vayan del partido! (Berta Luján).
A menos de un año de la próxima sucesión presidencial, los llamados de alerta se multiplican por todo el país, al mismo tiempo que son sistemáticamente reprimidos, ignorados o descalificados. Sin argumentos racionales la parte sana de MORENA es dinamitada; en la otra, lo que importa son las utilidades, no las ideas o propuestas. Los comités de base no tienen voz en la toma de decisiones, de hecho se esfumaron. Las consejerías estatales y nacionales, se reparten como cuotas de poder entre las tribus, pandillas, clanes y facciones. Muy pocos concejeros se atreven a denunciar la violación sistemáticamente del 6º principio estatutario que establece actuar conforme a valores democráticos… Es ejemplar lo que sucede en donde se “eligen” coordinadores de la 4t: son un batidillo de miasma; en lugar de Democracia, se impuso una “Encuestadocracia” donde el DINERO es el que decidirá quien será el próximo cacique.
Desclasamiento.
Igual que un alcohólico niega su vicio, MORENA, embriagada de poder, rechaza el neoliberalismo llevándolo en la sangre. Los trabajadores, campesinos, estudiantes, obreros y pequeños y medianos empresarios progresistas pasaron a segundo término. MORENA, por las razones que usted quiera, decidió no gravar las riquezas mal habida, ni disminuir el IVA o el ISR a los trabajadores. Lo prioritario es dar atención a los representantes de las corporaciones empresariales. Aquello de servir con humildad, transparencia, honradez al pueblo lo mandaron al diablo. Las excepciones (que las hay) son cada vez más raras.
Ideologías difuminadas
Si algún partido se refuerza con el abandono de la tendencias izquierdista del Movimiento de Regenarción Nacional es la derecha que hasta antes del 2018 se decía combatir. Esto es así porque los morenistas, ya encaramados, abandonan de inmediato su esencia social, considereda un lastre para permancer con el hueso. Se dentifican de izquierda sólo cuando les conviene electoralmente frente al votante ignorante, pasivo y clientelar. Les embona bien esa comparación que hace Eduardo Galeano de los izquierdistas con los violinistas. Esa clase de políticos, dice Galeano, toma el violín (poder) con una mano izquierda pero lo tocan con la derecha. Ahora la derecha, viendo que eso reditúa en votos, hace lo mismo y adopta el discurso populista para obtener los votos de quienes, al tener el poder, discriminará, despreciará o deseará su extinción. La sustitución de las ideologías por el pragmatismo eliminó por completo los mecanismos de toma de desiciones colectivas, como las ASAMBLEAS dejando en la total orfandad e indefensión a los integrantes de los partidos y, consecuentemente a los gobernados. Todo lo deciden en conciliabulos un grupo, clan o cacique. Trágicamente, las elecciones ya no son confrontaciones de ideas, programas o proyectos, mucho menos una lucha de clases sino un circo de varias pistas donde lo predominante son las pujas y las apuestas. Y los partidos son casinos, desplumaderos monumentales donde los dueños o socios se reparten y negocian lo saqueado a los espectadores después de las elecciones. El resultado es la perpetuación de una clase política que, una vez asumiendo el puesto, viven como sultantes, “negociando” entre pares las leyes que les permitirán perpetuarse y heredar el poder como en las aristocracias mas corruptas del mundo. ¿Y el pueblo…? Que siga apretándose el cinturón con las migajas que se le dan mientras permanezca votando calladamente.
Del grotesco espectáculo corcholatero y espurios procesos de selección de candidatos a puestos de elección popular en MORENA algunos culpan a AMLO. Sin embargo, en su descargo, debe reconocerse que ningún gobernante, por muy sagaz que sea, puede actuar JUSTAMENTE sin arriesgar su vida o la estabilidad de la Nación. Sobre todo si no cuenta con el respaldo organizado de una sociedad que mientras no se rebele no puede tomar conciencia, (George Orwell, libro 1984), de su condición de explotada. El gobernante que dice hacer justicia sin hacerla o equipara mentiras con verdades actúa como el “fiel de la balanza”, arrogándose un poder superior al DIVINO. Juzgar con pesas distintas a propios y extraños es, simplemente, una arrogancia desmedida. Le explico: En la Mitología egipcia la diosa Maat personifica la Justicia. Representa el orden, la verdad y la estabilidad que han de estar presentes en el mundo…, (Gran Diccionario de Mitología Egipcia; Elisa Catel). Dicha deidad juzga las almas en la “Sala de las Dos Verdades” (vida y muerte). Usando una balanza, coloca una pluma en uno de los platillos para pesar el corazón del difunto, colocado en el otro. Si la balanza permanece equilibrada, su dueño entonces fue justo. De lo contrario será condenado al sufrimiento. La DIOSA no puede equilibrar a su antojo la balanza. Tampoco el juzgado puede sobornarla para comprar perdón, IMPUNIDAD o negociar su condena yéndose a su casa a disfrutar el fruto de sus latrocinios. Derivado de esto, cuando un humano manipula los platillos de la balanza a su antojo se coloca en un pedestal superior al divino.
De lo anterior se desprende que juzgar con absoluta justicia no es humano. Presumirlo implica un desequilibrio psocológico cercano a una patología narcisista que a nada bueno conduce. Por esa razón, se crean LEYES consensuadas, que por muy imperfectas que sean, aplicadas estrictamente, reprimen esa arrogante herejía. Desde el momento que un gobierno presume que traerá justicia y se perdona unilateralmente a criminales, rompe con el acuerdo social de actuar conforme al derecho imponiendo una facciosa legalidad, donde impera la ley del dinero. Lo que se esperaba fuera un oasis de regeneración ética se tornó en un charco de aguas fétidas donde los bichos de la derecha y la falsa izquierda viven a sus anchas mintiendo y robando al gobernado.
Le doy un ejemplo:
En Veracruz es común que el gobernador festeje el ingreso de personajes de negra reputación política; hasta apología hace de ellos cuando su pragmatismo electoral lo requiere. Cegado por el poder se convirtió en un operador del Partido de tiempo completo. Su estulticia, unida a su soberbia e insensibilidad ha prohijado la corrupción, la inseguridad y los abusos de autoridades y socios particulares (empresas de grúas, inspectores, supervisores, agentes, fiscales, recaudadores, licitadores, tránsitos, policías, trámites, licencias, permisos, etcétera, etcétera, etcétera). Todo con el propósito de sacar DINERO para las campañas, acarreos, publicidad, propaganda de imágen, pago de operadores y desvío de recursos hacia lo electoral, escudado en los halagos que el Presidente le dispensa. Este gobernador “honesto” (AMLO, dixit) aprendió en tiempo record que las elecciones en el capitalismo se ganan con tres cosas: dinero, dinero y dinero. Le explico: cuando era diputado (2017), desde una reunión se le informó vía telefónica que había muchos aspirantes a la presidencia municipal de Xalapa. Puesto en el alta voz dijo, asombrando a todos los presentes, que sólo se inscribieran los que tuvieran dinero, palabras más palabras menos. Sopresivamente saboteó por completo la promesa presidencial de separar el poder económico del político. Obviamente eso determinó que su administración se centrara en buscar DINERO, en donde lo hubiera y de donde fuera posible extraerlo. Contribuyó con eficiencia a hacer de las elecciones mercados prostituidos por el capital. Su desición de mantener puertas cerradas a los jodidos aunada a sus acciones para satisfacer su patética egolaría logró que la política pública cayera o continuara en manos de truhanes, mientras los problemas sociales se agravan, sin remedio a la vista.
Comentario final.
No todo está perdido, MORENA cuenta aún con militantes tenaces; conscientes de que una verdadera izquierda debe ser autocrítica, humanista y dialéctica. A pesar de todo lo anterior, MORENA, sigue teniendo uno que otro candidato digno; por sus acciones les conocereís. El resto de políticos, una vez funcionarios, como dijera Enrique Flores Magón, se convierten en “…una tremenda maquinaria sin corazón, sin nervios ni conciencia”*. Es la causa de que prefieran repartir migajas en lugar de repartir justicia.
* “¿Y para qué sirve la autoridad y otros cuentos?”. Ediciones Antorcha; México, D.F. 1989. Página 15.