Por: Jorge Salazar García. 31/08/2017
“Un pueblo sin elecciones libres es un pueblo sin voz, sin ojos y sin brazos” [1]
Refiriéndonos a las elecciones, principalmente a las presidenciales, en la mayoría de los mexicanos vive la idea del fraude. Incluso, hubo tiempos en los que las mañas para imponer al beneficiario del dedazo en turno fueron consideradas como algo natural y justificable, porque al Partido se le asumía como GOBIERNO. Antes del año 2000, el poder estaba secuestrado por una sola agencia de caudillos y caciques (PRI) encargada de vender los puestos al más fiel aliado o al mejor postor. El arribo del PAN a la presidencia fue sólo posible al pacto celebrado con Salinas a cambio de su legitimización. Para ese momento (2000), ni la impunidad o los privilegios de la nomenclatura priista corrían peligro; Vicente Fox continuaría con la misma política antiobrera y pro empresarial del priato. Cierto, hubo cambio de Partido, pero continuaron siendo los mismos pillos fusionados para cuidar a las mafias del poder.
La expoliación no se detiene, la insaciable avaricia neoliberal se robustece con las reformas estructurales. La individualista doctrina empresarial ha logrado calar hondo en segmentos de la juventud cuyo existencia sólo adquiere sentido en la acumulación de dinero y poder sin importar los medios para conseguirlos. Esos jóvenes NO quieren cambiar el estado de cosas prevaleciente, creen en el cuento de hadas repetido hasta el hartazgo en los medios masivos de información e incluido en el nuevo modelo educativo. No se dan cuenta o no quieren reconocer la incapacidad del mercado para resolver los graves problemas sociales generados por el despojo y concentración de la riqueza social en unas cuantas manos. La avaricia del nuevo PRI y el PAN renovado, en lugar de bienestar, ha traído más crímenes, opresión, inseguridad, corrupción, injusticia, antidemocracia e inequidad para los mexicanos, quienes viven un estado de miedo, angustia, resentimiento y frustración.
Sin embargo, a pesar de este negro panorama, en el 2018, el sistema y los partidos tienen una oportunidad para escuchar seriamente la voz del México profundo que los observa con incredulidad. Aún hay tiempo para hacer lo mínimamente necesario, en cada bando, para evitar el naufragio. El Estado debe tipificar el DELITO de FRAUDE definiendo claramente sus causales y estableciendo penalidades ejemplares que lo inhiban. En el mismo sentido, debe permitirse la intervención real de los ciudadanos en la elección del árbitro (INE) y autoridades jurisdiccionales. En la próxima reforma electoral es impostergable eliminar candados y trabas para dar paso a la transparencia, participación y vigilancia ciudadana haciendo valer efectivamente la voluntad del votante. Por el lado de los partidos y organizaciones políticas, se deben rechazar el clientelismo y los caudillajes, democratizándose internamente a través de la adopción plena de una vida estatutaria y de servicio.
Mientras la esencia delincuencial de las ELECCIONES DE ESTADO y la crisis del sistema de partidos permanezcan, el absolutismo de derecha seguirá usufructuando el poder, conduciendo al “barco de gran calado” al abismo de la confrontación fratricida. La responsabilidad de evitar un destino aciago es de todos: trabajadores y patrones, militantes y no militantes de partidos, autoridades y gobernados. De otro modo, al menos que se construya un acuerdo nacional de quienes no DESEAN el derramamiento de sangre por estas razones, la viabilidad como nación está en riesgo.
A continuación se transcriben parte de las respuestas que gentilmente algunos lectores enviaron contestando la pregunta ¿Qué hacer para evitar el fraude electoral en el 2108? incluida en el pasado artículo. Gracias por esa atención.
Paty: “lo único que nos ayudaría a evitar el fraude electoral es que los mexicanos hagamos conciencia de
que solamente cuidando cada casilla electoral, de norte a sur y de este a oeste, en toda la República…”
Ruben: “Invitar, llamar y convencer a los que no salen a votar en las elecciones, estos pueden dar un nuevo
rostro en la próxima elección presidencial. Impulsar la movilización nacional en todo el país para
acotar el fraude, que se sienta el musculo de repudio a los fraudes. Que el número de folio que tiene la costilla del block de boletas electorales también debe tener el mismo folio la boleta, ya que ésta no tiene folio. Impulsar un Comité ciudadano honorable e independiente que fiscalice la captura de las cifras de las actas electorales
Consuelo: “Solamente si se logra un gran frente de izquierdas y de organizaciones sociales afines”
Francisco: “…tener la ideología política con principios, la disciplina y tener conocimientos de la causa,
bien organizados, esto podría servir como herramienta para el triunfo”
Rosalinda: “lo evitaremos si desde este momento nos comprometemos toda la militancia del país a
buscar tus 4 representantes de casilla de cada sección electoral…lograr el 100% de nuestra estructura electoral”
Lulú: “que la gente despierte y no vuelva a votar por estos bandidos (PRIAN)”
Angi. “…evitarlo es casi imposible. Por más vigiladas que estén las elecciones, el INE hace lo (in) propio…
El fraude va más allá de nuestras manos. De lo poco que se puede hacer es seguir concientizando a la gente…”
El asunto, por supuesto, rebasa en mucho nuestros estrechos límites cognitivos. No obstante, seguirá ventilándose en otros artículos intentando su comprensión. En el próximo, se expondrá una estrategia general convocante para construir la unidad nacional, con las aportaciones recogidas aquí, allá y acullá por donde se ha caminado.
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[1] Paz, Octavio. “Tiempo Nublado” Literatura Contemporánea. Origen – Planeta. Ed. Artemisa, S.A. de C.V. México 1985, Pág. 184.
Fotografía: actualidad