Por: Leslie Casales. 01/11/2024
Mentoría: María Idalia Gómez
Mónica Gonzalez y Aitor Sáez hablaron sobre la influencia del periodismo en la percepción de la migración y la importancia de humanizarlo
El desplazamiento forzoso con frecuencia se disfraza de “sueño”, se estereotipa como un deseo: “cumplir el sueño americano”; sin embargo, la migración no siempre es voluntaria o motivada exclusivamente por dinero.
Existen condiciones extremas que obligan a dejar el lugar de origen. Son tres las causas que predominan ahora en el continente y que provocan una migración forzada: conflictos políticos, religiosos o agrarios; la violencia, y desastres como incendios, huracanes o terremotos, por ejemplo.
Ante el incesante fenómeno migratorio, ¿cómo ser los oídos y la voz de quienes tan sólo llevan consigo su historia? o ¿de qué manera evitamos la romantización, la estigmatización e incluso la criminalización de quien “abandona” o es “echado” de su lugar natal? Éstas fueron algunas de las preguntas que formaron parte del conversatorio “¿Cómo Narrar historias de migración forzada?” en la VI Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios.
En este espacio de discusión, organizado por la Unidad de Investigaciones Periodísticas (UIP), la fotógrafa y documentalista Mónica González Islas y el corresponsal en México de la TV internacional alemana Deutsche Welle, Aitor Sáez, compartieron sus experiencias y analizaron parte de los retos de la cobertura periodística en torno a la migración.
“Yo he cubierto una de las experiencias más graves que fue empezar a cubrir el desplazamiento interno, cuando en el 2006 de quienes empezaron a huir a Estados Unidos y cruzar la frontera del desierto de Altar, Sonora, y entonces esa caminata llevaba a miles y miles de personas, y era devastador, de verdad devastador, ver cómo grupos de 40 a 50 personas cruzaban y se alejaban de mi cámara, sobre ese desierto y esa montaña a la nada y al abismo, y tener la incertidumbre de saber si sí iban a llegar.
“Y entre ellos, sobre todo, yo me empecé a enfocar, porque ya empezábamos a ver mujeres, y luego ya empezábamos a ver a mujeres con niños, y luego ya empezábamos a ver mujeres con niños, no con uno sino con 10 o con seis, que les encargaban y esos niños viajaban sin compañía. Toda esa movilidad es muy impactante”, relató Mónica González Islas.
En un contexto tan cambiante como la migración, los desafíos no son menores. En México, como en muchas partes del mundo, el cómo se logra profundizar en las entrevistas con los migrantes, permite no sólo evitar los estereotipos del “sueño americano”, y mostrar cómo el desplazamiento forzoso se disfraza, en el discurso, de un simple proceso migratorio.
El papel del periodista, consideró Aitor Sáez, implica humanizar, dignificar y eliminar cualquier barrera que marque una diferencia como “ellos y nosotros”.
“Volviendo a que los estereotipamos, muchas veces decimos que el migrante tiene miedo, tiene esperanza, como ideas muy básicas, sentimientos muy básicos, pero no, el migrante siente muchas otras cosas, sus sentimientos cambian, es un desafío y es importante tener detalle en eso. Muchas veces la dinámica de trabajo no lo permite, pero en la medida de lo posible debemos intentar eso (profundizar)”, detalló el reportero.
El acto de acompañar
Para Mónica González es indispensable traducir las emociones y comprender que este fenómeno de desplazamiento no se reduce a un sólo individuo o a una sola historia. Y que tampoco se reduce a moverse de un país a otro e incluye el desplazamiento dentro del mismo país, y que tiene todo un contexto que se debe contar.
¿Cómo traduce el periodista las emociones y circunstancias de quien está en una situación vulnerable como la migración? (Foto: Ulises Martínez).
“Trabajar con una población que está no sólo vulnerable y devastada, porque viene cansada anímicamente y en el alma se les nota la tristeza y la devastación; pero luego tener que documentar todo ese trayecto, que te permitan estar todo ese trayecto, yo creo que la fotografía es el acto de acompañar.
“A veces esos actos son terribles, pero a veces también son alegres. Llegar, por ejemplo, a Florida con la comunidad cubana y que sus familiares que hace años que no los veían es una explosión de alegría que no tiene otra definición, más que el ‘éxito’ de la movilidad, pero antes y después hay un montón de cosas que contar”, relató González.
Como periodista, añadió, ser contundente en imágenes es importante, ya que al hacerlo eso puede sensibilizar no sólo a la población, sino también mostrar la realidad a las autoridades competentes, porque “el cambio viene desde la conciencia social”, sostuvo.
“Documentar es acompañar, es un riesgo, pero de igual manera, es un consuelo saber estar presente, en un momento crítico para una persona migrante”, aseguró la fotoperiodista que ha documentado el trayecto desde Nicaragua hasta Estados Unidos de haitianos, africanos y sudamericanos, por ejemplo.
Aitor Sáez por su parte, ha documentado la ruta de refugiados sirios y afganos desde Turquía hasta Alemania y, al hacerlo, ha confirmado que “la historia no sólo es de la persona migrante, sino de su alrededor, lo que involucra su entorno”.
Cubrir la migración, detalló el periodista, es algo que se da de manera instantánea, documentar es un proceso que se piensa dependiendo de la atmósfera y es adaptarse a una realidad en movimiento.
“Si tienes los ojos abiertos las historias van saliendo, por el mismo contexto cambiante no podemos determinar la historia previamente”, apuntó.
Hablar de migración, según González, tiene que ver con cómo explicar un contexto complejo. Un ejemplo suele ser la trata de personas, la extorsión por parte de grupos delictivos, la incertidumbre del destino de un familiar migrante o la vulnerabilidad, no sólo por condiciones de movilidad, sino también por género y edad, esto para la periodista es entender a la persona y luego “volverte un incondicional durante su viaje”.
Para entender el tipo de desafíos en estas coberturas y el fenómeno del desplazamiento Aitor Sáez resaltó: “yo creo que hay varios desafíos, uno de ellos es conocer el lugar de origen, el lugar de tránsito y el lugar de destino, ya no es un solo contexto estático sino son varios”.
El ser periodista en un ambiente de emergencia como es el desplazamiento forzado, añadió Sáez, conlleva un alto grado de responsabilidad.
González resaltó que abundan los escenarios de desinformación entre migrantes y la irregularidad y los cambios abruptos en las políticas de migración, propician escenarios que conducen a tomar medidas desesperadas.
La documentalista ejemplificó este tema con las infancias migrantes y los riesgos que se corren:
“De los países destino desafortunadamente hay momentos en los que las personas piensan que mandar a los niños solos, es casi una seguridad de que al llegar a pedir asilo o refugio en Estados Unidos serán aceptados”, situación que en muchas ocasiones resulta ser falsa y es promovida por grupos criminales.
Por su parte, Sáez resaltó el cuidado de la información que se otorga y el papel que juega el periodista con los desplazados, pues “los migrantes están muy desorientados y confundidos, muchas veces cuando ven a un periodista te preguntan, y debemos tener en cuenta que cuando cubrimos tema migratorio nos volvemos un poco psicólogos, un poco asesores legales, activistas, y no está mal porque antes de ser periodistas somos personas”.
Migración y política
La criminalización en términos migratorios es un tema, expuso Sáez, que pone en tensión a los habitantes locales con las personas en movilidad, desafortunadamente la circunstancia de migración se ha politizado, convirtiéndose en una herramienta para ganar votos o simpatizantes.
Al respecto, Aitor explicó que ”se ha visto claro que cuando todo va bien todos están muy contentos, pero cuando todo va mal es la culpa del migrante. En nuestro ejercicio tenemos la responsabilidad de humanizar al migrante”.
Es importante, continuó, no caer en perversiones impulsadas por malas prácticas de políticas públicas, y no olvidar que los migrantes tienen derechos y sobre todo son personas.
González en cuanto al tema de responsabilidad, no sólo periodística sino gubernamental, habló de la necesidad de “cambiar desde la sociedad civil, impulsar a decir las cosas como son”, y de la importancia de focalizar y mostrar la humanidad de quien busca una nueva circunstancia para vivir.
Es fundamental, retó Sáez, no tener prejuicios, ser empáticos y dejarse sorprender, ver al migrante como un par, no un ajeno y diluir la división entre “ellos y nosotros”, eso romperá las fronteras mentales que sí son reales.
Dentro de esta atmósfera, la mesa dejó esta reflexión ¿en realidad es su decisión migrar o por su circunstancia son solo “sueños forzados”? .
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Fotografía: Corriente alterna. Isaac Vivas, Paulina Padilla Suárez y Karla Hernández