Por: Lucía Rivera Ferreiro, Roberto González Villarreal, Marcelino Guerra Mendoza. Columna: CORTOCIRCUITOS. 19/06/2023
A principios de junio, la actual titular de la SEP anunció la realización de una jornada de trabajo relacionada con la estrategia de prevención de adicciones, a efectuarse en las escuelas el sábado 17, un día no laborable[1].
Tal fue el eco de la inconformidad, que cuatro días después la SEP intentó aclarar el sentido de la iniciativa: “A esta Jornada Nacional se sumarán las escuelas que así lo consideren; la participación será voluntaria, como ha sido a lo largo de todo el desarrollo de la Estrategia en el Aula”[2]. Sin embargo, las aclaraciones no fueron suficientes, los reclamos continuaron.
Hace tiempo que se habla de la importancia de la autonomía profesional y de gestión en las escuelas; en los círculos oficiales, desde la titular de la SEP hasta los funcionarios medios, mencionan insistentemente a una mítica revalorización docente. Pero en el cotidiano escolar e institucional, la operación del sistema se desarrolla a partir de múltiples tácticas y formas de sometimiento que se ejercen regularmente sobre maestros y maestras.
Es común que en esa enorme y compleja estructura burocrática que es la SEP, el significado del término voluntario sea en realidad su antónimo, es decir, obligatorio. Pinta de cuerpo entero a una administración que funciona cotidianamente con base en un conjunto de reglas formales interpretadas y aplicadas según convenga, pero también de reglas no escritas, algunas de las cuales surgieron hace tiempo y se volvieron ley. Curiosamente, se activan y refrendan continuamente en la operación cotidiana de direcciones generales, áreas, departamentos, jefaturas, supervisiones y direcciones escolares, asegurando de este modo su permanencia y continuidad.
Consecuencias de la hiper regulación.
Todo quedaría en meras anécdotas de oficios que van y vienen si no fuese porque detrás de cada papelito, el sistema solicita acciones, respuestas concretas, y por supuesto, demostraciones de cumplimiento. Y esto implica dedicar tiempo, esfuerzo y energía por parte de un profesorado de por sí sobre exigido por las continuas reformas educativas, las múltiples contingencias diarias, eventos inesperados o problemas estructurales difíciles de atender porque se carece de los medios necesarios. Todo esto junto, se traduce en un aumento progresivo del trabajo a realizar.
Todo esto sería irrelevante si no fuera porque tiene consecuencias; el video grabado y compartido en redes sociales por una maestra en días pasados[4], es revelador del hartazgo, el agotamiento, el fastidio y el cansancio de un magisterio al que se le ha impuesto una carga de trabajo creciente.
Pero veamos el lado positivo del asunto; lo que la maestra hizo fue atreverse a expresar un sentir en la recta final de un ciclo escolar difícil por cuanto ha mostrado los efectos psicosociales de la pandemia; y prolongado innecesariamente cuando el mismo sistema ya ha solicitado a los docentes las calificaciones. El video de la maestra es también un llamado a escuchar y compartir experiencias similares; y eso fue lo que hicieron muchos y muchas de sus compañeras, describieron situaciones similares que nada tienen que ver con la vocación -que, dicho sea de paso, es una de esas cargas simbólicas con las que lidian los docentes desde hace siglos-.
Quizá no parezca, pero estos pequeños actos como hacer un video y reaccionar en redes expresando inconformidades y rechazo, hacen visible una situación que por sabida se calla. La SEP se vio obligada a aclarar, no una, sino dos veces, que asistir a las escuelas el sábado era voluntario; un edutuber cuyo canal se acerca al millón de seguidores, además de dar a conocer el video de la maestra (Soy maestra y estoy exhausta), grabó otro para comentar la convocatoria de la SEP, argumentando que nadie podía obligar a los docentes a trabajar en sábado[5].
Convertir quejas en demandas
Ser docente en estos tiempos no es fácil; la sociedad está cambiando aceleradamente, cada vez son más los padres que trabajan de sol a sol, están igual o más explotados que los docentes. Esto ha trastocado los patrones de crianza, de manera que el cuidado de niñas y jóvenes recae en las escuelas.
El de maestra es un trabajo ingrato, se realiza en condiciones desiguales; mientras políticos y organismos internacionales ensalzan la importancia de la educación como motor de desarrollo y transformación social, pocos conceden valor al trabajo que realizan cotidianamente los docentes, sobre todo cuando éstos se comprometen con sus estudiantes y se esmeran en enseñarles desde cuestiones básicas como leer y escribir, hasta realizar experimentos científicos o crear obras artísticas utilizando todo tipo de recursos a su alcance, incluso su propio salario.
Velar por la seguridad de todos y cada uno de los alumnos; sostener conversaciones incómodas con las familias; mantenerse alerta durante toda la jornada para evitar accidentes; enfrentar litigios y demandas; lidiar con las múltiples violencias dentro y fuera de las escuelas; documentar toda clase de incidentes. Éstos son algunos de los factores estresantes que las y los maestros deben superar; pero no hay cuerpo que aguante semejante carga.
Maestras, maestros: ¿qué más consideran importante agregar?
[1] https://www.sinembargo.mx/08-06-2023/4370741
[2] https://www.gob.mx/sep/articulos/tarjeta-informativa-9
[3] https://twitter.com/JamG_CliO/status/1668745267259269120?s=20
[4] https://www.facebook.com/100063202512782/videos/2943111809166360
[5] https://www.youtube.com/watch?v=7JT0DW2Eu4E&t=2s
[1] https://www.sinembargo.mx/08-06-2023/4370741
[2] https://www.gob.mx/sep/articulos/tarjeta-informativa-9
[3] https://twitter.com/JamG_CliO/status/1668745267259269120?s=20
[4] https://www.facebook.com/100063202512782/videos/2943111809166360
[5] https://www.youtube.com/watch?v=7JT0DW2Eu4E&t=2s