Por: Mª Luisa Femenías – Mª de los Ángeles Ruíz. 25/01/2022
I
Rosi Braidotti entrecruza las teorías postestructuralistas y la teoría feminista sobre la
base de que ambas se distancian del estilo de argumentación guiado por un orden
teleológico, que la postmodernidad descubre aún en la modernidad y en su feminismo.
La postmodernidad como momento específico de la historia, ha padecido profundos
cambios en los sistemas económicos de producción que han alterado -a juicio de
Braidotti- las estructuras simbólicas y sociales tradicionales basadas en la familia, el
Estado y la autoridad masculina. En consecuencia, se debe llevar a cabo una
reorganización transnacional del capital acumulado de una manera móvil y flexible. Si el
mundo se mueve hacia la transnacionalidad, es imperativo de la época teorizar sobre
nuevas prácticas y nuevas situaciones y posiciones de sujeto. Para nuestra autora, en
consecuencia, es necesario crear un proyecto emancipado del enfoque tradicional y del
modo en que la teoría feminista funciona, a la manera de un pasadizo desde el
pensamiento logoncéntrico sedentario hacia el accionar de un pensamiento nómade
creativo: “Para mí -advierte en Sujetos Nómades- el feminismo es una práctica, así como
un impulso creativo, que apunta a afirmar la diferencia sexual como una fuerza
positiva.1
“
En ese sentido, Braidotti es clara heredera de un movimiento filosófico cuyas raíces se
remontan a comienzos de los años sesenta y comparte con las teorías de Deleuze y de
Derrida, muchos de sus aspectos. Si bien estos filósofos no logran distanciarse de la
lógica falogocéntrica, presentan a juicio de la estudiosa, una propuesta sumamente
interesante a los fines feministas pero sin llegar a dar respuesta a la opresión en que
transcurren las vidas de las mujeres.
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Fotografía: Redalyc