Por: Gilberto Dorantes Álvarez. 13/02/2017
Alcoholismo y drogadicción, son solo parte de la inmensa gama de la descomposición social que aqueja a nuestra sociedad.
Sociedad a la cual todos pertenecemos y en muchas ocasiones nos hacemos de la vista gorda cuando vemos que se cometen algunas de estas atrocidades, sino que hasta somos participes de alguna manera en el crecimiento de este cáncer social.
Se podrá continuar legislando en base a cada uno de estos rubros, pero nunca se legisla para combatir de raíces estos problemas que cada día se van agravando y terminan por salirse del control de nuestras autoridades, las cuales terminan corrompiéndose y enriqueciéndose con la situación actual de nuestra nación.
La crítica hacia los mandatarios es fácil, solo es cuestión de iniciar por ver los primeros errores cometidos por éstos que los demás llegarán uno tras de otro sin parar jamás, porque el ser humano, y propiamente en México, estamos siendo manipulados por la televisión principalmente.
El sedentarismo nos lleva a encender desde la comodidad de un asiento el televisor, y una vez prendido este artefacto, quedamos a merced de todo lo que ahí nos digan, y lo peor es que damos por hecho lo que vemos y escuchamos, nuestra capacidad de raciocinio ha menguado drásticamente, al grado que no ponemos a funcionar a nuestras neuronas para pensar y por lo menos hacernos la pregunta si eso que vemos en realidad es cierto o no.
Entonces, ¿Qué debemos hacer para contrarrestar el grave problema social que actualmente nos aqueja? Como ciudadanos comunes ¿qué podemos hacer para contrarrestar los males agobiantes imperantes al seno de nuestra patria? Creo firmemente que es combatiendo la pereza que gobierna nuestro cerebro, necesitamos de ese chispazo de luz que nos ayude a salir del aletargamiento en el cual nos mantienen sometidos los mandatarios del país, pero esa chispa de ignición que eche a andar el conjunto neuronal propio del pensamiento no se activará mientras usted mantenga un pensamiento negativo.
Veo a muchas familias aplaudiéndole al gobernante en turno cuando termina su discurso falaz, a sabiendas que las promesas realizadas nunca las cumplirá, le aplauden por el compromiso contraído al momento de recibir una tora y un frutsi, una lámina, o cinco pollitos, una despensa o cualquier dádiva que entregan los poderosos para que sientan agradecimiento hacia su persona, y la verdadera razón es para mantener a un pueblo dopado, sumiso ante quien debería ser nuestro empleado, pues es con nuestro dinero del cual obtienen sus salarios.
Si logramos desperezarnos y comenzamos a pensar y continuamos por cambiar de actitud, ese sería el inicio verdadero para llegar a un cambio real y benéfico para toda la comunidad mexicana. Entonces empezaríamos a comprender la magnitud del enorme problema que originan las dos vertientes con las cuales inicié este escrito y que en México representan un grave problema que nos cuesta muchísimo dinero, porque una persona en estado de ebriedad puede ocasionar un problema mayúsculo, porque existe una alteración neuronal provocada, por lo tanto una persona en estado etílico no debe hacer ninguna labor que no sea la de permanecer en su hogar y solamente “divirtiéndose”, acción que sabemos no sucede siempre así, pues el alcoholismo al igual que la drogadicción, son acciones que representan un enorme problema social, el cual todos pagamos y nos está saliendo demasiado caro.
Entonces, ¿Por qué se permite que esto suceda en México? El alcohol y las drogas son los negocios más rentables (uno lícito y el segundo no), alrededor de estos rubros se mueven intereses económicos estratosféricos que los capos de las mafias defenderán a sangre y fuego, porque las ganancias económicas que les dejan, les permiten llevar una vida de reyes a quienes lucran con éstos.
Los ciudadanos comunes estamos a merced del hampa porque las autoridades lo toleran y nosotros toleramos a las autoridades, la corrupción imperante al seno de éstas es gigantesca y para poder llegar a solucionar este grandísimo problema, es volviendo a reeducarnos, que llegue esa chispa de ignición y empezar a movilizar las neuronas para poder encontrar el camino correcto hacia una vida de satisfacción plena y real. ¡Reflexionemos mientras llega el próximo café!
Fotografía: sanacionholistica