Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 6 de marzo de 2021
Zappa
Zappa (Alex Winter, 2020)
La primera vez que supe algo sobre Frank Zappa fue a través de una revista que encontré en una tienda de discos de segunda mano. Estaba en un pequeño y sucio rincón junto a otras publicaciones que de igual manera habían ya tenido algún dueño previamente; alguien la había dejado allí para ser reencontrada, recomprada y releída. Me llamó la atención pues la portada era una foto del mismo Zappa viendo directamente a la cámara; un tipo de imagen que después vería mucho con los años pero que en el aquel instante me llamaba cual entrada a un espacio medianamente desconocido, locuaz y ofusco, pero que debía sí o sí de pisar (para aquellos años estaba indagando fuertemente los diseños sonoros de Gentle Giant y King Crimson). Así que primerizo de las circunstancias me hice de la publicación y la llevé a casa. Sentado en mi cama la abrí y pasé directamente al artículo central.
Lo que fui encontrando párrafo tras párrafo son pedazos de una historia que todos los seguidores de Zappa hemos oído y sabido ya en más de una ocasión; el llamamiento musical del prolífico compositor por parte de una mala crítica a Edgar Varèse, su estrafalario sentido del humor, su ahínco por la crítica hacía el modo de vida de los Estados Unidos, su búsqueda por el mejor sonido en una grabación ya fuera en vivo o de estudio, su personalidad perfeccionista ante la ejecución de todos sus músicos, su irreverencia lírica, sus peleas legales por la libertad de expresión por parte de los músicos ante el senado de su país, su intento fallido por ser presidente de su nación así como su estilo de vida; criticado por muchos y venerado cuasi mesiánicamente por tantos otros. Lo que se sabe y sabemos de Zappa es, quizá, ya una anécdota bien documentada en la historia de la contracultura estadunidense –es un músico que aún es muy seguido e idolatrado por diversas aristas del arte– y para ello tenemos por ejemplo su autobiografía: La Verdadera Historia de Frank Zappa (Malpaso, 2015) o el libro ¡Alucina! Mi Vida con Frank Zappa (Malpaso, 2016) donde Pauline Butcher, otrora su secretaria, devela con lujo de detalle los años que convivió con el músico, su familia y todo su séquito de amistades y colaboradores. Asimismo, claro, hay varios documentos audiovisuales no oficiales entre los que podemos destacar The Freak-Out List (2010), donde se intentan develar todas las influencias de Zappa a través de una lista de artistas que aparecen en un texto sin un contexto claro en el álbum debut de The Mothers of Invention: Freak Out! (1966).
Aunado a todo ello tenemos por vez primera una película que tiene todo el consentimiento legal por parte de la familia Zappa. Debido a ello, Alex Winter, quien ya ha dirigido otros documentales de temas un tanto polémicos con resultados bastante irregulares como Showbiz Kids (2020) y The Panama Papers (2018), tuvo la total libertad de entrar a los archivos personales del clan Zappa y utilizar cientos y cientos de clips y películas hasta ahora desconocidos por el público en general. Y sin más, podemos decir que ahí radica el verdadero peso y valor de esta cinta.
En cuanto al contenido, podemos decir que todo versa sobre los mismos temas que nos hallamos en cada reportaje y escrito sobre el músico. La gran mayoría de los temas aquellos que encontré en una vieja revista aquí cobran vida y se transforman en imágenes por demás ricas en su condición histórico-musical. Durante su primera mitad revisitamos de nuevo los orígenes e inquietudes de Zappa por el que y como componer; lo que le atraía y le llamaba para acatar temas y estilos. Nada nuevo pero sí con entrevistas frescas a algunos de sus colaboradores que le apoyaron en diversas etapas de su carrera. Durante la segunda mitad nos vamos apartando un poco de este vértice y nos acercamos más a la exploración experimental que tuvo Zappa en su música sobre sus últimos años, algo que a bien no se había explorado con tanto volumen como en este documental y se agradece pero igualmente queda un tanto corto. Lo que sucede, obviamente, al ser esta una producción oficial por parte de sus herederos y familiares, es que hay ciertos tópicos conocidos que a bien no pueden ser tocados o bien deben ser tratados de una manera mucho más ligera. Ironía o no, los convencionalismos no desaparecen incluso en una figura tan rebelde como la de Frank Zappa.
Moderado pero entretenido, menos mordaz de lo esperado –si somos sinceros–, este Zappa de Alex Winter resulta una buena introducción al universo de este complejo y multifacético compositor y poco más. Favorecedor resulta que las cosas no se centren en transformar los capítulos en viles comerciales de canciones de Zappa para su posterior comercialización. El trabajo de Winter, hay que decirlo, tiene todas las intenciones de narrar la carrera de su personaje central y eso se nota en cada momento, aunque no siempre con los resultados más acertados. Al final, claro, después de ver este metraje mucha gente podrá reconocer fuertemente al Zappa músico y medianamente al Zappa ciudadano. Son unos muy buenos primeros pasos que después habrán de continuar por parte del espectador; hay tarea por delante. Aquí las cosas tienen una dirección muy clara y notoria que pueden y deben ser más escalonadas y profundas… Pero que más podríamos esperar como resultado de aquel gran artista que gran parte de su vida y carrera se dedico a cuestionar y responder la flamante interrogante de: Does Humor Belong in Music?

Zappa de Alex Winter
Calificación: 3 de 5 (Buena a secas).
Fuente:
https://www.facebook.com/1598949577050090/posts/2843995262545509/?d=n
Fotografía: Mondo Shop