Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 2 de noviembre de 2019
Wonderwall (Joe Massot, 1968)
Ardid psicodélico que condensado sobre el código humorístico –y con sendas inyecciones de extravagancia– nos presenta, más que una solida construcción narrativa, una serie de singulares viñetas que se unen bajo pretexto del sentir de toda una generación y en la percepción de esta: sus manías, trances y visiones de un mundo cambiante; experimentación lumínica, cromática, sonora, alucinógena y un largo etcétera. Estamos, pues, ante una obra cuyo marco es el de la filiación excéntrica de finales de los 60 –cuyo onirismo no tiene un linde claro con la lógica o la razón y donde su sinsentido se justifica en la huella que marcó los pasos de un linaje que caminaba sin esperar mas que la aventura de la vida misma, una vida abierta a la paz, el amor y la libertad; utopia social que igualmente rotula lo expuesto en la pantalla.
So pretexto de un idilio que enfrenta dos percepciones del universo representado, el sedimento expositivo de la cinta recae en una simpleza que ha de dejar el camino abierto al furor de lo estrafalario y peculiar, pero que al tiempo enarbola la naturaleza visual de la propia estirpe que lo generó a través de inquietudes singulares y que si bien hoy pueden parecer como pinceladas burdas, disparates bufonescos o vil pirotecnia audiovisual, pertenecen a un momento de frescor entre una esperanzada juventud que quería cambiar el mundo a través del romance y el cortejo a todos los elementos, seres e ideas del mundo que les tocó avivar. De ahí, quizá, el poco estrato conclusivo de su relación expresiva y más su apertura al surrealismo –pero claro, tampoco es que se preste a dejar las puertas abiertas a una interpretación simbólica. La película es lo que es: una explosión maquinal de ingenio sin contener subtextos profundos en su metraje.
Afanada en una trama que recae en la vida de un estrambótico científico que después de una jornada laboral descubre que detrás de uno de los muros de su departamento vive una bella modelo, el reglamentado día a día que sobrelleva cambia radicalmente para pasar de ser un simple observador de la vida de la misma, hasta volverse un total voyersita cuyas ensoñaciones se van retorciendo cada vez más y casi hacerle perder la razón, casi hacerle olvidar la frontera entre lo real y lo ficticio. Hasta que, claro, su ayuda logra ponerse a los servicios del objeto del deseo. Nos enfrentamos, entonces, a una especie de bizarro cuento de hadas, de una fantasía bañada en acido que precede a otros filmes como Tommy (Russell, 1975) y The Song Remains The Same (que dirigiera el mismo Massot en 1975), y que asimismo se nutre del estilo de Roger Corman y de diversas estampas que nos remontan a Metropolis (Lang, 1927) y Psycho (Hitchcock, 1960).
Producción de culto que encuentra su lugar en la historia gracias a la música compuesta por George Harrison –cuando este aún formaba parte de The Beatles– y cuya grabación es considerada su primer álbum solista; material que recae en su faceta de inclinación hindú y en donde colaboran algunos de sus más allegados: Eric Clapton, Ringo Starr, Peter Tork (no acreditado oficialmente), John Barham y una serie de músicos indios que hacen de este material un eco de lo desplegado en la pantalla.
Wonderwall al final resulta más un documento que denota la agitación, nerviosismo y fogosidad de una concepción muy particular del mundo que un filme en toda forma. Su carisma proviene de su alocada riqueza visual pero no es para todos, se requiere de un gusto particular ante este tipo de imágenes y estilos (contexto). Su valor, es, pues, testimonial, su legado es el mostrar lo acontecido y pensado en aquellos años, en aquellos devenires. Su fuerza es colorida, si, pero bien se puede escarbar ligeramente una intención de ser un puente entre las generaciones que coexistían cuando se realizó su estreno, una –la menor– que trata de emanciparse al principio pero que decide al final lanzar un abrazo a la experiencia de los mayores. Quizá, acaso, porque la anticipada nostalgia del final que se avecinaba ya se olía en el horizonte.
Wonderwall de Joe Massot
Calificación: 2 de 5 (Regular).
Fuente:
https://www.facebook.com/ECOsRockXalapa/posts/2431345477143825?__tn__=K-R
Fotografía: amazon.es