Por: Tzamtrecesemillas. 27/11/2021
La alimentación sostiene la vida y define a la especie humana porque preparar e ingerir alimentos es una de las actividades sociales más fundamentales de nuestra existencia. La alimentación liga indisolublemente a las personas y el entorno natural en el que se han desarrollado. Pocos procesos evidencian de manera tan patente el mecanismo mediante el cual la interacción de las sociedades con la naturaleza genera eso que llamamos cultura. Digerimos la vida que nos provee el entorno natural para mantenernos vivos también, alimentarnos de vida nos recuerda que somos vida, que somos naturaleza humana.
Siendo así, la alimentación se ha vuelto un espacio en el que se disputan procesos históricos, políticos y sociales; una radiografía sobre el proceso mediante el cual se alimentan las sociedades y los valores culturales y rituales asociados a ese proceso nos revelan una parte importante del espíritu de un pueblo. En el sistema actual, en el que el capitalismo con su poder abarcador se ha metido a las cocinas y a las bocas de una buena parte de la población mundial, existen también espacios en resistencia que se oponen al proceso mediante el cual se crean alimentos como productos manufacturados que, aunque son digeribles, no nutren y nada dicen de la relación con el entorno natural en el que fueron creados: más que alimentos se trata de mercancías comestibles sin valor nutricional alguno. Al igual que el antropólogo Marc Augé caracterizó el no-lugar como un espacio propio del capitalismo tardío en el que vivimos, se puede hablar de los productos ingeribles de este mismo sistema como no-alimentos.
En los espacios en resistencia a la agroindustria y a las mercancías comestibles, las mujeres juegan un papel primordial como herederas de saberes antiguos en los que se haya la clave que conjura los peligros de la alimentación capitalista. Desde esa resistencia, es posible leer y ver en este número de Tzam diez acercamientos de mujeres de diferentes pueblos indígenas a un tema tan fundamental como problemático en la actualidad: la alimentación. Pasen a visitar y a escuchar sus voces.
A través de los procesos, las formas en las que se consumen los alimentos y sobre todo cómo se producen podemos darnos cuenta de la importancia que la alimentación tiene para la economía e historia de un pueblo
Stephanie Chirinos Pueblo zapoteco
Yo, Cha Carballo, aprendí a nixtamalizar el maíz y a hacer tortillas a la edad de 9 años, lo aprendí con mi mamá Anatolia. Cuando cocino me siento muy bien porque sé que voy a compartir con mis amigos y familiares lo que he preparado con maíz y eso me llena de orgullo. Como huasteca que soy, sé y promuevo el valor del maíz
Cha Carballo Pueblo nahua
En la región se han creado varias organizaciones interesadas en la preservación y difusión del zapalote chico, así como grupos de mujeres totoperas de distintos pueblos del Istmo que trabajan en conjunto para fortalecer al maíz y la resistencia local, luchando contra la introducción de maíces importados y sus derivados, tanto para cultivo como para alimentación
Marahí López Pueblo zapoteco
Lamentablemente, las comunidades mayas están sufriendo rápidos cambios alimenticios que ocasionan el empobrecimiento y el olvido de la sana nutrición tradicional de nuestros pueblos
Marcuh Sántiz Pueblo tsotsil
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Fotografía: Tzamtrecesemillas