Por: Martín Epstein. 20/03/2024
@elargentino
Los otrora padres del neoliberalismo hoy se visten con ropas libertarias, aunque repiten con muy poca originalidad los discursos monetaristas, anti estatales, desreguladores y aperturistas. Quienes dicen tener la receta para este mal, son los que NO reconocen haber fallado sistemáticamente aplicando esas políticas.
Como historia que se repite, atravesamos nuevamente la falacia liberal que impera en nuestro país desde hace largas décadas: la inflación es un fenómeno exclusivamente monetario, y para resolverla es fundamental un ajuste que enfríe la economía y, con esa recesión se puedan sentar la bases para un crecimiento real de las condiciones de vida de la gente.
Los otrora padres del neoliberalismo hoy se visten con ropas libertarias, aunque repiten con muy poca originalidad los discursos monetaristas, anti estatales, desreguladores y aperturistas.
Quienes dicen tener la receta para este mal, son los que NO reconocen haber fallado sistemáticamente aplicando esas políticas.
Con una vigencia que ya no sorprende, seguimos escuchando fragmentos de un monólogo del genial Tato Bores que, en el contexto del menemismo pareciera estar analizando la realidad de un gobierno de Milei que seguramente nunca hubiera imaginado.
– Ministro: Nosotros le pasamos el rastrillo al país, los dejamos sin un mango. No queda un austral ni para remedios. La gente no tiene guita y por eso el dólar baja.
– Tato: Con los impuestos, las tarifas, los tarifazos, guadañan toda la mosca, la gente se queda sin guita, no compran más dólares… pero la gente esta más seca que galleta de campo… la gente no puede comprar dólares, tampoco puede comprar morfi, no puede comprar remedios, no puede comprar pilcha, ni peine ni peineta.
Cambiemos australes por pesos, cambiemos rastrillo por licuadora.
La política es exactamente la misma.
No es casualidad que el gobierno del autopercibido académico reivindique, al punto de sumarlo al nuevo salón de próceres Argentinos (un paso más en la restauración conservadora iniciada en diciembre pasado) a Menem, como promotor en democracia de los ideales económicos de la dictadura.
Un ex ministro de economía de origen cordobés, con fuerte responsabilidad en los dramáticos días de diciembre de 2001 y padre de la versión menemista del neoliberalismo de los 90 reclamaba hace unos días por televisión que los empresarios de supermercados moderen las subas de precios para ayudar al gobierno.
El actual ministro se sorprendió por la existencia de promociones en grandes comercios e identificó en esa política empresarial parte del fenómeno inflacionario.
El presidente, en esa línea está convencido de que tras la ficción de una inflación proyectada por miles, si se eliminan las ofertas, los precios deberían bajar más.
O sea, digamos, los precios se mueven por otras razones que no son la emisión monetaria.
Los formadores de precios resultan ser actores relevantes en el control de esos aumentos.
Pero además, los pueden reunir en una mesa para ver si se copan y bajan su expectativa de ganancia.
Lo que no se consiguió con un estado regulando pretenden lograrlo por mero voluntarismo…
Hace horas se anunció una nueva baja en las tasas de interés que tiene como efecto directo continuar con el proceso de licuación de ahorros en pesos de los y las argentinas.
Mientras escribo esta columna, esperamos el anuncio de un dato de inflación que, en el escenario imaginado por el gobierno rondará el 15% para febrero.
En 3 meses de gestión, Caputo acumulará más de 60% de inflación, con una variación interanual de alimentos corriendo arriba del 300%, y salarios y jubilaciones perdiendo mes a mes poder de compra.
– Ministro: Son detalles…
– Tato: Desde que era chiquitito recuerdo que hay que sacrificarse en aras del futuro. El lema nacional siempre ha sido ‘jódase hoy para disfrutar mañana’.
*Martín Epstein, Politólogo y Analista Económico del Centro de Economía Política Argentina (CEPA)
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Fotografía: Nacional y popular