Por: Marco Aurelio Martínez Sánchez. 04/12/2017
El reciente destape de José Antonio Meade como abanderado del PRI a la presidencia de la República ha sido celebrado no sólo por los sectores populares del partido en el poder sino también por un segmento del PAN y de la iniciativa privada quienes respaldan la trayectoria y visión tecnocrática de Meade. Quienes le conocen dicen que es una persona honesta y capaz pero en el partido equivocado, algo así como un cactus esplendoroso en medio del desierto. Los pésimos resultados en materia de seguridad y la corrupción desbordante han ocasionado que el gobierno de Peña Nieto sea de los peor evaluados en la historia de nuestro país. (Menos de 3 de cada 10 mexicanos avalan su gobierno).
Meade inicia campaña en tercer lugar de las preferencias por debajo del Frente Ciudadano por México (aún sin candidato formal aunque Anaya se frota las manos), y de AMLO quien se encuentra a la cabeza de los distintos sondeos y encuestas de opinión.
Todo parece indicar que en la recta final la contienda será entre dos, AMLO y Meade, pero este último tiene otros desafíos más que afrontar, además de ser el abanderado de un partido en crisis profunda y descrédito total por escándalos de corrupción e impunidad. Aún sin ser priista de origen Meade deberá intentar resarcir la nociva percepción social del partido que hoy lo postula. Si en verdad Meade es un personaje limpio y honesto, ¿Con qué finalidad solicitó la orientación de políticos de rancio tufo jurásico, depredadores del erario público y emblemas de la corrupción del viejo PRI como Roberto Madrazo, Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones, Pichardo Pagaza, Roque Villanueva, Lugo Verduzco, Mariano Palacios Alcocer, María de los Ángeles Moreno, entre otros? ¿Acaso los desempolvará y sacará de sus sarcófagos para algún cargo público? ¿Qué hará con uno de los personajes más estigmatizados del régimen como Aurelio Nuño cuando reciban el repudio total del magisterio mexicano? En caso de que Meade gane la elección, Nuño sería el indiscutible secretario de gobernación. Alertas.
Y es que Nuño resultará un lastre para Meade no solo por la incapacidad de conducir con eficiencia la SEP, también por la implementación de políticas educativas que le han dado la espalda al pueblo mexicano, es decir, el secretario de educación pública le ha propinado una artera puñalada a la educación pública de nuestro país durante este sexenio, qué paradoja.
Si bien la transición de las políticas del Estado benefactor a las neoliberales coadyuvan a la aguda crisis financiera por la que atraviesan por lo menos cinco universidades públicas del país y se refleja en la inminente reforma a las escuelas normales, Nuño aprovecha el momentum para congraciarse nuevamente con la iniciativa privada, con quienes en connivencia aprietan las tuercas para acelerar el desmantelamiento de la educación pública en México, esto en detrimento de millones de mexicanos.
Con la reciente propuesta de malla curricular para las escuelas normales de la SEP, nos brindan mayores elementos para repudiar este gobierno mediocre cuyo objetivo e interés primordial es legitimar su modelo económico, de ciudadano y de país, un ciudadano pasivo, acrítico, operativo. Dicha propuesta curricular ignora por completo las materias de corte social, discrimina la teoría pedagógica, filosófica, la historia y sociología de la educación; es decir, el fomento del pensamiento crítico y de la razón en los educandos está sepultado. La pretensión gubernamental evidente es convertir a los maestros mexicanos en subordinados autómatas, en manipulables zombis «pedagógicos».
Más allá de armonizar el nuevo modelo educativo con la reforma a las normales, existe un interés en amalgamar su programa educativo con las políticas públicas de abrir el concurso de plazas docentes a cualquier profesionista. Para Nuño cualquiera puede ser maestro, solo debe rellenar bien los ovalitos y acreditar un examen, ser obediente y servil, con eso basta.
Sin lugar a duda la figura de Aurelio Nuño como el hombre fuerte del elenco más cercano a José Antonio Meade será pieza fundamental que obstaculice su despunte electoral. Él magisterio, que reiteradamente demuestra una flaca memoria, deberá ser en este momento de definiciones el fiel de la balanza. El reloj camina y no hay marcha atrás. Ha iniciado la cuenta regresiva. Debemos sacar la casta y luchar en las urnas por nuestro futuro laboral y el de la Nación. No hay más.
Fotografía: sinembargo