Por: Saher. 20/06/2025
Traducido (Español) por: Julissa Álvarez Coroa
Un plan de ayuda respaldado por Estados Unidos y compuesto por exmilitares y guardaespaldas privados corre el riesgo de incorporar la ocupación bajo la apariencia de ayuda humanitaria.
Ha surgido una nueva y controvertida iniciativa respaldada por Estados Unidos, la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, sus siglas en inglés), para controlar el flujo de ayuda de Gaza, lo que suscita preocupación de que pueda servir como herramienta para afianzar aún más la ocupación israelí.
Este acontecimiento llega después de más de 70 días de un grave asedio que ha llevado a un territorio a unas condiciones catastróficas, y el coordinador de seguridad alimentaria de Oxfam en Gaza ha declarado que la gente se muere de hambre.
La GHF se presenta como una alternativa segura y eficaz a los conductos de ayuda tradicionales gestionados por Naciones Unidas y otras ONG, que han sufrido ataques sistemáticos e intentos de desmantelamientos por parte de Israel. GHF está formada por veteranos del Ejército estadounidense, exfuncionarios y financistas de empresas, y pretende entregar ayuda a 1,2 millones de palestinos a través de centros de distribución con seguridad privada, y con planes de ampliarlo a más de dos millones.
Sin embargo, un examen más detallado de los documentos de presentación de la fundación indica una agenda diferente. El Equipo Humanitario del Territorio Palestino Ocupado publicó una declaración que advierte que la Fundación Humanitaria de Gaza “contraviene principios humanitarios fundamentales y parece diseñada para reforzar el control sobre los artículos esenciales para la vida como táctica de presión, como parte de una estrategia militar”. El grupo está integrado por un grupo de organizaciones, cada una de las cuales trabaja en un sector de especialización definida, incluidas autoridades locales, ONG y agencias de Naciones Unidas.
Además, el equipo Humanitario del Territorio Palestino Ocupado ha dejado clara su postura, ha afirmado que no participará en ningún plan que viole los principios humanitarios fundamentales de humanidad, imparcialidad, independencia y neutralidad.
Centros de asistencia blindados y control biométrico
El plan de la GHF propone crear cuatro centros de ayuda fortificados en Gaza, cada uno diseñado para atender a unas 300 000 personas y bajo la supervisión de contratistas de seguridad privados.
Según el plan, los convoyes pasarán por corredores estrechamente controlados y vigilados para entregar comida preenvasada, agua y suministros en los Centros de Distribución Segura designados. En estos centros, cientos de miles de gazatíes harán fila para recoger la ayuda bajo la vigilancia de guardias armados.
El embajador de Estados Unidos en Israel, Mike Huckabee, ha declarado que la única participación de las tropas israelíes consistiría en asegurar el perímetro de estos lugares de distribución, mientras que los contratistas privados se encargarían de la seguridad de los trabajadores que accedieran a los centros de distribución y de la repartición de los alimentos. Sin embargo, el propio documento de la GHF indica que todos los movimientos se coordinarán con el Ejército israelí y la unidad de Coordinación de Actividades Gubernamentales en los Territorios “para el acceso y la resolución de conflictos.”
A pesar de las afirmaciones de la GHF en su documento de que la distribución de ayuda en los centros no tendrá “ningún requisito de idoneidad” y se basará “únicamente en la necesidad”, se ha informado que para acceder a estos centros los receptores de ayuda deberán pasar por un control biométrico y una tecnología de reconocimiento facial por parte de soldados israelíes para determinar quién puede pasar.
Otros informes indican que el plan general de Israel solo permitirá la entrada en Gaza de 60 camiones de ayuda al día, lo que supone una drástica reducción de los 600 camiones que entraron cada día en un breve alto al fuego a principios de este año. Jen Laerke, de OCHA, dijo que las propuestas de Israel “no cumplen con el parámetro minino para un apoyo humanitario sobre principios”.
Una arquitectura foránea
La GHF está dirigida en su totalidad por funcionarios estadounidenses e internacionales, incluidos varios militares y diplomáticos estadounidenses. En la dirección o supervisión del proyecto no participas palestinos, por lo que básicamente hace que las autoridades locales y la sociedad civil no tengan intervención alguna.
La GHF quedó registrada Formalmente en Ginebra, y su junta directiva está constituida por un abogado suizo, un asesor jurídico estadounidense y un financiero armenio. Ninguno parece tener experiencia pública ni antecedentes en labores humanitarias.
Logística, seguridad y principios humanitarios
La GHF afirma que su modelo esta diseñado para ser independiente, auditable y libre de interferencias de grupos armados o Gobiernos. La propuesta del colectivo destaca el estricto compromiso con los cuatro pilares de la labor humanitaria —humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia— como núcleo de las operaciones de la fundación, y afirman que su única lealtad es hacia “quienes sufren y están necesitados, independientemente de su identidad o circunstancia”.
Los suministros se desplazarán a través de “corredores humanitarios seguros” con vehículos blindados, y la seguridad del perímetro correrá a cargo de los profesionales que habían asegurado el corredor de Netzarim durante el breve alto al fuego de enero de 2025.
Las tres empresas de seguridad privada que se sabe que ya han operado en el corredor de Netzarim son UG Solutions, Safe Reach Solutions y Sentinel Foundation. Jameson Gonolvini es socio gerente de UG Solutions y cofundador de Sentinel Foundation. También ha sido oficial de operaciones especiales del Ejército estadounidense. Glenn Devitt es el otro fundador de Sentinel. También sirvió en el Ejército estadounidense, pero como oficial de inteligencia militar, y estuvo desplegado en Iraq y en Afganistán. En cuanto a Safe Reach Solutions, la empresa fue fundada por Philip Reilly, otro oficial de inteligencia estadounidense retirado que tuvo numerosos cargos en la CIA, incluido el de oficial paramilitar superior de la agencia de Afganistán.
La propuesta establece que cada lugar de distribución seguro puede convertirse en una zona de parada para otras actividades de las ONG, y que la GHF estudiará “la posibilidad de ofrecer alojamiento seguro, duchas, baños y espacios operativos” a las organizaciones de ayuda que decidan instalarse cerca. A largo plazo, se espera que “líderes comunitarios de confianza” reciban formación para operar dentro de estos sistemas.
Control y exclusión
A pesar de describirse como “neutral,” la estructura de la GHF establece un régimen logístico paralelo en Gaza. Toda la ayuda canalizada a través de su sistema debe pasar por corredores aprobados por Israel — Ashdod o Kerem Shalom — y cumplir los protocolos internos de seguimiento, seguridad, auditoría de la GHF. Este sistema elude a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio, a las ONG palestinas y a las redes de ayuda establecidas desde hace tiempo, que antes prestaban servicio a la población de Gaza.
La propuesta de la GHF incluye un desglose de costo de 1,31 dólares por comida: 0.58 dólares para adquisiciones y 0.67 dólares para logística, transporte blindado, seguridad y administración.
En términos de financiación y supervisión, la GHF está integrada en la infraestructura financiera occidental de elite. Opera con Truist y JP Morgan Chase, además de una filial suiza respaldada por Goldman Sachs. También se menciona a Deloitte con fines de auditoría.
¿Un proyecto de gobierno en la sombra?
La GHF insiste en que su único objetivo es salvar vidas y se presenta como una solución pragmática en medio de un sistema de ayuda colapsado. Sin embargo, su estructura, formada por funcionarios estadounidenses, custodiada por contratistas privados afiliados al Ejército de Estados Unidos, coordinada con el Ejército israelí y financiada a través de redes financieras occidentales, representa un cambio total en el control de la ayuda a Gaza.
No existe supervisión de ninguna autoridad local ni de Naciones Unidas. La ayuda que distribuye fluye a través de sistemas diseñados por y para funcionarios extranjeros, bajo asedio, bajo vigilancia, bajo ocupación.
El primer ministro Israelí Benjamin Netanyahu, recientemente describió el objetivo de la intensificación de las operaciones en Gaza, como ocupación del territorio y establecimiento de una presencia sostenida. En este contexto, los centros de ayuda y el aparato de seguridad de la GHF corren el riesgo de no convertirse en infraestructura de emergencia, sino en el andamiaje de una presencia extranjera a largo plazo vestida con lenguaje humanitario.
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Fotografía: Global voices. Captura de pantalla del video “Camiones de ayuda llegan a la frontera entre Egipto y Gaza tras la entrada en vigor del alto el fuego” que muestra camiones de ayuda en la frontera Egipto – Gaza. Video publicado en YouTube por Associated Press.