Por: Miguel Croceri. 08/11/2024
Hacia el final de la semana recién transcurrida, las nuevas intervenciones públicas de Cristina Kirchner obligaron a que Javier Milei saliera a responderle, y de esa manera se produjeran intercambios por fuera de lo habitual en el debate político argentino. No se sabe cuánto van a durar las repercusiones de esta novedad, pero al menos durante algunos días se alteró la dinámica habitual.
Pero salvo breves intervalos como este, desde que asumió el cargo hace nueve meses Milei ha utilizado su legitimidad electoral de origen y la impunidad que le otorgan las corporaciones locales y factores de poder extranjeros que lo respaldan, para desplegar una intensa y violenta propaganda ultra-capitalista que le resulta indispensable para consolidarse en el poder.
A tal punto ha sido eficaz esa acción propagandística, que él mismo la denomina con un concepto desarrollado hace casi un siglo en los textos del gran intelectual de izquierda italiano Antonio Gramsci: la «batalla cultural».
Hasta que el actual gobernante argentino utilizó frecuentemente ambos términos, nadie en el país lo hacía en los discursos públicos de forma habitual. Eran términos solo usados por sectores de izquierda y por lo general acotados a debates internos.
(Desde la ultraderecha, durante el gobierno del Frente de Todos y particularmente en la pandemia, quien adoptó el concepto para reversionarlo en favor de su prédica ideológica y pretentidamente «moral» fue el politólogo Agustín Laje, quien en 2022 publicó el libro «La batalla cultural. Reflexiones críticas para una nueva derecha». Con influencia intelectual sobre el propio Milei y hoy convertido en un violento activista en redes, medios y ámbitos académicos, Laje ha sido un predicador extremista desde la década anterior. El sitio periodístico elDiarioAr publicó una reseña de su trayectoria en noviembre pasado, cuando estaba por disputarse el balotaje presidencial. Nota del 16/11/2023).
La llamada «batalla cultural» es en realidad una batalla «ideológica», porque su campo de disputa en la conciencia de la sociedad y sus contenidos refieren a las creencias, valores, ideas, etc., y también sentimientos y emociones, con los cuales las personas y los colectivos sociales perciben e interpretan su propia vida y el mundo que los rodea.
Y la batalla emprendida por Milei (con antecedentes como el del pensador/agitador recién ejemplificado) ha sido sumamente eficaz en muchos aspectos. El primero de sus éxitos fue apropiarse de palabras como «libertario» y «libertad».
Luego obtuvo otra conquista extraordinariamente favorable para la campaña electoral, que consistió en llamar «casta» a la dirigencia política sin que nadie -absolutamente nadie- saliera a refutarlo y a contra-argumentar desde las fuerzas democráticas y populares.
Un éxito más lo obtuvo al prometer la «dolarización» de la economía, ante lo cual millones de personas comunes del pueblo, desinformadas y desconocedoras de la macroeconomía, fueron víctimas de la estafa y creyeron mágicamente que pasarían a ganar en dólares lo mismo que estaban cobrando en pesos.
Aquélla «libertad», esta realidad
Si Milei, desde que se lanzó a la política institucional a comienzos de 2021 -con su candidatura a diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires-, hubiese tenido adversarios que salieran a desenmascarar su discurso extremista en contra del Estado y a favor del empresariado más poderoso , al menos ciertos sectores de la población -aquellos predispuestos a escuchar otro tipo de mensajes- hubiesen advertido que la «libertad» a la que aludía significaba/significa el más absoluto libertinaje capitalista.
Asimismo, si en lugar de ignorarlo durante dos años y medio (desde que inició su carrera político a comienzos del ‘21 hasta que consiguió casi el 30 % de los votos en las elecciones PASO del ‘23) las fuerzas populares y democráticas hubiesen denunciado fuertemente la alevosa agresividad que trasmitía en los medios de comunicación, las redes digitales y demás apariciones públicas, al menos ciertos sectores de la población habrían estado alertados acerca de su desquicio mental y emocional, y fundamentalmente acerca de la violencia que podía llegar a perpetrar si accedía al gobierno.
Adivinar el futuro no está dentro de las posibilidades humanas, pero las dirigencias políticas que aspiran a representar los intereses del pueblo -entre otras- están obligadas ética y políticamente a orientar, tratar de esclarecer, informar, enseñar y educar cívicamente a la ciudadanía.
(Adivinar el futuro no se puede pero sí es posible observar los hechos e intentar su comprensión. Hace más de dos años, una columna publicada en el portal Vaconfirma analizaba la retórica agresiva y beligerante de dirigentes como José Espert, Mauricio Macri, Javier Milei, Patricia Bullrich y Miguel Pichetto, y de figuras mediáticas influyentes como Viviana Canosa. El artículo se titulaba «Impunidad para instigar a la violencia política». Nota del 22/06/2022).
Hoy la realidad argentina destroza cualquier expectativa ingenua y confirma las peores catástrofes. El mileísmo y los sectores empresariales privilegiados arrasan la economía de las familias, la estructura productiva del país, los recursos de la Nación y los derechos democráticos.
El pasado miércoles (04/09), el presidente se exhibió públicamente con su aliado Marcos Galperín, el jerarca capitalista «de moda» y el más emblemático del poder económico actual, surgido en el contexto mundial generado por la vertiginosa expansión del comercio mediante tecnologías digitales. (Información del portal Infobae, nota del 04/09/24).
En la misma jornada, tres reparticiones armadas que dependen del gobierno nacional -Prefectura Naval Argentina (PNA), Gendarmería Nacional y Policía Federal Argentina (PFA)- atacaron salvajemente a jubiladas/os y otras personas que protestaban frente al Congreso por el sufrimiento cotidiano que soportan a causa de decisiones del gobierno. (Crónica del diario cooperativo Tiempo Argentino, nota del 04-09-24).
Ambos hechos, ocurridos circunstancialmente el mismo día, están unidos por el trasfondo del modelo de sociedad que trata de imponer el régimen de extrema derecha que tomó el control de Argentina. Entendiendo por «régimen» no solo al gobierno (Poder Ejecutivo) sino al conjunto de corporaciones que integran su misma estructura de poder (ya sea corporaciones estatales, como la fracción hegemónica del Poder Judicial; o privadas, como el empresariado local y extranjero propietario de gigantescos volúmenes de capital y, dentro del mismo, el gigantesco conglomerado de empresas de información y entretenimiento que representan sus intereses y reproducen la ideología dominante).
Determinación y voluntad criminal
Los ataques represivos contra ciudadanos/as y sectores que se manifiestan en el espacio público se agravan continuamente, y constituyen un pilar básico de la estrategia oficialista para tratar de implantar un tipo de capitalismo cada vez más salvaje, cruel y violento.
En la semana entrante el dispositivo armado del mileísmo y sus aliados será desafiado por una movilización multisectorial multisectorial convocada para el próximo jueves (12/09) frente al Congreso. Lo que allí ocurra, en cualquier sentido que fuere, será indicativo de la relación de fuerzas entre la ultraderecha gobernante por un lado y la resistencia popular por el otro.
Simultáneamente, el gobierno amenaza los derechos democráticos de la sociedad mediante la conformación del «Comando Unificado de Seguridad Productiva» anunciado este viernes (06/09) por la ministra Patricia Bullrich. El pretexto de la nueva estructura policial-militar es «ejecutar tareas destinadas a la prevención y control del orden» en enclaves económicos estratégicos, como las áreas de producción de petróleo y gas en Vaca Muerta y las zonas portuarias de Rosario y Bahía Blanca.
(Al difundir la información, el medio digital El Economista, que defiende los lineamientos principales del gobierno nacional, reconoció en el título de la noticia que la prioridad de Milei y Bullrich es «proteger a los generadores de dólares». Nota del 06/09/24).
Horas después del anuncio, las conducciones de las dos CTA (Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina) emitieron una declaración conjunta firmada por sus respectivos secretarios generales: Hugo Godoy, por la CTA-A (Autónoma) y Hugo Yasky, por la CTA-T (de las/los Trabajadores).
El pronunciamiento advierte que «el comando creado por Bullrich constituye una amenaza directa a los derechos de los trabajadores y trabajadoras que decidan enfrentar el empobrecimiento al que los somete la política económica de Milei. En tal sentido, revive prácticas autoritarias propias de la última dictadura militar, cuando la actividad sindical era reprimida fuera y también dentro de los mismos espacios laborales».
Agrega que «esta fuerza espacial atenta contra el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, que garantiza el derecho a la huelga y las garantías necesarias para la labor sindical. Al crear un cuerpo represivo contra los reclamos legítimos de las y los trabajadores, el gobierno vulnera los derechos fundamentales de libertad sindical y el derecho de huelga, establecidos en nuestra Carta Magna». (Comunicado del 06/09/24).
El libertinaje capitalista impulsado desde el más alto nivel del Estado desde que Milei es presidente, exhibe cada día el carácter cruel de la violencia económica y social que lleva implícita. Además, también de forma creciente demuestra la determinación y voluntad criminal con las cuales el régimen gobernante pretende llevar a cabo sus objetivos.
(*) Publicada en www.vaconfirma.com.ar
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Fotografía: Diario contexto