Por: Julián Córdoba Toro. Iberoamérica Social. 25/07/2017
Las diversas artes en general y la música en particular sirvieron en Chile de hilo conductor para la resistencia de aquellos que estaban en desacuerdo con el nuevo régimen militar.
Chile sufrió una dictadura militar encabezada por el general Augusto Pinochet entre el once de septiembre del año 1973 y el once de marzo de 1990, cuando los militares derrocaron al Presidente Salvador Allende e instauraron un régimen militar de extrema derecha. Este periodo de la historia chilena se caracterizó por una violenta represión política con casi treinta mil personas encarceladas y más de tres mil doscientas ejecuciones, aunque hay autores que sostienen que las víctimas mortales de este conflicto fueron muchas más.
Las diversas artes en general y la música en particular sirvieron en Chile de hilo conductor para la resistencia de aquellos que estaban en desacuerdo con el nuevo régimen militar. Por una parte, nos encontramos con disidentes políticos que tuvieron que emigrar del país y que produjeron letras de canciones en contra de Pinochet y su régimen. Por otra parte, dentro de Chile comenzó a circular música clandestina de resistencia.
En el momento del inicio de la dictadura militar, la música chilena, representada por la Nueva Canción Chilena, estaba viviendo desde hacía años un momento de máximo esplendor. Pero los artistas que estaban dentro de este movimiento fueron perseguidos, encarcelados, asesinados o exiliados por el régimen, ya que todos tenían fuertes vínculos con Unidad Popular (UP), una coalición de partidos de izquierdas que habían llevado al poder a Salvador Allende.
La Nueva Canción chilena puede ser definida como un movimiento musical y político producido durante toda la década de los años sesenta e inicios de los setenta del siglo pasado por artistas vinculados a la izquierda chilena. Fue un movimiento muy vinculado desde el principio de su formación a la política de su país, que va desde el gobierno del democratacristiano Eduardo Frei Montalvo en 1964, hasta el acceso al poder de Unidad Popular y de Salvador Allende.
Estos músicos buscaron recuperar la música folclórica tradicional chilena y fusionarla con los ritmos latinoamericanos, además de producir música de contenido social, que se le conoce como canción protesta. Se considera a Violeta Parra la precursora de todo este movimiento político-musical, aunque falleció en 1967, antes de que la Nueva Canción chilena tuviera una gran repercusión. En conmemoración de su día de nacimiento, el cuatro de octubre fue elegido el «Día de la música y de los músicos chilenos».
La Fundación Violeta Parra fue fundada en julio del año 1991 por su hija Isabel Parra con el objetivo de reunir, organizar y preservar su obra; proyectarla en Chile y en el exterior para que puedan acceder a ella estudiantes, artistas y público en general.
Varios de estos artistas fueron rápidamente torturados por la dictadura. Víctor Jara, cantor y poeta, fue encontrado con alrededor de cuarenta y cuatro heridas de balas y sin sus manos. Ángel Parra, hijo de Violeta Jarra y fundador de la mítica Peña de los Parra, fue detenido y torturado hasta que finalmente pudo exiliarse en México hacia 1974.
El grupo musical Inti-Illimani (nombre compuesto del término quechua inti, ‘Sol’, y la palabra aimara Illimani, ‘águila dorada’, nombre de la montaña cercana a La Paz) fue un conjunto musical chileno formado en 1967. Son una de las principales representaciones a nivel internacional de la Nueva Canción Chilena. En el momento del Golpe de Estado, este grupo estaba realizando una gira por Europa. Al no poder regresar a su país, los miembros del grupo fijaron su residencia fija en Italia hasta 1988, desde donde apoyaron las campañas de solidaridad internacional por la recuperación de la democracia en Chile. “Canción para matar una culebra” y “Palimpsesto” son algunos de sus títulos más conocidos.
Caso parecido fue el de la banda de música folklore, Quilapayún, (tres barbas en lengua mapuche) otro de los máximos exponentes de la Nueva Canción chilena. Durante el gobierno de Salvador Allende son nombrados embajadores culturales, realizando giras por Europa y obteniendo un gran éxito en Argentina y Uruguay. En esa época alternan canciones y obras de apoyo decidido a la causa de la Unidad Popular y de ataque a los sectores conservadores. Cuando se produce el Golpe de Estado, también estaban de gira por Europa, concretamente en Francia, donde se instalan al no poder volver a su país. Comenzaron a realizar una serie de presentaciones personales, en radio y televisión durante ese año en diversos países como Argelia, Francia, Países Bajos, Alemania y Suecia.
Otros músicos de la Nueva Canción chilena como Isabel Parra, Patricio Manns (exiliado en Cuba, retorna en 1990); Payo Grondona, Charo Cofré o Osvaldo “Gitano” Rodríguez tuvieron que continuar sus carreras musicales fuera de Chile. El estudio del sello discográfico Dicap (Discoteca del Cantar Popular), que funcionó entre 1967 y 1973 y reinició su labor en 2006, fue arrasado la misma semana del comienzo de la dictadura. Este sello discográfico fue fundado por las Juventudes Comunistas de Chile…
Fotografía: saccom.